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Ferrari Monza SP2 vs SLR Stirling Moss: el peso de la leyenda

En las horas previas al Salón de París de 2018 se rumoreaba que Ferrari iba a presentar una versión convertible del 812. Pero para sorpresa de los asistentes, lo que presentaron fueron las barchettas Ferrari Monza SP1 y Ferrari Monza SP2 (monoplaza o biplaza). En realidad son una especie de versión Speedster del 812, ya que comparten toda la mecánica, el mismo V12 de 6.5 litros y 800 CV (810 CV en los SP).

Ferrari Monza SP2

Entre las diferencias obvias está la nueva carrocería de aluminio, y un precio aproximadamente cinco veces superior: un 812 ronda los 340.000 euros y un SP1/SP2, 1,6 millones de euros. Solo se fabricarán 499 unidades, que ya se están entregando a los clientes, como el que mostramos en estas páginas. “Nuestro” SP2 vive en un garaje madrileño junto a varios Ferrari modernos, como un 812 tdf “azul Francia” edición especial 70º aniversario o un 488 Pista amarillo.

Ferrari Monza SP2

Por supuesto, el Ferrari Monza SP2 está configurado a medida de su propietario, en color rosso magna y con unas líneas longitudinales negras que parten desde el frontal. El volante es igual al del 812, y la instrumentación también.

Ferrari Monza SP2

Lo que cambia mucho es lo que hay a la derecha del conductor, por que el SP2 lleva una gruesa barra de carbono entre el piloto y copiloto que acentúa la sensación de ir en un monoplaza. Bajo esta pieza de carbono están los botones de la radio, el climatizador, cierre centralizado, etcétera.

Los diseñadores han buscado que el cockpit vaya incrustado en la carrocería, como en los coches del pasado y en los monoplazas de fórmula 1 actuales. Lo más pintoresco es el retrovisor central, que va colocado sobre la pieza de carbono debido a que no hay marco de parabrisas, como en las barchettas clásicas.

La génesis del Ferrari Monza SP2

Para entender bien este coche vamos a recordar lo que nos contó en aquel salón de París Flavio Manzoni, jefe de diseño de Ferrari desde 2010 y viejo amigo de CAR: “El proyecto Ferrari Monza SP1 y Ferrari Monza SP2 comenzó hace dos años casi por casualidad, porque estuvimos viendo coches antiguos de Ferrari y Marchionne (el CEO del grupo, fallecido en julio de 2018) se enamoró del 750 Monza. Ahí nació la idea de empezar a trabajar en el concepto de barchetta, no exactamente sobre el Monza.

Ferrari Monza SP2

El entusiasmo de mi equipo fue tan grande que en solo cinco semanas ya teníamos cinco modelos virtuales diferentes muy bonitos. Y finalmente la idea fue tan bien recibida en toda la empresa que se tomó en serio el proyecto y empezamos a desarrollarlo (…). Hemos seguido la idea de una forma muy pura y muy moderna, para nada retro o nostálgica. Las barchettas Ferrari clásicas se han convertido en iconos, obras maestras inmunes al paso del tiempo.

Nos preguntamos: ¿Cómo podemos nosotros crear otra obra maestra atemporal? Y concluimos que debíamos buscar la mayor belleza, reconocible instantáneamente y con formas elegantes. También debíamos dar forma a un sueño, la realización física de un sueño. En definitiva, creando algo muy especial, algo que te habla y que además te trae resonancias lejanas”. Esta conexión con los modelos de carreras clásicos es esencial para entender el espíritu de la joya más reciente de Ferrari.

Stirling Moss

Teníamos el Ferrari Monza SP2 y queríamos buscarle un acompañante equiparable, así que pensamos en el alucinante Mercedes-Benz SLR McLaren Stirling Moss (Z199). Su nombre es un homenaje al piloto británico (1929-2020) ganador de la Mille Miglia de 1955 con el 300 SLR (W196S), una de las grandes gestas de la historia del automovilismo. Recientemente se han presentado otros dos supercoches estilo barchetta, como son el McLaren Elva (149 unidades) y el Aston Martin Speedster (88 unidades).

