Prueba Bentley Continental GT V8 2020, un Lord con zapatillas deportivas
Prueba Bentley Continental GT V8 2020, un Lord con zapatillas deportivas
Escrito el 12 de febrero de 2020
Cuando hablamos de excelencia dentro del mundo del motor, hay pocas marcas históricas que se nos vengan a la cabeza inmediatamente. Básicamente 2, ambas inglesas. En efecto, una es Rolls Royce, y la otra Bentley, la que hoy nos ocupa, con este Continental GT V8 2020.
100 años de historia detrás del Continental GT V8
En efecto este pasado 2019 se ha celebrado el centenario de la marca de Crewe. Tras este primer siglo de historia, que repasamos extensamente en CAR recientemente, la marca británica no detiene su camino, siguiendo su particular camino por la excelencia como lo ha hecho hasta ahora.
Cómo serán sus modelos, además de exquisitos, dentro unos años es una incógnita, más si consideramos cómo está cambiando el sector del automóvil en la actualidad. En cualquier caso, como bien dicen, el futuro no ha llegado y el pasado ha quedado atrás. Con lo cuál sólo nos queda el presente. Y este me lleva a Bentley Barcelona para probar uno de sus actuales modelos.
Bentley Barcelona en Cars Gallery, un espacio muy especial
Como siempre, me gusta ir sin prisas a sus instalaciones en la Zona Franca de Barcelona. La verdad es que el hecho de que bajo el mismo techo de Cars Gallery se encuentre Ferrari, Maserati, Aston Martin, Bentley, y ahora también el servicio técnico de Lamborghini, hacen de este espacio un lugar donde soñar, u hacer los sueños realidad. En cualquier caso, darse una vuelta por las instalaciones es garantía de poder deleitarse, observando y escuchando algunos de los mejores coches del mundo: Ferrari La Ferrari, Enzo, Lamborghini Huracan EVO, Aston DBS y un largo etcétera… Pero hoy la cosa no va di máquinas italianas sino de british excellence, así que me he vestido de Lord Blasco, porque me dispongo a probar el nuevo Continental GT V8.
EL Continental GT: 17 años y plenamente joven
El Continental GT V8 que nos ocupa hoy es el último de una saga que pronto cumplirá dos décadas. En efecto, y es que este modelo llegó a los mercados en 2003, y fue un una revolución. Empezando por su estética rompedora con respecto al modelo que sustituía, el Continental R, un coupé de formas mucho más cuadradas aunque igualmente soberbio. Evidentemente, a nivel tecnológico también estaba a otro nivel. Desde entonces, el Continental GT se ha convertido en un modelo exitoso que no ha dejado de cosechar éxitos.
Durante todos estos años, además, no ha dejado de evolucionar. Sobre todo a nivel técnico, con nuevos motores, mejoras de chasis e innumerables avances tecnológicos pero también a nivel estético. En este último apartado, si bien la esencia se ha mantenido, los cambios se han hecho visibles en dos ocasiones. Lo hizo de forma bastante sutil en la segunda generación que salió al mercado en 2011, y de forma mucho más acentuada en la actual 3ª que debutó en 2018. Lo que ha permanecido intacto en todos los aspectos es la intachable clase del vehículo, con unos acabados artesanales soberbios en el interior, un refinamiento absoluto a nivel dinámico, un gran poderío mecánico con potencias nunca inferiores a los 500 CV, y una imponente imagen elegante y poderosa.
Al volante
Ponerse a los mandos del nuevo Continental GT V8 es, de entrada, una sensación bastante similar en cualquiera de los GT de las anteriores generaciones. Salvando las distancias a nivel de conectividad, pantallas táctiles, o llaves inalámbricas claro está. Así que rodeado por el refinamiento británico con un toque deportivo y el agradable olor a piel noble, pongo en marcha el V8 para que empiece su discreta sinfonía, apenas imperceptible al ralentí, y salgo a las calles de Barcelona. Podría circular todo el día por ellas, puesto que sorprendentemente y pese a su gran tamaño y peso, el Continental GT V8 se mueve con total agilidad entre el espeso tráfico. Sin embargo, con 550 CV debajo del acelerador, la calle Aragón o la diagonal de Barcelona puede que quedaran un poco cortas, así que mejor me voy de Colaucity al encuentro de carreteras más adecuadas para la ocasión.
