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Lord Hesketh y sus simpáticos gamberros: historia de la Fórmula 1

Pensando más en divertirse que en ganar, Lord Alexander Hesketh construyó su propio coche, el “308” de F1 y entre fiestas y “gamberradas” convirtió al excéntrico y rebelde James Hunt en ganador dejándolo a las puertas de la corona mundial de 1976.

Wimbledon, diciembre de 1975 (1). James Simon Wallis Hunt se despertó en torno a las 09:30. Le costaba sacudirse la modorra. Un poco de marihuana le había ayudado a dormir como un bebé. Pasó su brazo izquierdo al otro lado de la cama y sí, allí estaba ella. Se dio la vuelta y la observó en todo su desnudo esplendor. Poco conocía de su nueva amiga, Jane Birbeck, pero ya había explorado el bronceado territorio de ese  cuerpo de modelo. De repente sonó el timbre. Fue hasta el telefonillo. Era John Hogan, el director de marketing de Philips Morris (Marlboro) en Europa.

James Hunt con el torso al descubierto

“Espero que John traiga buenas noticias”, se dijo caminando hacia la puerta. El equipo que le había catapultado a la F1 y le había convertido en ganador en el GP de Holanda de ese año no podía, por falta de dinero, pagarle su contrato anual de 150.000 dólares en 1976. James Hunt estaba sin blanca y sin empleo. Aspiró hondo y abrió la puerta.

Hesketh contrató a james Hunt en los orinales de una carrera de F3 en 1971. No se dieron la mano para sellar el acuerdo...

Puerto de Santander, marzo de 1974. Un Porsche Carrera RS con James Hunt al volante emergió del Ferry Portsmouth Santander y tomó rumbo a Marbella. Por una nueva ley impositiva británica, si mantenía la residencia en Inglaterra iba a verse obligado a pagar al fisco hasta el 85% de sus ingresos, estimados en 200.000 dólares anuales.

James Hunt y su boda con Susan Miller

En las pistas del ex tenista Lew Hoad, en Fuengirola, Hunt conoció a Susan Miller, modelo inglesa de 24 años. Congeniaron y la soledad les unió. Ella pretendía algo más que una relación informal y él temía perder su tan carnal libertad. Alto, muy bien parecido, atlético y carismático, picaba de flor en flor.

Al volver del GP de Inglaterra en julio de 1974, en el que había tenido que abandonar, le propuso matrimonio. Fijaron fecha para octubre, una vez acabado el campeonato de F1.

Puerto de Montecarlo, junio de 1974. El helicóptero Bell Ranger blanco encrespó las aguas del puerto de Mónaco y se posó sobre el muelle, a espaldas de la piscina de Montecarlo. Lord Hesketh llegaba por todo lo alto al GP de Mónaco. Descendió de su aparato y se dirigió hacia los dos yates que había alquilado para la ocasión, el Nefertiti para él y las fiestas y el Henry Morgan, para el resto del equipo.

En 1971, con 21 años, Thomas Alexander Fermor Hesketh había recibido la herencia de su padre: 3,5 millones de dólares en el banco  y activos por otros siete millones de dólares, el equivalente a 50 millones de hoy. Su primer gran gusto fue un equipo de F3, después otro de F2 y, en 1973, el de Fórmula 1.

Hesketh abrazando a James Hunt

 

Fue en 1971, cuando hacía uso de unas improvisadas letrinas en una carrera en Bélgica, cuando conoció a Hunt y allí mismo le contrató para su equipo. No hubo, claro, apretón de manos para sellar el acuerdo…

Las camisas blancas bordadas con el nombre de cada uno de los integrantes de la escuadra y el omnipresente aire festivo del equipo provocaron, una vez más, despreciativas risitas entre los integrantes establecidos de la F1. Chistes y burlas por el amateurismo de la panda del Lord, pero había que cuidarse…

En 1973, ya en la F1 su March 731 calzaba neumáticos Firestone que funcionaban mejor que los Goodyear con bajas temperaturas. Y por ello, Hunt había conseguido un tercer puesto en Holanda y desafiado en velocidad varias veces a pilotos de la talla de Ronnie Peterson, Jackie Stewart y Emerson Fittipaldi. Había acabado, incluso segundo en Watkins Glen, última carrera de 1973.

Hesketh en la Fórmula 1

Cuando los periodistas le mencionaban sus excesos de diversión y de gastos “innecesarios” (gastaba el doble en fiestas que en el equipo), Lord Hesketh razonaba: “Mucha gente quiere hacer mucho dinero y acumularlo. Yo quiero hacer mucho dinero para poder gastarlo. Me gusta gastarlo para crear algo totalmente mío, por eso tengo este equipo de carreras”.

Hunt, que era un borracho simpático, atraía a las groupies y de ello se beneficiaban el Lord y sus acólitos. La incursión del 308, diseño de Harvey Postlethwaite, en el GP de Mónaco de 1974, no salió del todo bien. Hunt fue séptimo en los entrenamientos oficiales y abandonó a mitad de carrera al romperse un semieje de transmisión.  Aun así, ese fin de semana, el Lord, Hunt y sus amigos se lo pasaron muy bien con estimulantes compañías y una excelente provisión de Taittinger y Dom Perignon. Preguntado cómo le había convencido Hesketh para que dejara March y se aliara a la banda de los “gamberros”, el tímido y formal Postlethwaite respondía sonriente: “Me emborracharon primero”.

Hesketh celebrando la vistoria de Hunt

Gracias a la baja temperatura en el GP de Austria, Hunt acabó tercero con el rápido pero impredecible 308 y repitió podio en el GP de Estados Unidos, al acabar el certamen. Todos sonreían el 19 de octubre de 1974 en el Brompton Oratory de Londres cuando Hunt se casó con Susan Miller. Sin embargo, había nubes en el horizonte. La crisis del petróleo iniciada en 1974 ya dañaba seriamente las arcas del “Le Patrón”. Y habría consecuencias.

