Pagani Huayra Codalunga: solo cinco obras de arte
Rinde 840 CV y cuesta más de siete millones de euros. Solo se fabricarán cinco unidades y hemos tenido la oportunidad de probarlo en exclusiva mundial. Con ustedes, la última creación de Don Horacio Pagani.
El mercurio está por debajo de diez grados. El asfalto mojado y la oscuridad invernal conspiran para mantener la temperatura de los neumáticos muy por debajo del nivel óptimo. La estrecha carretera italiana serpentea delante de nosotros. O al menos eso me imagino, porque la niebla es tan espesa que la visibilidad se reduce a apenas unos metros. Y además el asfalto debajo de las ruedas no es una pista de carreras, sino que presenta irregularidades y desperfectos.
¿Y nuestro coche elegido para este inmejorable entorno? Uno de los cinco Pagani Huayra Codalunga (significa cola larga), una belleza construida a mano cuyo precio supera los siete millones de euros. Tracción trasera, motor V12 biturbo, 840 CV y suficiente fibra de carbono como para hacer sonrojar a un equipo de F1. Cuando Horacio Pagani y su equipo crearon este exquisito automóvil en su fábrica cercana a Módena, no lo hicieron pensando en las condiciones meteorológicas de hoy.
Con la primera marcha puesta, cada átomo del Codalunga pide más libertad. Incluso a baja velocidad, el cambio manual automatizado de siete velocidades suministrado por Xtrac se siente ansioso por seguir adelante. Pero aquí debemos hacer una pausa, porque el coche merece una presentación adecuada. El Codalunga es lo que sucede cuando los multimillonarios se aburren. En un mundo donde quienes encabezan la lista Forbes luchan por diferenciarse de sus amigos mega-ricos, este deportivo es una edición limitada del ya ultra-exclusivo Huayra, del cual Pagani ha construido 300.
Al contemplar estos coches y pensar en sus clientes es importante que elimines todo sentido común o cualquier pragmatismo relativo al mundo real. No lo digo en sentido negativo, y de hecho me parece perfecto que las personas increíblemente ricas gasten su dinero como mejor les parezca. La cuestión es que los parámetros dentro de los cuales opera la mayor parte del mundo, aquí simplemente no se aplican.
No quieren coches normales de compañías automovilistas normales. Es por eso que tienen línea directa con el hombre cuyo nombre está encima de la puerta, y por eso la relación cliente/empresa es tan vital para Pagani. La empresa opera bajo el mantra de “nuestro cliente es nuestro proveedor de trabajo”, y el propio Pagani afirma: “son nuestro activo número uno. Tenemos una relación muy directa con ellos y les gusta que la historia (de Pagani) sea real”.
De hecho, dos clientes son la razón por la que surgió el Codalunga, ambos propietarios de Pagani y amigos. En 2018 se acercaron a la firma con unas ideas muy concretas, centradas en el Huayra pero con singularidad adicional, y con una pizca de inspiración de los sport prototipos de Le Mans de los años 1960 y 1970. Lorenzo Kerkoc, jefe de proyectos especiales, es uno de los miembros del equipo que hizo realidad su visión. “No querían tener un coche extremo ni para carreras. Buscaban un automóvil para participar en concours d’elegance, el objetivo era potenciar su elegancia”. Así decidieron alargar la carrocería (el Codalunga es 307 mm más largo que un Huayra) y darle, además, cierto aspecto de estar hecho a mano, según la mejor tradición de los carroceros italianos.
Incluso en esta estratosfera, operar dentro de los límites de lo práctico se tiene en cuenta, y Kerkoc realizó un ejercicio diario en la cuerda floja, entre el deseo del cliente y las necesidades del mundo real. “No queríamos alargar demasiado el coche por muchas razones”, nos dice. “Pero el cliente quería alargarlo, así que empezamos a pensar en acortar la parte delantera para desequilibrar el coche respecto a la parte trasera, en términos visuales. Al reducir la parte delantera, mantuvimos la longitud que habíamos pensado inicialmente para la parte trasera, pero aún con la mirada desequilibrada hacia la parte trasera”.
Un proyecto con vida propia
La idea original era utilizar un Huayra como base, pero a medida que el proyecto fue desarrollándose, cobró vida propia. El Codalunga se construyó utilizando un nuevo monocasco de fibra de carbono, una nueva suspensión, un escape más ligero y un motor modificado, extrayendo 37 CV adicionales de su V12 biturbo fabricado por AMG. Así que sería necesario construir más de los dos coches encargados inicialmente para mantener la solvencia del proyecto.
