Probamos el Porsche Mission R: un nuevo concepto eléctrico

El Porsche Experience Center Los Ángeles se encuentra en la intersección de dos de las autopistas más transitadas del sur de California. El vehículo que estamos aquí para probar no es un automóvil de carreras ni un prototipo de producción real, aunque hace un poco de cada trabajo. Porsche dice que su Mission R tiene un valor de casi 10 millones de euros, y que los dos motores eléctricos del automóvil pueden producir una combinación de 1088 CV, con un 0-100 km/h de solo 2.5 segundos.

El vehículo en sí tiene la misma forma básica que el actual 718 Cayman pero alrededor de 60 mm más corto en longitud, 100 mm más ancho y 100 mm más bajo. Parece como si un Cayman y un Taycan tuvieran un bebé.

Las carreras de carretera con motor eléctrico no son nada nuevo. La Fórmula E ha sido parte del circo mundial del automovilismo desde 2014; la mayoría de los fabricantes han experimentado con vehículos eléctricos e híbridos durante décadas. El Mission R, sin embargo, es un hito: el primer prototipo de carreras totalmente eléctrico que Porsche ha compartido con el mundo. Lleva neumáticos lisos Michelin y componentes de suspensión tomados del 911 RSR. 

El sistema de enfriamiento para su batería de 80kWh es un derivado del sistema experimental a base de aceite desarrollado para el 919, una tecnología que ofrece una transferencia de calor más efectiva que un sistema de glicol tradicional sin ser más complejo o difícil de empaquetar.

El resultado es una línea motriz compacta y eficiente que, según Porsche, puede producir 671 CV en nivel de carrera y sobrevivir a una carrera de velocidad de 30 minutos sin detenerse para cargar. Porsche también reconoce que el R recorrerá la mayoría de los circuitos aproximadamente al ritmo de un coche GT3 Cup actual. Se afirma que cargar del 5 al 80% toma solo 15 minutos, y hoy el automóvil ejecutará sesiones de 20 minutos de encendido y apagado sin detenerse para cargar durante más tiempo.

El jefe de productos de Porsche 911 y 718, Frank Walliser, llama al Misión R «una perspectiva, una visión». La forma insinúa el próximo Cayman / Boxster eléctrico de la compañía, pero también sirve para presagiar una serie de carreras de la Copa eléctrica de una sola marca del futuro.

Existen al menos dos Mission R en ejecución. El coche que conducimos es la cabina de exhibición de la presentación del concepto en septiembre en Múnich. El zumbido de la caja de cambios y el ruido de los neumáticos llenan la cabina al acelerar y durante la regeneración, excepto cuando quedan ahogados por el gemido de las pastillas de freno que rechinan a través de los rotores.

La batería principal del Mission R se encuentra detrás, en lugar de debajo, del conductor, coronada por una unidad de control electrónico y componentes para el suministro del chasis de 12 voltios. En cada eje hay un único motor de accionamiento especialmente desarrollado, conectado directamente a su propio inversor, como en la Fórmula E. El motor trasero y su caja de cambios de una sola velocidad son visibles desde el parachoques trasero, encaramado sobre un gran difusor compuesto. La salida máxima de la batería está limitada a 908 voltios, cerca del límite de 1000 voltios regulado internacionalmente y más alto que los voltajes máximos de la Fórmula E (890), el 919 Hybrid (800) y el 918 Spyder (380).

La cabina se abre a medida que se pliega: el techo es bajo y ancho, pero los espacios para los pies son sorprendentemente largos y espaciosos. El parabrisas está a más de un brazo de distancia, y la columna de dirección y los pedales se ajustan para coincidir con el asiento fijo y el arnés de cinco puntos. La carrocería del automóvil es principalmente de fibra de carbono, con un volante RSR que ha reemplazado la pequeña pieza futurista utilizada para la presentación de Munich; salvo un interruptor giratorio programado para poner el coche en marcha o marcha atrás, la mayoría de los controles del volante no funcionan.

Tenemos 15 minutos al volante. Lo primero que se nota es el pedal de freno largo y sorprendentemente empapado: los frenos son una mezcla hidráulica / por cable, que funcionan con regeneración, y aunque el hypercar se detiene bien, la sensación es un poco vaga e inconsistente.

Todo se siente más acabado de lo que se espera de un coche de exhibición. Y maravillosamente ligero, para un EV; el Mission R pesa menos de 1500 kg. Una vez que los neumáticos slicks están calientes, el coche se agarra bien, subvirando un poco en las curvas lentas, aunque prácticamente imperceptible.

En definitiva, hay que darle la enhorabuena a Porsche por conseguir que una máquina como el Mission R sea emocionalmente interesante desde fuera de la cabina del piloto. Porsche tiene claro que la empresa está explorando nuevos caminos en este momento, buscando el mejor camino a seguir. El Mission R podría no serlo, pero a medida que avanzan los experimentos, parece que es un buen comienzo.