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Volkswagen Tiguan, BMW X1 y Kia Sportage: tres «montañeros» de ciudad

El sector del SUV se ha convertido en una pieza clave del mercado europeo, y su interés entre el público es tal que pronto podríamos llamar a esta revista “crossovers y superdeportivos” en lugar de CAR y seguir vendiendo a casi los mismos entusiastas.

Como muestra de lo que decimos, el Volkswagen Tiguan nació en 2007 casi como un cruce entre el chasis del Golf de quinta generación, una carrocería muy normalita en su diseño y un chasis elevado. Pues bien, el Tiguan no solo se ha vendido de maravilla, sino que cada año se han despachado más y más unidades, ha superado al Passat en Europa y, en su ejercicio de despedida, ha triplicado las ventas de su año de lanzamiento.

El modelo utiliza el chasis MQB del grupo Volkswagen, una plataforma que igual vale para un roto que para un descosido, ya que la equipan no solo el Golf, sino coches tan diferentes como el Audi TT o el Skoda Superb, a lo largo y ancho del grupo Volkswagen. En el Tiguan encontramos una de sus mejores evoluciones, con una carrocería de diseño muy cuidado, aspecto excelente y líneas rectas, muchas y por todas partes, que le dan un aspecto muy tecnológico.

 

La marca está considerada como generalista aspiracional, o subpremium, tal y como dirían algunos encargados de marketing. Esto significa que el que compra un Tiguan también puede estar interesado en un Audi Q3, Mercedes GLA, Range Rover Evoque o, lo mas nuevo del sector premium: la segunda generación del BMW X1. Pero el potencial comprador del coche alemán también se puede dejar cautivar por modelos más populares como el Nissan Qashqai, el Mazda CX-5, el Ford Kuga o el recién lanzado Kia Sportage. Si para Volkswagen el Tiguan se ha convertido en su tercer coche más vendido tras el Golf y el Polo, para Kia el SUV representa nada menos que un tercio de sus ventas en Europa y es el número uno de la marca.

COMIENZA LA BATALLA

Así que reunimos versiones más o menos equivalentes: motor dos litros diésel, cambio automático y tracción 4×4. El Volkswagen equipa el “famoso” 2.0 TDI de 150 CV, mientras Kia anuncia 185 en su dos litros y BMW 190 CV en su nuevo cuatro cilindros. Hubiéramos preferido el BMW de 150 CV, pero por precio este se acerca más a la competencia, ya que el Tiguan sale por unos 41.500 euros en versión Sport, el X1 por 39.900, aunque habría que añadirle el kit M de algo más de 4.000 euros para dejarlo como en las fotos, y el Sportage sale por 37.700 en esta versión tope de gama, GT Line, cargada de equipamiento.

Nos lanzamos al barro, y decimos nos lanzamos casi de forma literal, porque hemos buscado una de nuestras pistas de pruebas preferidas para ver qué tal van estos turismos altos con aspiraciones todoterreno. La verdad es que les hemos hecho perrerías. Los tres equipan motor delantero transversal con la tracción principal al eje delantero y el eje trasero con conexión automática en caso de deslizamiento por medio de un diferencial del tipo Haldex. Es un sistema eficaz y ligero, pero no ultra-efectivo. Por cierto, no nos hemos equivocado.

El BMW X1 es un chasis de tracción delantera que deriva del utilizado por el Mini, que también usa el Serie 2 Tourer –la versión monovolumen, nada que ver con el coupé– y que, al parecer, será también plataforma del futuro Serie 1. Las buenas noticias son que, dinámicamente, el coche sigue siendo fantástico.
Pero volvamos al barro, donde el DSG de siete marchas de Volkswagen con su acción por levas va de maravilla, pero los más de 1.800 kilos del Tiguan pasan factura en algunas de las zonas más difíciles. En cambio, el BMW X1 muestra su mayor potencia y menor peso para salir de atolladeros muy serios. Su caja automática solo tiene seis marchas –otros BMW equipan la de ocho velocidades– pero va de maravilla y mantiene el motor en su zona buena de respuesta. El Kia se defiende bien, pero no se nota más potente que sus rivales, y la ausencia de levas en el volante penaliza el manejo del cambio.

Si los dos alemanes tienen varios modos de conducción 4×4 seleccionables desde mandos en la consola central, el Kia se conforma con un botón que manda la mitad de potencia a cada eje y que se desconecta a partir de 50 km/h. El control de descenso es un “must” en el sector, y el más accesible es el del Kia, que tiene el botón junto al freno de mano eléctrico. Nos hemos pasado seis pueblos en medio del barro, y algunos coches han salido magullados, pero hemos descubierto su principal carencia: los neumáticos.

Con un cliente que apenas pisa la tierra, los tres son seguidores de la religión de las grandes llantas y mucha rueda, así que, si vamos a transitar por zonas difíciles, mejor optar por neumáticos M+S y medidas más pequeñas si están en el catálogo, porque estos modelos multiplicarían su capacidad y confort fuera de carretera y estas ruedas tan grandes, si la cosa se pone difícil, no ayudan nada.

