Final abierto: comparativa Mercedes Benz Clase E x BMW Serie 5
Con la premisa de decantar la balanza de algún lado se vuelven a enfrentar estos dos berlinas premimum... ¿conseguirá alguno poner fin a esta batalla?
En el pasado eran coches de dos mundos totalmente diferentes. El Serie 5 era un vehículo pensado para una conducción más deportiva y para ofrecer todo lo que busca una clientela de BMW, poder y diversión. Por el contrario, Mercedes cargaba a su hombro la bandera de ser distinguido por la comodidad, el lujo y el estatus social. Esas líneas se han difuminado con el tiempo y ahora están totalmente degradadas. El lujo-premium ya es una seña de identidad de las dos compañías, al igual que la tecnología y la deportividad. Antes era fácil distinguir una marca de otra con solo ver la disposición de su interior, pero hoy, si no estás muy familiarizado con las nuevas innovaciones te puede parecer que las pantallas y los botones hápticos –todo digno de un espacio gamer– han colapsado el habitáculo de estos coches. Todo en favor de una vida más fácil o así es como debería ser.
¿Qué mejor modo de dar la bienvenida que con la pantalla XXL de Mercedes? Para los modelos más altos de acabado viene de serie y se ofrece como extra en los demás. Aunque intimidante por su tamaño resulta funcional. Te sentirás un verdadero hacker de esos que pueden colapsar medio Estados Unidos con apretar un par de botones.
MIRANDO MÁS ALLÁ
Adentrándonos en la parte mecánica, comenzaremos por el 520i de BMW. Una motorización fantástica en un coche que tenemos muchas ganas probar. Eso sí, antes de poner la palanca en D me siento obligado a desconectar el aviso acústico de límite de velocidad y el control de carril que parece nunca dormir. Lo mismo ocurre en el Mercedes y no sé vosotros, pero siempre me pregunto... ¿Por qué no se pueden dejar desconectados para siempre?
Aunque la fina línea que separa estos dos modelos cada vez se encuentra más desdibujada, el Clase E tiene asientos con función de realizar masajes, por el contrario, el Serie 5 no. Los modos de conducción también son muy diferentes entre ambos. El Mercedes tiene los básicos y necesarios: Eco, Comfort, Sport e individual. BMW arriesga más y aunque no es del todo necesario tener modos tipo: Personal, Sport, Sport Plus, Efficent, Expressive, Digital Art, Relax y Silencioso, siempre se puede fardar de los sonidos tan inesperados que de cada uno de ellos y de sus funciones.
Para la prueba tenemos mecánicas diferentes, el motor 520i gasolina que desarrolla 208 CV de BMW y el 220d de 197 CV de Mercedes. El Serie 5 es largo y mucho, más de 5 metros (5.060 mm) pero la primera toma de contacto se sintió más firme y suave que el Mercedes. Aunque eso en primera instancia, porque cuando le sueltas a correr al Mercedes demuestra de lo que es capaz.
Con un par de 330 Nm el Serie 5 gana en una décima al Clase E (440 Nm) en el 0 a 100 km/h, parando el crono en 7,5 segundos el BMW. Eso sí, en velocidades más altas es la berlina de la estrella de tres puntas quién se hace con la co- rona de laureles.
La prueba WLTP de consumos nos arroja luz sobre lo que ya esperábamos: el 220d consume un litro menos a los 100 kilómetros que el Serie 5. Los dos tienen la pegatina ECO de la DGT. Se han ganado este distintivo gracias a una hibridación suave, con un pequeño motor eléctrico que en el caso del Mercedes aporta 23 CV a la causa y en el BMW 18 CV. Siendo realistas, nadie pondrá este dato como vital a la hora de escoger uno u otro.
