El Hennessey Exorcist se convierte en el «muscle car» más rápido del planeta
Mientras que en Europa utilizamos el baremo de Nürburgring para probar la valía de un coche, al otro lado del charco emplean un método muy distinto: las drag race. Se trata de carreras de aceleración en las que la rivalidad es tan feroz que, en ocasiones, la victoria sirve como única excusa para desarrollar un coche. Este es el caso del Hennessey Exorcist, un modelo basado en el Chevrolet Camaro ZL1 que ha sido creado por el preparador americano Hennessey Performance Engineering con el único objetivo de batir al hasta ahora campeón Dodge Challenger Demond.
La hazaña se ha logrado en la pista de pruebas que el fabricante de neumáticos Continental tiene en Texas, una carretera de 14 kilómetros en la que el Hennessey Exorcist ha logrado macar los 350 km/h, convirtiéndose así en el muscle car más rápido del planeta. “Queríamos ver si el Exorcist podía batir la velocidad máxima del nuevo ZR1 Corvette de 342 km/h ¡Misión cumplida!” nos explica John Hennessey, presidente y fundador de la compañía. “Este es solo el primer test de alto rendimiento del Exorcist. También tenemos planeado probar su aceleración de 0 a 100 km/h y ver su desempeño en la prueba de cuarto de milla.”
El espectacular nuevo récord no solo sitúa al Hennessey Exorcist por encima del ZR1 Corvette, sino también de coches como el McLaren 720S, el Porsche 911 GT2 RS, el Ferrari 812 Superfast o el Lamborghini Huracán. Esto es posible gracias a las mejoras que Hennessey ha llevado a cabo en el motor V8 del Camaro, que, tras incorporar un compresor más grande, un intercooler mejorado y una culata reforzada logra llevar la potencia desde los 650 CV hasta los escalofriantes 1.000 CV.
Para todo aquel que quiera hacerse con el Hennessey Exorcist, sepa que es una edición limitada a 100 unidades, que cuesta 118.000 dólares y que, al tratarse de una preparación, se monta sobre un Camaro ZL1 que también sale de tu bolsillo. Un precio bastante elevado que, sin embargo, te permitirá adelantar hasta al mismísimo diablo.