El monocasco por sí solo, homologado globalmente y con las pruebas de choque que ello implica, supuso una gran inversión. Está certificado para su uso en EE UU, ya que uno de los propietarios vive allí. Un precio superior a los 7 millones, impuestos incluidos, siempre es impactante para un titular, pero empieza a tener sentido cuando comprendes la complejidad que implica la construcción de los cinco coches. Y no pienses ni por un minuto que Pagani ha encontrado su cima. De hecho, tanto la empresa como los clientes se han sentido inspirados y alentados por el proyecto Codalunga, por lo que Pagani equipará jets privados y áticos en Dubai, además de otros proyectos aún por revelar. La filosofía de la compañía sobre lo ambiciosa que puede ser y hasta qué punto puede desviarse de la construcción de superdeportivos, la resume Kerkoc en una frase: “Nunca empezamos con un no”.
Rolls-Royce es un fabricante exclusivo, pero aún así venden unas 6.000 unidades al año. Pagani está en una liga diferente. Fabrica alrededor de 50 deportivos al año y la gran mayoría de los procesos se realizan internamente, lo que brinda la flexibilidad de producir vehículos únicos y ofrecer el tipo de servicios posventa (ver columna) que son tan vitales para sus ingresos.
Cada puesto de trabajo tiene su propio equipo de personas, desde los autoclaves de fibra de carbono (hay tres, incluido el original que el propio Pagani compró mientras trabajaba en Lamborghini) a los jóvenes que dedican cinco días por automóvil al pulido final y a las revisiones. El trabajo en equipo es esencial. No solo porque la coordinación es vital si estás colocando paneles de fibra de carbono para un capó trasero de 3,7 metros cuadrados, con tres técnicos luchando para alinear las piezas al milímetro, sino también porque con una plantilla tan pequeña, la gente necesita colaborar.
A medida que cada pieza pasa por las distintas estaciones, los trabajadores caminan de un lado a otro para revisar y comprobar constantemente: mientras se atornilla el interior, alguien del departamento de fibra de carbono empuña un calibre para comprobar una dimensión. Siguiendo la mejor tradición de Toyota, cada pieza está estampada y es rastreable, pero con solo dos máquinas en toda la planta (el “plotter” de fibra de carbono y el autoclave). Lo que impresiona aquí es el elemento humano adicional, como los dedos y las manos le dan una sensación de amor verdadero.
Nada de esto te sorprenderá si alguna vez has tenido la suerte de conocer al jefe. Desde la firma de aluminio en cada unidad hasta las farolas italianas repartidas por la fábrica (suena kitsch, no lo es), su visión y presencia son evidentes. La convicción que destila el currículum de Horacio Pagani (progresando rápidamente a ingeniero jefe en Lamborghini) te dice mucho de lo que necesitas saber sobre cómo opera la empresa.
El jefe no domina la sala físicamente pero proyecta un enorme carisma, dando la sensación de que todo está en su campo gravitacional. También tiene la habilidad de hacerte sentir cómodo. No porque sea extraordinariamente encantador (muchos directores ejecutivos de lujo comparten ese rasgo) sino en pequeños detalles que lo humanizan, como cuando se disculpa porque su teléfono suena mucho mientras hablamos. Resulta que está en medio de una mudanza en Milán.
El hecho de que sea generoso con su tiempo con un visitante, no significa que no esté concentrado en el trabajo que tiene entre manos. Su visión es tan específica que dirige la empresa con una precisión con la que otros jefes de empresa solo pueden soñar. Como un Ron Dennis moderno, pero además con alma de artista.
Debido a que su empresa hace tanta fabricación internamente, mucha responsabilidad recae sobre él. Incluso antes de nuestra entrevista nos observa desde lejos, nos saluda con la mano y luego se marcha, inclinándose sobre los hombros de los empleados para seguir haciendo ajustes y sugerencias. Está involucrado en todo, probando por ejemplo cada palanca de la caja de cambios, porque el clic-clac tiene que ser así.
Es lo primero que pruebo cuando me subo al Codalunga, con las palabras de Horacio resonando en mis oídos: “Ellos (los clientes) quieren que todo parezca real y fabricado por nosotros. Queremos un coche analógico con el que puedas interactuar directa y físicamente”. Es por eso que cada pieza de aluminio está mecanizada a partir de bloques, una solidez que puedes sentir instantáneamente desde que tu trasero cae en el asiento. Ningún otro fabricante de automóviles se acerca al carácter distintivo del interior de un Pagani. Casi todo es maravillosamente acogedor y está dispuesto de forma lógica, con algún que otro guiño a la modernidad en forma de pantalla central. Y se siente creado a mano, lo que hace que incluso algo tan exquisitamente elaborado como un Rolls-Royce parezca producido en masa. El Codalunga se nutre de su sensación de taller, dándole esa preciosa autenticidad. Puedes sentir la humanidad que se ha derramado en él. Es un coche muy especial, pero, por supuesto, tiene que circular por las mismas carreteras que el resto de nosotros y soportar las mismas condiciones meteorológicas. Por fin, la niebla comienza a disiparse.