Sus entrañas tienen un carácter diferente. La mecánica diésel de Mercedes entrega su potencia máxima a 3.600 rpm. De par alcanza su punto álgido entre 1.800 y 2.800 rpm. Las duras pruebas que le hicimos establecieron un consumo de 9,3 l/100 km frente a los 10,1 l/100 km del Serie 5. Sin embargo, si se es muy cuidadoso con el pie y lo ponemos sobre el acelerador con la suavidad con la que cae una pluma del cielo, podremos hacer más de mil kilómetros con estas dos berlinas alemanas.
El motor del BMW es menos contemplativo que el del Mercedes, notablemente más sonoro y menos caballeroso. Puede girar hasta las 7.000 rpm, la potencia máxima está presente con toda su fuerza desde unas convenientemente bajas 4.400 rpm hasta unas zumbantes 6.500 rpm. El par motor de 200 Nm recorre desde las 1.500 hasta las 4.500 rpm. Donde realmente brilla es en velocidades que superan los 100 km/h. Esto no quiere decir que dejará atrás al Clase E, solo que irá ligeramente por delante. Donde le sacará más ventaja, es en situaciones donde la carretera necesite mucho agarre de los neumáticos. El BMW parece que se ha impregnado con Loctite antes de salir. Y en superficies más rugosas el Clase E comienza a recuperar el terreno perdido.
MANOS PEGADAS AL VOLANTE
La facilidad de conducir es increíblemente buena en los dos. Notas como son coches con un desarrollo excepcional por generaciones y una puesta a punto exquisita. Lo mismo sientes a la hora de detenerlos. Los frenos del Serie 5 se sienten rápidos incluso cuando apoyas mínimamente el pie. Algo más se demoran los del Clase E, aunque hacen su función correctamente.
El Mercedes Clase E tiene una filosofía diferente, sacrifica cierta sensación de deportividad en pro de una conducción más suave, que permita un paso por curva algo más blando y con un margen de error algo mayor. Mientras que el BMW prefiere que le presionen para brillar, el Benz se siente más a gusto en una órbita relajada.
Para las berlinas premium como este dúo, el placer dinámico siempre ha sido solo una parte del atractivo. No hace mucho tiempo, características como el cuero y la madera, un sofisticado sistema de sonido y, tal vez, un lujoso techo solar, indicaba que tu coche era un poco especial y, para el fabricante, significaban ingresos extras. En la actualidad, los beneficios adicionales de los fabricantes proceden principalmente de los elaborados sistemas de asistencia, las novedosas funciones digitales y las mejoras emo- cionales del viaje del cliente, que son tan importantes como los placeres del viaje real que supone conducir el vehículo.
ESPECTÁCULO DE LUZ Y SONIDO
Como los grandes shows actuales, la iluminación y el sonido lo es prácticamente todo. Cuando te acercas a estos dos coches con la llave en el bolsillo comienza el descanso de la Superbowl. Los dos coches se abrirán solos, pondrán un hechizo Led en el camino de aproximación, tocarán una melodía de bienvenida cuando se abra la puerta y montarán un breve espectáculo multimedia cuando el conductor se siente y se abroche el cinturón. También puedes hacer que el coche suba la calefacción a una temperatura determinada a una hora determinada, que ponga las noticias de las seis sin avisar, que llame a casa 10 minutos antes de tu llegada y que realice muchas otras tareas innecesarias. En el BMW, la futurista pantalla curva hace las veces de pantalla panorámica para los peculiares instrumentos del equipamiento multimedia habitual, toda la conectividad y un puñado de aplicaciones.
Al fin y al cabo, son dos majestuosos coches que siguen la línea de sus viejos antecesores. Aunque ahora el lujo se traduzca en un montón de destellos sonoros y luminosos, esto no tiene por qué ser malo. Por ejemplo, el nuevo sistema de infoentretenimiento de BMW te facilita mucha la vida en comparación con lo visto en modelos anteriores. Lo de Mercedes es una auténtica fantasía, in- cluso el pasajero puede conectar unos auriculares a su propia pan- talla, oír su música, ver su propia película y no molestar al conductor que posiblemente esté en reunión mediante Skype mientras conduce o matando algunos cerdos en el Angry Birds... aunque para esto el coche tiene que estar parado.