Es un lunes de febrero, y “por culpa” del calentamiento global hace un día soleado fantástico con una temperatura más que agradable. De hecho visto los 18ºC alcanzados en la Antártica este fin de semana podría irme hasta allí a hacer esta prueba, que seguro que saldrían unas imágenes impresionantes. Pero como me queda un poco lejos, opto por hacerme una escapada por algunas comarcas de Cataluña más cercanas, adentrándome en varios parques naturales donde poder probar de verdad el Continental GT V8 sin tener que coger ferris ni aviones.
A pocos kilómetros de Barcelona, en Terrassa, empieza el parque natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac adónde me dirijo para empezar mi escapada. Allí llego en un abrir y cerrar de ojos, pues hacer vía rápida con este comodísimo Bentley –especialmente en modo de conducción confort- se convierte en una experiencia placentera, aunque incluso monótona a velocidades legales. Así que de camino me doy un masaje en la espalda de los muchos que ofrece el menú del Continental GT.
El placer de las carreteras sinuosas
Donde empieza de verdad el placer de conducción, masajes aparte, es cuando pasas de vía rápida a carreteras más secundarias. Puede parecer sorprendente, puesto que hablamos de un gran turismo de más de 2 toneladas de peso y un tamaño considerable, pero en este tipo de carretera se puede disfrutar mucho a los mandos de este Bentley. Evidentemente antes que nada hay que poner el modo de conducción en Sport para endurecer el tacto de la suspensión. Una vez hecho esto, y tras poner el cambio en manual, el comodísimo GT se convierte en un notable deportivo. En realidad hay 4 modos de conducción. Además del Sport y el confort, está el modo Bentley –el equilibrio perfecto entre confort y sport, y por último también el custom, totalmente personalizable.
El empuje del bloque de 4 litros biturbo combinado con la caja de cambios de doble embrague y 8 relaciones junto a la tracción total proporcionan una respuesta fantástica. Los 8 cilindros, que en conducción normal se hacen apenas inaudibles, rugen con elegancia y contundencia cuando se le sube de vueltas hasta que sueltas el pie y escuchas el característico “psssst” de los turbos. Esta combinación resulta embriagadora a los mandos, y te invita a seguir acelerando. Sin embargo hay que tener cabeza, pues la velocidad se hace imperceptible a los mandos de este GT, y lo difícil no es exceder los límites permitidos, sino todo lo contrario.
Que corra en recta no es ninguna novedad. Sin embargo, lo sorprendente es su excelente comportamiento también en trazados virados. Sin tener la rapidez de un deportivo como un Porsche o un Ferrari, este gran turismo se nota manifiestamente ligero y ágil en curva. Por su lado, la dirección de desmultiplicación variable facilita más el ser preciso al volante, la frenada es contundente y tanto la salida como el paso por curva son excelentes, gracias a la progresiva entrega de potencia combinada con tracción a las 4 ruedas. La sensación es que incluso a un ritmo alto, el Continental GT V8 va sobre raíles en todo momento.
Con estas cualidades dinámicas, sumadas a la musicalidad del v8 biturbo, y el suave petardeo que emite el escape al reducir, voy devorando kilómetros, disfrutando a la vez de un paisaje fantástico de naturaleza llena de verde, con pueblecitos e iglesias donde reina la calma sólo interrumpida por mi paso. Así voy avanzando, pueblo tras pueblo, sin apenas cruzarme vehículos… Matadepera, Granera, Castellterçol, Moiá, Collsuspina, y Tona. Hora de comer; así que busco un pub inglés para comerme un buen fish and chips junto con una pinta de Guinness para seguir con mi experiencia británica. Lástima que en Tona no tengan de esto, así que acabo comiendo en un restaurante casero, estupendamente eso sí, antes de proseguir mi camino.
