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Entrevista con Anthony Lo, jefe de diseño de Ford

"Necesitamos una identidad"

Este hongkonés de 57 años es muy discreto, pero podría presumir de una trayectoría muy interesante. Comenzó a trabajar en Lotus a finales de los años 80, se mudó a Alemania gracias a Audi (suyo es el prototipo Avus Quattro de 1991), y luego formó parte del estudio de diseño japonés de Mercedes en los años 90 (allí nació el prototipo de Maybach de 1997). Más tarde, a principios de la década del 2000, dirigió el estudio de diseño avanzado de Saab, creando una serie de impresionantes concepts – Entre ellos, el 9-X de 2001 y el Aero X de 2006–, aunque desgraciadamente no llegaron a producirse en serie. Desde allí, nuestro protagonista se mudó a Europa para trabajar en General Motors, en productos más convencionales. De hecho, del Opel GTC Concept (2007) nació el exitoso Insignia de 2008.

Más de una década en Renault, como jefe de diseño exterior, permitió a Lo transformar la gama de la marca francesa, junto al jefe de diseño Laurens van den Acker. A partir de algunos innovadores prototipos crearon los nuevos Clio, Captur, Scenic y Espace. Y, desde 2021, Lo ocupa el puesto creativo más importante de Ford, reemplazando a Moray Callum, quien ahora disfruta de su jubilación.
Con más de 800 empleados de diseño en estudios estadounidenses, europeos y asiáticos, y una gama que incluye de todo, desde el Fiesta a la pick-up F-150, además de la submarca de lujo americana Lincoln, no puede dormirse en sus laureles, porque su competencia es amplia. Y hay mucho que hacer. Desde su apogeo de mediados de los años 90 con el Focus de primera generación, el diseño de Ford no ha logrado reemplazar con acierto sus innovadores y atrevidos lenguajes de diseño “New Edge” y “Kinetic”, especialmente en Europa.

“El desafío es tomar nuestros grandes mitos y hacerlos avanzar hacia el mundo eléctrico y conectado”

Le preguntamos a Lo dónde cree que Ford debe poner el énfasis. “Como diseñadores, tratamos de ver cómo se percibe la imagen de Ford y cómo podemos crear productos que se ajusten a ella”, nos dice. Ford tiene algunos modelos de lo más icónicos. El Mustang cupé es probablemente el automóvil deportivo más conocido del mundo y uno de los más vendidos. El Bronco es otro ejemplo, aunque todavía no se vende en Europa, y la F150 es la pick-up líder en el mercado estadounidense desde hace años... “Y no te olvides de la Transit; me encantan los vehículos comerciales.  Nuestro trabajo consiste en comprender cómo las personas usan los productos y hacerlos funcionales. El desafío es tomar estos mitos y hacerlos avanzar hacia el mundo eléctrico y conectado”.

Ford anunció recientemente que dividiría su gama entre modelos con motor de combustión –Ford Blue– y eléctricos –Ford Model E–. “Habrá productos que tengan una rejilla y otros que no la necesiten. No estoy diciendo que no habrá otro Fiesta u otro Focus”, dice, “pero en el pasado simplemente reemplazábamos una generación con otra, y en el futuro lo cuestionaremos. A lo mejor necesitamos crear un nuevo producto”.

Más allá de la estética, también quiere que su equipo piense en la sostenibilidad. “Es algo que estamos analizando a fondo. Desde materiales a interiores más simples. Incluso hacer que los vehículos sean más fáciles de construir, generando menos desechos y también más fáciles de reciclar al final de su vida útil”.
Por suerte, si su último prototipo, el Lincoln Star, presentado en el pasado Salón de Nueva York, nos sirve de referente, parece que todos esos cambios no afectarán a la estética. Un modelo de lo más llamativo, que combina elementos deportivos con la versatilidad y funcionalidad propias de un SUV. El Star, como muchos de los prototipos anteriores de Lo, desde el Saab 9-X hasta el Opel Flextreme, es mucho más que un automóvil bonito.

Por todo ello, en los próximos meses, que no años, empezaremos a ver nuevos prototipos con el anagrama de Ford que incorporen alguna gran idea que, más adelante, se implementará en los vehículos de producción. “Los prototipos son nuestros mejor campo de trabajo”, afirma Lo, “pero evitamos el enfoque clásico. Consideramos la tecnología existente, el tipo de cliente, y pensamos en todas las experiencias que podemos ofrecer. Todo influye en el diseño. La electrificación y la conectividad nos están dando muchas cosas en las que pensar”.

En la distancia corta

Seis preguntas que solo nosotros haríamos

¿Cuál fue su primer coche?
“Un Lotus de finales de los 80, pero también tuve un Fiat Uno Turbo. Fue diseñado por Giorgetto Giugiaro, y yo lo utilizaba para competir con Julian Thomson [el entonces jefe de diseño de Lotus]. Él llevaba un Renault 5 GT Turbo potenciado que era más rápido, pero siempre le adelantaba en las curvas”.


¿Qué es lo mejor que ha hecho en un coche?
“Cuando trabajaba en Audi, en Alemania, me llevé un 911 refrigerado por aire desde los Alpes hasta Suiza. Nunca imaginé que podía divertirme tanto conduciendo”.

¿Qué logro le hace sentir más orgulloso?
“Desde el primer boceto del prototipo hasta el automóvil de producción que vemos rodando por las carreteras, es asombroso ver cómo nuestro trabajo puede influir en la vida de las personas”.

¿Una metedura de pata memorable?
“Cuando era más joven e ingenuo, recibía algunos comentarios de la dirección, pero casi nunca estaba dispuesto a cambiar, por lo que mis trabajos no eran seleccionados. Aprendí a tener una mente más abierta”. 

¿Superdeportivo o clásico?
“Los clásicos son muy inspiradores”.

¿Cómo se llamaba el futurista prototipo de Ford en el que trabajó Syd Mead en los años 60? 
“No lo sé, lo siento”. (Se llamaba Ford Gyron y se presentó en 1961; en la foto).

 

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