Sorprende lo rápido que pasa el tiempo porque el SLR McLaren “normal” se lanzó en 2003 y fue el coche que ilustró la portada del número 1 de CAR, en abril de 2007. El SLR Stirling Moss se presentó en enero de 2009, con una producción de solo 75 unidades reservadas a clientes que ya tuvieran un SLR. Estaba basado en la versión 722 S Roadster (26 CV más que los normales y suspensión modificada) y fueron los últimos SLR fabricados por McLaren en su sede de Woking (Inglaterra), tras producir unos 1.700 coches. El Stirling Moss lleva el mismo motor que sus hermanos, un 5.5 V8 con compresor que rinde 650 CV.

Se vendía por 750.000 euros más impuestos, mientras que el SLR Roadster costaba 550.000. Podría parecer mucha diferencia, pero actualmente un SLR Roadster ronda los 350.000 euros y los Stirling Moss han superado los dos millones en subasta. Además del Monza SP2 y el Stirling Moss hemos convocado a otros Mercedes-AMG muy especiales, como el alucinante SLS Black Series. Desde que la versión más racing del SLS se lanzó en 2013 no ha dejado de subir de cotización, y rondan los 500.000 euros.

Y es normal, porque lo tiene todo: una estética brutal con esas inigualables puertas, un 6.2 V8 atmosférico antológico (630 CV) y alma de GT3. El propietario del B/S ha tenido también un SLR, y le preguntamos si no le motiva un Stirling Moss: “Me gusta mucho, me parece precioso pero no le veo el sentido, creo que apenas lo usaría.

Sin parabrisas hay que llevar un casco porque una china de la carretera puede hacerte daño. Y quizá es demasiado llamativo”. De esto último no hay duda, y a su paso los peatones sacan el móvil más rápido que el revólver de Billy el Niño.

Según nuestras informaciones solo hay dos unidades del Stirling Moss en España. Otra maravilla que se unió a la fiesta es el AMG GT R Roadster negro, con su imponente alerón trasero, uno de los 750 fabricados. Es el coche más moderno del grupo, y su mecánica es igual que la del GT R: 4.0 V8 con 585 CV a 6.250 rpm. Cuesta casi 270.000 euros y a nuestro país solo han llegado dos. Por último está el AMG GT C Roadster, todo un aparato con el motor 4.0 biturbo de 557 CV.

En marcha

Llega la hora de conducir, y ambas barchettas son el sueño de cualquier exhibicionista. Se trata de juguetes para mayores, entusiastas y coleccionistas con mucho dinero que atesoran decenas de automóviles. En el SP2 puede ir dos ocupantes mientras que en el SP1 solo cabe el piloto. El SP1 no lo puedes convertir en un SP2, y a la inversa.

Ferrari Monza SP2

Como nos dijo Manzoni, no hay un kit de transformación y cada asiento debe llevar la barra antivuelco retráctil, como la que lleva el Portofino. En el SLR, en cambio, puede ser de una plaza o de dos, tapando la del copiloto como se hacía en el 300 SLR del 55. Para la Mille Miglia se quitaba la tapa para dejar sitio al copiloto, pero en Le Mans se cubría.

El Ferrari se arranca con el botón en el volante, y el SLR con el botón que lleva en el pomo de la palanca de cambio bajo una tapa. Los dos rugen con un sonido maravilloso, y nos gusta el radicalismo del SLR con sus escapes laterales.

Ferrari Monza SP2

¿El mejor motor del mundo? En el Ferrari Monza SP2

Dinámicamente el italiano es tan excepcional como se podría esperar, porque lleva el que para nosotros es el mejor motor de la producción mundial. Su 6.5 V12 atmosférico es el más potente de los empleados en un Ferrari de serie (800 CV), pero eso no es lo más importante.

Lo sublime, lo épico, es esa combinación de reacción inmediata, empuje, sonido y revoluciones, con la potencia máxima a 8.500 rpm. Según la marca, hasta 150 km/h puedes conducirlo sin gafas, porque el “parabrisas virtual”, integrado por delante del volante y el panel de instrumentos, crea un muro de aire vertical que te protege.