Ideal para pasear
A pesar de tener 4 cilindros menos respecto a la sublime versión W12, el V8 entrega una potencia máxima de 550 CV y 770 Nm de par que no quedan tan lejos de las cifras del modelo superior a cambio de tener un peso netamente inferior. En este sentido no hay dudas, a nivel de conducción pura es mejor el V8. A pesar de estas cifras abrumadoras, no hace falta llegar a ellas para convertir la conducción en un placer. Y menos si acabas de comer, de modo que prosigo mi camino a ritmo de paseo.
De nuevo circulo por vías sin tráfico. Así que volvemos a quedarnos solos: la carretera, el Bentley Continental GT V8 y yo. Igual me conformo con poco pero no necesito más. Ni poner música, ni tener un copiloto con el que conversar, nada.
Lo reconozco, soy un enfermo: la gasolina corre por mis venas y me hace feliz. Por eso, sobretodo cuando conduzco buenos coches, me pone un poco triste pensar que en unos años cambiará su sonido actual por ruido de lavadora. Serán buenos, seguro, pero esa sinfonía producida por un potente motor de gasolina no se puede igualar de ninguna forma…
Así que alargo mi trayecto tanto como puedo para prolongar mi experiencia, esta vez para subir al Montseny hacia Collformic desde Seva. Por si hoy ya había poco tráfico en general, lo de la carretera del Montseny es incluso mejor pues no me cruzo con absolutamente nadie. ¿Es mi día de suerte? En realidad es más sencillo que esto; debido a las lluvias torrenciales del pasado temporal Gloria, y los desprendimientos causados en la carretera, ésta permanece cortada a la mitad en su vertiente sur, no así su acceso desde el norte. De esta forma, puedo recorrerla sin cruzarme con nadie hasta llegar al corte de la misma, e incluso parar en pleno medio para hacer algunas de las fotos de este reportaje.
Tras unos minutos de meditación apreciando el bello Montseny con el Continental GT en primer plano en el más absoluto silencio, se hace la hora de ponerme en marcha para volver hacia Barcelona. ¿Por la vía más directa? Evidentemente no. Primero por carreteritas y caminos rurales por la plana de Vic, que me llevan a descubrir bellísimos enclaves, y por último, recorriendo la carretera de Òrrius, por la Serralada de Marina, antes de llegar al Mediterráneo y volver a la locura de Colaucity por la costa.
En el camino de vuelta activo las distintas funciones de masaje del Bentley otra vez, que a decir verdad son mejores que algunos de los masajes profesionales que me he dado en los últimos tiempos, y ahora sí pongo buena música para culminar un día estupendo en los últimos kilómetros que me quedan por recorrer.
El mejor Continental GT hasta la fecha
Y mientras completo mi camino de vuelta a las instalaciones de Bentley Barcelona, me quedo reflexionando, como siempre hago al volante, en este caso sobre la propia marca de Crewe. Es un hecho que sus actuales modelos de la marca de Crewe son los mejores jamás construidos en sus instalaciones; no hablo desde un punto de vista romántico sino técnico. Cómo serán en el futuro, además de buenos, es una incógnita. Sin embargo ese futuro como su nombre indica, aún no ha llegado, y lo que puedo afirmar es que el presente es a día de hoy brillante. Este Continental GT es una obra maestra, un vehículo imponente con una clase inigualable, y unas cualidades dinámicas que dejan el listón muy alto. Como dirían en Inglaterra, estamos ante “a Master piece”.
Dicho esto, mi conclusión es que el Continental GT es una de esas joyas que nunca deberían faltar en el garaje de cualquier amante de la conducción y el buen gusto –siempre y cuando se tenga una muy buena capacidad económica, esto es un detalle importante-. Dicho lo cuál, y como soy de los que sólo cumplen 2 de estos 3 requisitos, llego a Bentley Barcelona para devolver muy a mi pesar tanto el GT V8 como mi fugaz título de Lord Blasco. Al menos tengo consuelo, la semana que viene probaré el nuevo Flying Spur…
Por: Dani Blasco