Ikuo Maeda, el visionario de Mazda

Ikuo Maeda, director de diseño de Mazda, es un hombre ocupado. En la segunda jornada del Salón del Motor de Tokio, a su alrededor se forma un auténtico torbellino mediático y salta de una entrevista a otra sin apenas tiempo para tomarse un respiro. Y es que su última creación, el Mazda RX-Vision, levanta pasiones entre el público y la prensa. Sin embargo, cuando consigues hablar con él, te contagia la energía y la pasión que han convertido Mazda y su diseño en un auténtico referente en todo el mundo. El RX-Vision es toda una declaración de intenciones. Por un lado, dar una nueva vuelta al motor rotativo y, por el otro, elevar hasta nuevas cotas el listón de diseño de Mazda.

SINÓNIMO DE EXCELENCIA 

“Mi sueño es posicionar la marca en lo más alto, convertirla en una marca realmente exclusiva”, explica. “Quiero que Mazda sea sinónimo de excelencia: excelencia en los productos, en los concesionarios y en la publicidad. Este es el gran reto actual de Mazda”. Y lo cierto es que Ikuo Maeda ha convertido este reto en su misión vital. Desde que se incorporara a la empresa en 1982, con solo 23 años, ha sido testigo de su crecimiento y transformación y, además, ha estampado su firma en modelos tan rompedores como el anterior Mazda2 o el RX-8 con motor rotativo. Y por si faltaran referencias, Matasaburo Maeda, su padre, fue quien diseñó el primer  RX-7. La vida, como el motor rotativo, da muchas vueltas. “La tecnología del motor rotativo solo está al alcance de una marca como Mazda”, asegura Ikuo Maeda, cuyo primer coche fue precisamente un RX-7. “Si la abandonamos, muchos ingenieros perderán el interés por nuestra marca. Kiyoshi Fujiwara (director de I+D) tiene en mente un nuevo motor rotativo y un nuevo deportivo, y los dos compartimos una misma idea: un deportivo corpulento, capaz de convertirse en abanderado de nuestra marca: un mito.”

BAJO EL CHASIS

La estilizada carrocería del RX-Vision introduce una evolución en el diseño KODO (alma del movimiento) de Mazda. El capó alargado y la posición retrasada de la cabina aportan al vehículo las proporciones clásicas de un gran turismo y permiten distribuir los pesos al 50%, al más puro estilo Mazda. La aerodinámica carrocería incorpora una cavidad bajo el suelo que genera un efecto Venturi –para reforzar el agarre del vehículo a la carretera–, mientras que un alerón trasero automatizado aporta más fuerza downforce a alta velocidad. Y para aligerar todavía más peso, se utilizan materiales como el aluminio o el carbono.

MENTALIDAD ‘ZOOM-ZOOM’

Seguramente los principales esfuerzos de Mazda seguirán orientándose hacia el diseño de modelos para el gran público, pero Ikuo Maeda quiere transmitir un mensaje claro: compactos, SUV o deportivos, todos los Mazda seguirán consagrados al placer de conducir. “Mi misión es crear formas que inviten a conducir”, afirma. “Si tuviéramos que diseñar un vehículo sin conductor, un coche autónomo, la forma no tendría la menor importancia, pero mi idea es convertir el coche en un amigo, un compañero, uno más de la familia. Debe parecer un ser vivo y, por ello, el proceso de diseño reclama pasión y espíritu.” Para Mazda, la conexión entre vehículo y conductor siempre será fundamental. “Un coche debe tener carácter, transmitir la sensación de que es una máquina. Y también poseer unas cualidades mecánicas”, añade Maeda.

Este relato cobra vida en el imponente RX-Vision. Desde su capó alargado y rebajado a la mínima expresión –gracias al tamaño compacto del motor rotativo (galería motores rotativos con ingenio)– hasta su cabina consagrada al conductor –con su cambio de marchas manual–, el RX-Vision es una máquina con todas las letras. Una máquina irresistible, para más señas, que consigue estar a la altura de sus predecesoras pero sin apartar la mirada del futuro. “El Cosmo de 1967 es la imagen de la pureza: tiene unas líneas limpias, sin excesivos elementos de diseño”, reflexiona Ikuo Maeda. “Con el RX-Vision he intentado simplificar al máximo, pero dando al diseño un toque de personalidad y movimiento. Algunos detalles están inspirados en el RX-7 FD. Los faros traseros y delanteros, por ejemplo, parecen escamoteables, pero no lo son. Son elementos que aportan personalidad”. El proceso de diseño siguió el contrastado método introducido por Maeda con el lenguaje de diseño KODO (alma del movimiento). “Con el RX-Vision, pasamos casi medio año creando modelos de arcilla a mano, sin ordenadores”, explica.

MISTERIOSA ESPERA

Hicieron falta 10 meses para que el RX-Vision viera la luz, pero los seguidores de la marca tendrán que esperar un poquito más todavía para poder comprar un deportivo con motor rotativo. “No podemos hablar de fechas concretas, pero no falta mucho”, asegura Maeda, antes de esbozar una misteriosa sonrisa y levantarse para volver resuelto al ojo del huracán.  

ALMA DE PILOTO «SPEEDY» MAEDA

“Me encanta conducir: siempre tendré espíritu de conductor”, asegura Maeda. El director de diseño de la marca, más conocido como “Speedy”  Maeda, es un habitual de los circuitos de carreras.

Recientemente participó en el Spa Classic, una de las pruebas de modelos clásicos más importantes de Europa, al volante de un Mazda R100 cupé de 1970. En su garaje también tiene un Mazda MX-5 NB de competición, un Lotus Elise Mk2, un Mazda6 y un Mazda2.