Como el 812 Superfast, el SP2 incluye dirección en el eje trasero. Esto permite una “reducción virtual” de la distancia entre ejes”, lo que facilita la maniobrabilidad a bajas velocidades y mejora la estabilidad y rapidez de reacciones rodando a ritmos altos. También incorpora la versión 5.0 del Side Slip Control, el sistema para poder derrapar con seguridad y sin desconectar el control de estabilidad.

Al subir en el Stirling Moss encontramos un interior más clásico, con instrumentación analógica y también mucho ante y fibra de carbono. Las puertas también se abren hacia delante y hacia arriba, como en el SP2, y es tan espectacular que hace parecer discretos a los tres AMG-GT. Como en el SP2, el motor (y el aire en el rostro) es lo que domina la experiencia de conducción.

Ferrari Monza SP2

Acelerando de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos te sientes como si fueras sentado en las alas de un Boeing 747. Y si los músculos de tu cuello lo aguantan y una paloma despistada no te vuela la cabeza, en Mercedes aseguraban que el SLR Stirling Moss alcanza los 350 km/h. En Ferrari se limitan a decir que su coche puede pasar de los 300 km/h. Al ser sobrealimentado por compresor el Mercedes ofrece más par que el Ferrari, aunque se puede decir que el alemán, más veterano, es menos deportivo que el italiano.

Cuestión de matices

Nos referimos a que su dirección no tiene el tacto ni la rapidez de la del Ferrari, y su motor ni es tan reactivo ni emocionante ni sube tanto de vueltas. El 5.5 V8 del SLR rinde 650 CV, con un par de 820 Nm a 4.000 rpm y entrega la potencia máxima a 6.500 rpm. También lleva levas para el cambio pero es más lento que el de doble embrague del Ferrari. Por otra parte, hay que decir que el SLR ha sido un coche en cierto modo incomprendido, y en las pruebas y comparativas se le criticaba esa falta de inmediatez.

Pero todos los propietarios de SLR con los que hemos hablado estaban enamorados de su coche, de su empuje, de su sonido y su estilazo. Digamos que si fuera una moto no sería una hiperdeportiva, sino una rapidísima y musculosa “Café Racer”.

Respecto al factor peso, los dos son menos ligeros de lo que se podría imaginar. Superan por poco los 1.500 kg aunque el Mercedes lleva estructura de carbono frente a la de aluminio de Ferrari, y los dos tienen el radio de giro de un avión. Pesan lo mismo que el sublime SLS Black Series de 2013 (1.550 kilos), 70 menos que el SLS AMG normal.

Respecto a este último, la versión B/S sube más de vueltas, ya que el límite pasó de 6.400 a 7.200 rpm. Cambiaron el mapa del motor y se modificaron numerosos elementos como el árbol de levas, el cigüeñal, las válvulas, la bomba de aceite o la admisión y la refrigeración. También montó nuevo diferencial electrónico que permite una motricidad muy superior.

Coches de otro planeta

Para el mundo real, para ir al trabajo o viajar, los AMG-GT son la única opción posible, porque sentado al volante del SP2 o el Stirling Moss siempre estarás en otro planeta.

Algo incomprendido quizá, eufórico a veces, volando sobre un mundo imperfecto con límites de velocidad absurdos. Puede que sientas nostalgia de tiempos pasados que nunca viviste, cuando no había límites de velocidad, las carreras se hacían en las carreteras y un atasco era algo desconocido.

Hace doce años el propio Stirling Moss nos decía: “Me preocupa que los coches modernos no me motiven. Verás, ya no me gusta conducir por carretera. Demasiado tráfico y demasiada gente que no sabe lo que hace.»

«Por eso mi único coche es el Osca antiguo con el que corro de vez en cuando. Si tengo que ir a algún sitio, cojo un taxi o le digo a Suzy (su tercera esposa) que me lleve en su Smart”.

Ferrari Monza SP2

La maldición para deportivos inalcanzables como el Ferrari Monza SP2 y el Mercedes SLR es que jamás conocerán el sabor de la competición que dio sentido a sus ancestros. Puede que incluso no pisen un circuito, algunos los verán como una caricatura del original, y están condenados a pasar sus días entre los delicados paños de los expertos en detailing y los garajes climatizados.

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