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Probamos el Alpine A110 2017, un bailarín de ballet del asfalto

Un mito ha vuelto, y eso a veces es un problema para la marca y para quienes se enamoraron del primero, del original, y ven con recelo el regreso, temerosos de que un buen nombre sea manchado. Pero Alpine ha trabajado duro para que eso no pase con el nuevo A110 2017, un coche que resucita el mítico modelo de los años 60 y que pretende colarse en tu corazón y en el club de los deportivos que probar antes de morir. ¿Habrá logrado el Alpine A110 2017 tales propósitos?

El de enamorar lo ha hecho desde el primer segundo en el que lo vimos. En marzo de este año Alpine nos presentó su diseño final, un reinterpretación moderna de lo que fue el A110 que nació en 1962 y dejó paso a su sucesor en 1977. 40 años después es la pura definición de ave fénix.

Su frontal, con las ópticas dobles, el capó afilado con la forma curva en punta de flecha y el nombre Alpine en letras metalizadas es como mirar a su bisabuelo pero en pleno siglo XXI. El perfil es puro, limpio, con los mismo nervios pero más sutiles que los del clásico, y su zaga es lo más personal, con la misma proporción pero con las ópticas en forma de X y un voladizo muy corto. Son 4,18 metros de largo solo, 1,8 de ancho y solo 1,25 metros de alto. Las llantas son Fuchs en 18″ y los frenos Brembo. No es el rey del espacio, pero tiene un maletero delante de 96 litros y detrás de 100.

El chasis del Alpine A110 está construido enteramente en aluminio, así como la mayoría de su carrocería, a excepción del techo de fibra de carbono y plástico y los paragolpes, también de un polímero reforzado. Gracias a eso consigue un peso de solo 1.080 kg, así que no te pases con las comidas de empresa o tus tiempos por vuelta empeorarán. Entrar y salir del Alpine requiere cierta agilidad, pero no es más incómodo que cualquier coupé de dos puertas, solo que vas más abajo sentado, de hecho, tu eres el centro de gravedad del coche, así que sentirás cada contoneo.

Hablando de contoneo, Alpine ha creado un deportivo muy puro y satisfactorio para su conductor. Había mucha expectativa con este coche, porque sobre el papel, un coche de poco peso, con un motor potente situado en posición central y de tracción trasera, apetece a todo el mundo. Es ese bailarín de ballet que da gusto verlo moverse, que cada movimiento es una obra de arte y que en pareja, se siente como uno solo deslizándose por el asfalto.

El motor es el bloque 1.8 turbo de 4 cilindros. Para acelerar de 0 a 100 km/h en solo 4.5 segundos produce 252 CV a 6.000 rpm y un par de 320 Nm que llegan a solo 2.000 vueltas, por lo que notarás un golpeo fuerte nada más hundir el pie y el motor seguirá «vivo» en alto régimen. Y es que el corte de inyección llega pasadas las 6.500 vueltas, momento en el cual, su cambio de doble embrague DCT7 engranará la siguiente marcha. Muchos pensamos que era una lástima que no hayan dado la opción de un coche manual, pero debemos darle la razón al mercado, a la marca, y después de probarlo, al coche.

Alpine sabía que las ventas en este segmento tan reducido son mayoritariamente de automáticos, y que el cambio manual añadiría más peso al conjunto, así que cogieron el cambio de doble embrague del grupo y lo ajustaron debidamente al coche. Las levas están fijas en la columna de dirección, por lo que habrá que escoger bien la marcha si lo ponemos en modo manual si no queremos mover la mano del volante saliendo de la curva. Gestiona solo muy bien, quizás solo siendo necesario cambiar en horquillas muy cerradas, donde algunos querrán salir derrapando.

Porque hemos comprobado en circuito que si quieres, puedes hacerlo jugar duro al Alpine A110. Tenemos tres modos de conducción, Normal, Sport y Track. El segundo ajusta la dirección, el motor, la caja y el sonido del escape a una configuración más reactiva, más viva. El tercero, solo para circuito, ajusta el ESP en un modo en el que interviene más tarde, pero interviene. Amantes de quemar goma, tenéis el botón para desconectarlo por complejo justo debajo de la pantalla multimedia. Con el modo Track puedes ir muy rápido y si le fuerzas, deslizar la trasera levemente, volviendo a su sitio de forma rápida gracias a al electrónica.