EN SU HÁBITAT NATURAL

Volvemos al cómodo asfalto, donde los tres todocaminos alcanzan los 200 km/h –el BMW X1 los supera holgadamente– y tienen una buena aceleración de 0 a 100 km/h, particularmente brillante en el BMW X1, que apenas supera los 7 segundos, y algo floja en el Kia, que ni siquiera supera al Tiguan –9,5 frente a 9,3 segundos– y eso, con 35 CV más y casi 200 kilos menos, no dice mucho de su mecánica. El Tiguan estrena una edición evolucionada de la plataforma MQB que no llevarán sus “primos” el Seat Ateca ni el Skoda Kodiaq, y nos parece lógico que Volkswagen se haya guardado algún as en la manga, con un eje trasero multibrazo de serie en toda la gama y una buena distancia entre ejes. El Tiguan es ágil para su peso, muy preciso y bastante cómodo, muy Volkswagen, para qué engañarnos, y si ponemos el modo de conducción en “Sport” hasta podemos divertirnos y pasar un buen rato en zonas de curvas.

VAMOS AUMENTANDO EL RITMO

Esto sucede hasta que nos subimos en el BMW, en el que vamos sentados más bajos, en una posición más de turismo. Su motor arrea pero que muy bien, y los frenos son una delicia por su potencia y tacto, lo que anima a ir a un ritmo más alto que el del Tiguan, disfrutando de una carrocería algo más baja, más corta y más ligera que resulta más deportiva al volante. En el Kia vas sentado muy alto, y aunque si le exigimos el coche corre, ni siquiera esta versión GT Line se siente especialmente cómoda cuando vamos deprisa. Eso sí, el modelo ha dado un gran salto en dinamismo, con una dirección que ahora tiene un tacto y precisión con la que el anterior no podía ni siquiera soñar.

El habitáculo está mejor insonorizado, el chasis se sujeta con mayor firmeza y se siente un coche mucho más serio y competitivo. Lo cierto es que Qashqai, Kuga, Tucson, Ateca y el resto de la tropa deben estar preocupados con el nuevo Sportage. En consumos el X1 pasa por encima de sus rivales con un consumo homologado de menos de cinco litros y uno real no muy lejano. El Tiguan está en un correcto término medio y el Sportage es el mas tragón, aunque las diferencias económicas a final de año no van a ser sustanciales.

Pasamos al interior, donde el Volkswagen hace valer sus mayores dimensiones y justifica su mayor peso con un tamaño enorme. En comparación con muchos de sus rivales este es un modelo XXL, con mucho espacio delante, muchísimo espacio detrás y un cavernoso maletero de 520 litros con todos los gadgets posibles. Además de detalles para hacer más fácil la vida abordo, cuenta con otros directamente tecnológicos, como la pantalla digital “virtual cockpit” que sustituye a los relojes del cuadro o el head-up display que, como otras marcas, utiliza una pantalla de plástico encima del salpicadero.

La calidad general es muy buena, pero quizás echamos de menos esa superioridad en presencia interior respecto a los coches “normales” que alguna vez tuvo Volkswagen y que cada día se nota menos. El BMW X1 es muy amplio, y aquí se nota que el paso al chasis de tracción delantera está más que justificado.

 

Lo que antes era un SUV de tamaño justo o directamente pequeño en todas sus cotas ahora se ha convertido en un muy buen coche para viajar en familia con más de 500 litros de maletero. Eso sí, algunas de las cosas que vemos son opcionales, y aunque ya no son tan caras, tampoco las regalan. Por su parte, el Kia sorprende con un salpicadero muy bien presentado, hay alguna costura que parece imitar un forrado en cuero, pero, detalles personales aparte, lo cierto es que en Kia hacen un trabajo perfecto, porque tiene poco que envidiar a sus rivales y es, en muchas funciones, mucho más práctico, aunque los más puristas echarán de menos más tecnología.

HORA DE ENTREGAR LAS MEDALLAS

Llega el momento de decidir un ganador. El Kia es un coche estupendo, con un gran salto respecto a la anterior generación y una soberbia imagen que, pese a un frontal controvertido, terminará gustando. Ahora bien, no está cómodo frente a rivales de este calibre, y aunque si igualamos equipamiento resulta entre ocho y diez mil euros más barato que sus rivales, su lucha está en las versiones de tracción delantera y motor 1.7 diésel, en el entorno de los 25.000 euros, donde es un rival feroz capaz de devorar a sus oponentes.

El segundo puesto es para el BMW, que es un automóvil excelente, mucho más bonito que el modelo anterior, más completo y que tiene un precio muy competitivo. Si nos gusta conducir es el que debemos comprar, pero en este sector la polivalencia pesa, y ahí es donde gana el Tiguan, que une a su acertado diseño el típico “notable o sobresaliente” en todos los campos con el que Volkswagen fabrica sus modelos, y se convierte en el SUV más completo de este trío y en uno de los mejores del mercado. Un claro ganador en un modelo que va a dar muchas alegrías a la marca, que necesita recuperar la sonrisa del número uno en Europa tras una temporada complicada. Y ahora, todos a comprar un SUV antes de que se nos pase la fiebre.  

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