Londres, enero de 1975. En su Oficina de Londres, Lord Hesketh recibió a su amigo y jefe de equipo Anthony “Bubbles” Horsley. “Los números no dan Bubbles. He gastado en torno a 2 millones de dólares en tres temporadas. Me estoy quedando sin efectivo. Te dejo un presupuesto de 100.000 dólares para 1975. Necesitarás al menos otros 100.000. A fin de año lo dejo”. Se acababan las fiestas y el champagne caro. El Lord vendió su helicóptero y Hunt tuvo que aceptar como parte de pago por su contrato anual de 150.000 dólares el Porsche 911 RS Carrera de Hesketh.

El Lord y tres de sus compinches, Hunt, “Bubbles” Horsley,

Marzo de 1975, Autódromo de Buenos Aires, Argentina. El 308B se presentó con suspensión de goma en vez de los muelles metálicos que tenía el 308 del 1974. Su creador, Postlethwaite, también modificó la ubicación de los radiadores de aceite. Por sus excesos en las carreras, Hunt comenzaba a tener problemas en su matrimonio con Miller. Una segunda posición de Hunt en Argentina y un sexto puesto en Brasil pagaron algunos gastos del equipo pero cinco abandonos consecutivos debido a falta de fiabilidad, dejaron la caja casi vacía. La situación era desesperada.

La semana anterior al GP de Holanda, Horsley reunió a todos en el granero junto a su mansión de Easton Neston. “Si no ganamos cerramos antes de fin de año –aseguró–. Y tú James, déjate de gilipolleces. O te pones a la altura o busco otro piloto”.

En Zandvoort, el 22 de junio, Horsley iba a ejecutar su gran jugada: todavía lloviznaba intermitentemente cuando decidió que Hunt comenzara, como todos, con neumáticos de lluvia. Pero al contrario que el resto dejó la puesta a punto para pavimento seco. Había observado un rayo de sol allá a lo lejos entre las nubes. Acertó. James entró el primero para montar “slicks” en cuanto comenzó a secarse la pista y eso le dio la victoria. Todos cambiaron a gomas lisas después y Lauda, que había liderado con su Ferrari, le presionó denodadamente pero no encontró hueco para adelantarlo. Sin atenuantes, Hesketh se había impuesto a uno de los “grandes”. Y Hunt a Lauda. Lord Hesketh elevó su mano derecha con el dedo corazón apuntando hacia arriba cuando, sobre el camión que daba una vuelta de honor tras la carrera, pasó frente a boxes ante la vista de todos los jefes de equipos rivales.

Hesketh vendía camisetas con el oso amarillo

Wimbledon, diciembre de 1975 (2). Hunt abrió la puerta de su casa en Wimbledon y Hogan le expuso la oferta que no podía rechazar: “Olvídate de tus ganas de firmar con Lotus. Philips Morris te ofrece 50.000 dólares por año y libertad para tus presentaciones personales y si firmas con ellos McLaren te dará participación en los premios”. Hunt asintió. No le quedaba otra. Iba a reemplazar al saliente Emerson Fittipaldi. ¿Podía acaso presentir que estaba camino a su única corona mundial en 1976?

 

Dos hombres y una mujer

Hacia finales de 1975 Hunt le había pedido el divorcio a Susie porque no podía contener sus ímpetus. Ella se negó hasta que en diciembre de ese año, en Gstad conoció al actor Richard Burton y se fue con él a Nueva York. Cuando ella le comunicó sus intenciones, Hunt la animó. El ya salía con Birbeck. Sue terminó casada con Burton, quien se divorció de Liz Taylor. El divorcio no le costó nada a James quien, además, se hizo amigo de Burton, al que agradecía haberse encargado de la Miller.

Sin el dinero del Lord, el equipo Hesketh, con Horsley al frente sobrevivió dos temporadas y media, hasta mediados de 1978, alquilando sus butacas a pilotos como Harald Ertl, Alan Jones y Rupert Keegan.

Hesketh no quería patrocinadores

Bajando las cortinas

Hunt, con el McLaren M23 ganó su campeonato en 1976 con un tercer puesto en el GP de Japón de 1976, disputado bajo un aguacero que inundo el circuito. El gran rival de James era Lauda, quien se negó a correr. En 1977, Thomas Alexander Hesketh, con 27 años, contrajo matrimonio con Claire Georgina Watson. Tuvieron tres hijos. “Le Patrón” se olvidó de las carreras, se incorporó a la cámara de los lores y se dedicó a la política.

Hunt dejó McLaren al finalizar 1978 y condujo para el equipo Wolf en 1979. Los coches eran muy malos y definitivamente colgó los guantes tras el GP de Mónaco de 1979. Casado otra vez en 1983 con Sarah Lomax  tuvo dos hijos, Tom y Freddie. Se divorció y en 1988 formó pareja con Helen Dyson, 18 años más joven que él. Con la joven, afirmaba James a sus íntimos, había terminado por conocer, definitivamente, al verdadero amor. Iba a ser comentarista de la F1 para la retransmisiones de la BBC.

El  14 de junio de 1993 Helen estaba en Lesbos, Grecia con unas amigas. Recibió una llamada de Hunt proponiéndole matrimonio. Feliz por haberse sacado un gran peso de encima, James se retiró a descansar ese lunes 14 de junio por la noche, en su casa de Wimbledon. En la mañana del 15 de junio yacía muerto sobre su cama con una mano sobre el teléfono, traicionado por su corazón.

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