Hemos rodado muy rápido en circuito, en el Grand Sambuc, con muchos desniveles y curvas tanto rápidas como lentas, y después de 10 vueltas no he encontrado el límite del coche. Ni tampoco el de los frenos, un apartado que brilla en este coche. Y es que Brembo es el suministrador para el biplaza francés, con discos de 320 mm delante y unas pinzas en azul, para esta edición, que muerden cual perro policía al malechor que trata de huir. En cada punto de frenado hundía el pie como si me pagaran por ello y nunca llegaba al límite del freno, nunca saltaban los warning de frenada de emergencia. Curva tras curva, más pisotones castigándolos y durante 5 vueltas seguidas ni rastro de fatiga. Tampoco en carretera después de media hora seguida de curvas.

Precisamente en carretera el Alpine A110 se siente cómodo, es pequeño, su ligereza le hace muy ágil y su suspensión hidráulica de tarado fijo es bastante más cómoda de lo que uno podría pensar. Eso sí, el coche va bien pegado al asfalto y apenas hay pérdida de adherencia, ayudado también por las Michelin PS4S. Sientes que puedes ir aún más rápido de lo que ya vas, y el francés ya sale muy bien de la curva sin dar todo el gas, pero cuando tu pie lleva el pedal de aluminio hasta el fondo y superas el punto de «kick down» sale disparado cual cohete, incluso sonando como tal. Y es que Alpine ha trabajado muy bien el sonido, siendo muy adecuado en modo Normal, y muy agresivo en Sport, sonando ronco y fuerte desde abajo y dando petardazos al cambiar de marcha o al soltar el acelerador, hasta por ciudad a bajas vueltas sonaba ese praprapraprapaaa.

El biplaza francés es bastante cómodo, la posición de conducción es baja, puedes ir estirado y con la posición óptima, y si eres tan alto como mi 1,85 metros incluso podrás ir con casco en circuito sin tocar el techo. Los asientos de Sabelt son unos bacquet que sujetan de maravilla en circuito y estan acolchados y mullidos donde tienen que serlo. Combinan cuero y un material de microfibra que la marca llama Dinamica.

El interior del Alpine A110 es sofisticado, muy deportivo y con una combinación de materiales y diseño que agradan a la vista y al tacto. Aluminio, cuero, microfibra y plásticos duros que nos envuelven en un cockpit especial. El volante está achatado por abajo y es muy agradable al tacto, con cuero en los laterales y microfibra en la zona superior e inferior. Tenemos los botones para el limitador de velocidad y uno redondo rojo para seleccionar los modos de conducción.

Alpine A110

La instrumentación es digital y cambia a cada modo, para que el conductor tenga en todo momento la información mas relevante. Tambien tenemos una pantalla multimedia de 7″ para gestionar el navegador, la música, el Bluetooth o los ajustes, y además las pantallas Alpine. En esa opción tenemos una serie de pantallas diferentes que nos mostrarán en tiempo real datos como la curva de par y potencia, el funcionamiento del cambio, un cronómetro para circuito o un medidor de fuerzas G entre otras cosas. En general se respira calidad, pero hay una serie de detalles y elementos que nos recuerdan que Alpine pertenece al Grupo Renault, pero si lo vemos en conjunto es igual de atractivo que su exterior, pues hasta tenemos fibra de carbono.

Se que muchos esperáis un precio, pero lo cierto es que habrá que esperar hasta marzo para tener uno definitivo. Hemos probado el Alpine A110 Premiere Edition, una edición de lanzamiento de la que solo hay 1950 unidades y todas están ya vendidas con un precio de 61.000 euros, llegando 30 a nuestro país. Aproximadamente desde Alpine nos dicen que los precios oscilarán entre 57 y 62.000 euros, dependiendo de la versión, porque ni siquiera hay gama definida, aunque si se nos ha hablado de una versión Pure, con menor equipamiento pero con los bacquets, y Legende, la más equipada y con un interior y asientos más cómodos. Se mete en precio de Porsche 718 Cayman, pero es tan rápido como un Cayman S, tan ágil como un Lotus y tan cómodo como un Audi TT. Si a eso le añades que será un producto más exclusivo y ese aspecto retro, tu única preocupación será en que color cogerlo.

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