Prueba Opel Astra 1.4 Turbo: mirando por encima del hombro
Bajarse del avión, después de haber probado una berlina de alta gama, andar hasta donde has aparcado, y subirte a un Opel Astra. ¿Problemas para el alemán? Va a ser que no. No tiene el atractivo de una berlina de tres volúmenes bien definidos, tiene el encanto de un compacto, no tan compacto, que quiere mirar por encima del hombro a los demás. Con un culo con percepción de maletero hundido, con esos faros en «L tumbada», una línea del techo que busca la caída en la zaga, y un morro con mucho más de lo que parece mostrar, este Opel claro que es digno de la mismísima Claudia Schiffer.
Asimilado el cambio de chip y al volante del Astra, ¿qué podemos decir? Además de que te sientes a gusto, que todo parece estar pensado para agradar, para ser mejor y hacerte ver que lo que tienes entre manos es mejor de lo que parece, y sobretodo mejor que los demás. Más de 350 kilómetros al norte de España al volante del Opel Astra se hicieron muy llevaderos, con parada incluida para comer algo. Es francamente cómodo para un viaje así, a velocidad adecuada el aislamiento es bueno, y en nuestro modelo con el acabado Excellence teníamos de todo, más que muchos otros compactos.
Sobre el tren delantero reposaba el motor gasolina 1.4 turbo, como bien indica la placa en el maletero, de 125 CV. ¿Son muchos, pocos? Son más que suficientes para tener un consumo contenido y no perder comba en situaciones de necesidad de potencia. Logramos hacer un consumo de 5 litros por autopista y carretera secundaria de camino al hotel. La marcha en estas carreteras fue gratamente satisfactoria, con una buena respuesta para adelantar en carreteras de doble sentido. El Astra no tiene una cifra descomunal en el 0 a 100 km/h pero no es un coche para hacer el cuarto de milla, sino para llevarte a donde quieras sintiéndote bien y disfrutando. En carreteras más reviradas la dirección era tan suave y ligera que había que ser delicado y armonioso en los giros, nada de pegar bandazos, no hace falta. De frenos bien, contundentes al aplicar una fuerza proporcional. Chasis, sin nada que criticar. No quisimos intentar partirlo yendo de tramo pero cuando íbamos a buen ritmo por las carreteras de norte te sentías seguro al volante.
Navegador, climatizador bizona, asientos con función de ventilación y masaje, sistema Opel Onstar. Si queremos reunir todo esto no podremos hacerlo en otro coche de iguales características, sino irnos a un segmento superior. ¿Sorprendido? Así me quedé yo con el buen funcionamiento de las luces delanteras de matriz LED del Opel Astra. Había visto un sistema similar en la anteriormente mencionada berlina, y las tenía aquí, en otro estilo pero misma idea, en un coche que vale 20.000 euros con este equipamiento. Un botón en la palanca del intermitente activa el sistema automático de estas luces inteligentes, que no solo iluminan de maravilla, sino que detectan a los coches que vienen de frente y apaga las luces de largo alcance de manera automática y parcial, por las franjas de espacio por las que pasa el coche. La vuelta fue de noche en su totalidad, y por las carreteras secundarias ninguno de los coches que me crucé me pitó o tocó el claxon porque le había deslumbrado.
Espacio, importante. Lo hay en el Opel Astra, sobretodo al volante, la sensación a nuestro alrededor no es agobiante, con asientos cómodos, una palanca de cambios muy ergonómica y una botonera del salpicadero muy al alcance. Detrás, pues más de lo mismo, su altura permite a alguien alto como yo de 1,85 ir cómodo, no vamos a estar en el Palace, pero no te sentirás como en la clase turista de Iberia ni mucho menos. Y si lo que queremos es llevar la casa a cuestas, tenemos un maletero de 370 litros, que igual para la casa no, pero mi maleta, la mochila y la «megamochila» del fotógrafo cabían a la perfección y mucho más si quitamos la bandeja del maletero de portón. ¿Quieres coche? Aquí tienes mucho más coche que los demás.