Hora de exprimir el biplaza
Primera marcha engranada con la paleta derecha, un clic-clac definido de dos sonidos que requiere esfuerzo, el resorte de titanio solo cede cuando hay convicción de tirar con el dedo. Respuesta instantánea del acelerador al V12, todavía fabricado a mano por Mercedes-AMG en Alemania, pero con técnicos específicos y suficientes toques Pagani como para que la empresa lo etiquete como propio. Para ser un coche cuya belleza reside en la suavidad de sus curvas, el Codalunga es siente urgente. No cabe duda de que detrás de ti llevas un motor de 6.0 litros: el ruido de inducción, el silbido de los turbos y las válvulas de descarga se combinan en el V12 para dar a este biplaza una sensación de crudeza que no se percibe en su aspecto.
Hay un botón de escape deportivo en la consola central y querrás presionarlo cada vez que te subas. No grita como un Zonda de antaño, pero el V12 también resuena gloriosamente por estas colinas italianas. La entrega de potencia es progresiva, con todo tipo de diversión posible a partir de 2.000 rpm. Flexiono delicadamente mi pie derecho mientras la grava golpea los costosos pasos de rueda de carbono.
Con el modo Confort activado, los amortiguadores se adaptan sorprendentemente a los baches, y la carrocería y la suspensión se mueven en armonía. Francesco Perini, jefe del departamento técnico de Pagani, me dice que tuvieron que revisar la suspensión debido a la menor resistencia aerodinámica del Pagani Codalunga.
Todo esto podría interpretarse como que nuestro protagonista fuera un coche sin un claro sentido de identidad. Pero tan pronto como empiezas a conducir, eso cambia. Modo deportivo activado, amortiguadores endurecidos, respuesta del acelerador agudizada. La dirección se vuelve decidida y directa, cortando las curvas con una precisión que faltaba hace cinco minutos. Me recuerda a un Porsche 962: un coche que era complicado a baja velocidad, pero que se controlaba maravillosamente una vez que la carga aerodinámica se activaba.
Avanzando con meticulosidad
Es como si el Codalunga de repente empezara a apreciarse a sí mismo. Se apoya en el asfalto y avanza por la carretera con meticulosidad, una sensación deliciosa sentirlo a través de la dirección y el asiento. La caja de cambios requiere que actives el cerebro antes de hacer cambios ascendentes, aliviando ligeramente el acelerador para que el cambio sea más suave. No es tan incómoda como la transmisión del Ferrari Enzo, pero tampoco tan telepática como los cambios de doble embrague de los deportivos más punteros. Mientras, la velocidad se incrementa con una ferocidad y una determinación (el par es brutal) que intimida. Con un peso de solo 1.280 kg en seco, haya que ser respetuoso con el tremendo potencial de Codalunga.
Horacio Pagani habla del “arte de la ingeniería”; y es por eso que hay guiños a Leonardo da Vinci en la fábrica y el museo. Como explica Pagani: “Es un desafío pensar de una manera diferente, teniendo que combinar belleza e ingeniería”. Es reconfortante comprobar que ese enfoque y ese ADN se mantiene, quizá incluso más en ejemplares especiales como este Codalunga. Esos multimillonarios que viven plácidamente ajenos al mundo real pueden dormir tranquilos.
Infinitas vidas para los usados
En el universo Pagani, los coches usados pueden tomar varios caminos. La compañía ha ideado un proceso de tres niveles para diseñar un paquete más personalizado en función de lo que quiera el nuevo propietario de un Pagani antiguo: Puro (para verificar la autenticidad), Rinascimento (restaurar el vehículo a su estado original) y Unico (posibilidad de reemplazar y actualizar prácticamente todo en el automóvil). La personalización es el núcleo del plan. Así como un comprador de un Pagani nuevo puede estipular todo tipo de características únicas, también puede hacerlo un propietario de segunda mano. Y no importa la edad del coche. Mientras visitamos la fábrica vemos un Zonda S que ya ha tenido varias mejoras con respecto al automóvil estándar. Pero el nuevo propietario quiere que se convierta en un 760, por lo que está en proceso de cambiar elementos como la aerodinámica y el acabado interior.
Lo realmente audaz del plan es su amplitud de selección y mezcla. Los propietarios pueden elegir un Zonda, Huayra o Utopia, o incluso cualquiera de los Pagani especiales que se han lanzado en los 25 años de existencia de la compañía.
Cuando piensas que hay más de 20 versiones diferentes en las tres líneas de modelos, las posibilidades son casi ilimitadas.
Cada automóvil que ha salido de la fábrica podría, a petición de su propietario, ser enviado a Pagani para una mejora o renovación en cualquier momento, y la lista crece constantemente a medida que se construyen más automóviles. Más de 40 Pagani pasaron por el sistema de posventa el año pasado, lo que significa que este equipo está tan ocupado como el taller principal construyendo coches nuevos. Y como todo viene de fábrica, con los mismos autoclaves Pagani produciendo paneles de carrocería del Utopia o alerones nuevos para los Zonda, tiene el sello de autenticidad.