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Escapada por Picardie en un Volkswagen Golf Variant V6 4motion

Nunca me cansaré de decir que viajar en coche es una de las mejores maneras de ver mundo, y eso hago continuamente. Esta escapada empieza en Paris-Beauvais, adónde llego en un vuelo desde Barcelona y donde  me espera “mi coche”. Entre las opciones que me han dado mis amigos franceses para disponer de coche, hay una que me hace especial gracia: se trata un Golf Variant de principio de los 2000. No, no me he vuelto loco. Se trata de un familiar sí, pero exclusivo también: una unidad con el motor 2.8 v6 y tracción 4motion, la que era en la época la versión tope de gama antes de la llegada del R32.

Vw Golf Variant

Esta versión montaba el motor V6 de 2800 cm3 derivado del mítico VR6 del Golf mklll con un mejor rendimiento que llegaba a los 204cv frente a los 174 del modelo precedente. Además, la transmisión syncro dio paso al moderno sistema Torsen llamado comercialmente 4motion que combinado con una caja de 6 relaciones convertía el Golf en un lobo con piel de cordero.

Pues bien, en efecto se fabricaron unas pocas unidades de este modelo con la carrocería familiar, aunque se vendieron poquísimas unidades, pues a diferencia de la actualidad en que esta filosofía de coche es cada vez más popular –como ponen de manifiesto las buenas ventas de modelos como el León Cupra ST, o del propio Golf Vll R Variant- , en el año 2000 se trataba de una rareza, que unida a un alto consumo de gasolina en la era dorada del diesel hizo que prácticamente no se vendiera ni uno. Sin embargo, qué gran coche era!

Nada más arrancar el motor, acomodado en los confortables y envolventes asientos recaro de piel, me sale una sonrisa… El sonido es suave y refinado, pero también inconfundible. Me recuerda inmediatamente de cuando arrancaba mi ex Golf Rallye Vr6, el coche con mejor sonido que he tenido jamás. Ese ronroneo del motor atmosférico de 6 cilindros en V es música para los oídos, una auténtica sinfonía que por desgracia se ha perdido en los modelos actuales con mecánicas sobrealimentadas de menor cilindrada.

Es evidente que con los años los motores han mejorado en rendimiento y eficiencia, aunque esto ha significado en parte, perder en sensaciones. Porque es evidente que el Golf R Variant es una bestia infinitamente superior a su abuelo que tenemos entre manos, pero llamadme romántico, la sonrisa permanente que me proporciona conducir tranquilamente el abuelo no me la iguala el R. Aunque valga decirlo, el R actual es mucho mejor a nivel técnico.

Con el bonito sonido de mi V6 me pongo en marcha con destino al este para adentrarme en Picardie. Esta región del norte de Francia, muy encarada a la agricultura, destaca por estar poco poblada y es el marco de  unos paisajes sumamente llanos y verdes. Como siempre, intento huir de carreteras principales para seguir sólo vías secundarías y con poco tráfico, que es dónde más disfruto de la conducción. Correría, pero en nuestro país vecino aun esta vigente la ley recaudatoria del “límite 80km/h” en vías secundarias, así que no paso de 160 en ningún momento para no tener problemas. En cualquier caso, los bonitos paisajes con pintorescos pueblos, viejas fábricas, puentes de hierro y canales de agua me permiten disfrutar sin pisar el acelerador. No nos engañemos, el chasis del Golf IV Variant tampoco es especialmente ágil, así que tampoco podría correr mucho aunque quisiera.

Circulando a velocidad más o menos legal, llego a mi destino tras una mañana de conducción: la base aérea de San Simon. La excusa de mi escapada es asistir al Vw Days, una macro concentración de Vw que durante un fin de semana de junio llena de actividad y de miles de Vw este espacio en el que siempre me reencuentro con un montón de compañeros franceses de la Vw Golf Challenge, incluido el organizador de este gran sarao, Nenad Jovanovic.

Este evento, que en 2019 celebra su vigésima edición, se ha convertido en una de las concentraciones de modelos de la marca alemana más grandes de Europa. Tanto es así que hasta Volkswagen Francia participa oficialmente en el evento así como Vw Golf Challenge, que este año ha contado con una representación de 16 Golf “del desierto”.

Desde últimos modelos con preparaciones de lujo, hasta escarabajos de mediados de S. XX tirados al suelo, se puede ver absolutamente de todo en Vw Days. El ambiente, además, es muy festivo y amistoso, ideal para compartir la afición a la gasolina durante todo el fin de semana, puesto que la gente acampa y duerme allí mismo.

Yo podría dormir en el Golf V6, pues por espacio en el maletero con los asientos plegados cabría, pero prefiero ir a dormir a casa de un amigo a 80 kms de distancia para poder hacer 160 kms extra al Variant por la Región de Picardía. Todo por disfrutar un poco más del V6. En esos kilómetros incluso me doy el lujo de darle un susto a un Golf mklll Vr6 que debió confundirme con un Variant diesel.. No amigo, este coche familiar suena igual que el tuyo pero anda –y por desgracia consume- más que el tuyo.

Domingo por la mañana ya descansado y tras pedir un crédito para repostar (gasolina 95 a casi 1,70€/L) vuelvo al Vw Days para acabar de pasar un segundo día soleado rodeado de coches y en buena compañía. Paseo entre centenares de coches y me sorprendo con proyectos de auténtica locura, como un Polo eléctrico totalmente transformado que acaba siendo premiado como best of the show.

Ya por la tarde, y tras despedirme de mis amigos, toca hacer mi último trayecto con el Golfito hasta el aeropuerto para volver a casa.  Naturalmente aprovecho para hacer unas últimas estiradas de vueltas al lobo con piel de cordero, como pianista sacando las mejores notas de su viejo pero afinado piano antes de acabar un concierto.

Aun a los mandos del Golf,  pienso que soy un privilegiado. En un mundo futuro –cuanto más lejano mejor- en que todos los coches presumiblemente sonarán como lavadoras eléctricas, podré explicar a los jóvenes que viví un tiempo en el que incluso los familiares con aspecto aburrido como “mi Golf” podían llegar a ser excitantes. Y además, tuve la suerte de poder conducir muchos de ellos.

Texto: Dani Blasco

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