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Hyundai Ioniq 6: el mundo está cambiando

Después de sorprender a todos con el Ioniq 5, Hyundai ha seguido un camino aún más radical con su nuevo EV de estilo aerodinámico. Tratamos de darle sentido a todo en Corea de Sur

Este es el segundo Hyundai nacido de la plataforma eléctrica E-GMP –la misma del Kia EV6–; a grandes rasgos, se trata de una arquitectura de 800 voltios y carga de 350kW, suspensión trasera multibrazo y un habitáculo de lo más espacioso. La distancia entre ejes es 50 mm más corta que la del 5, pero sigue siendo enorme, con casi tres metros (2.950 mm). El precio también debería ser similar al del 5 –a la venta en nuestro país desde 47.000 euros–, pero un mayor equipamiento de serie subirá el importe más allá de los 60.000 euros, por lo menos en las denominadas First Edition. Esto lo pone al mismo nivel que lo que cuestan los tope de gama de rivales directos como el Tesla Model 3 o el Polestar 2. 

Si encontramos uno de esos cargadores de 350kW podremos “repostarlo” del 10 al 80% en 18 minutos, mientras que en uno doméstico de 11kW requiere ocho horas, al igual que el Ioniq 5. No obstante, la gran diferencia está en la autonomía, gracias a un coeficiente aerodinámico de solo 0,21 Cx, muy mejorado respecto al del Ioniq 5 (0,29). Así, se declaran hasta 614 km con la batería de 77,4kWh, casi 100 km más que su hermano –también habrá una opción de batería de 53kWh, con la que se consiguen 429 km– y 12 km más que el Model 3. Para CAR, esto implica poder disfrutar de un largo recorrido por carreteras de todo tipo en Corea del Sur. 

En cuanto a su diseño exterior, el Mercedes CLS se nos viene a la cabeza cuando lo observamos de perfil, con su largo arco pensado para engañar al viento. Pero el director de Hyundai Style, Simon Loasby, nos dice que su equipo se inspiró en los ‘streamliner’ de los años 30, como el Stout Scarab y el exclusivo Phantom Corsair, o el posteriror Saab 92, diseños a su vez muy influenciados por el mundo aeronáutico. Con 4.855 mm de largo y 1.495 mm de alto, el 6 es 220 mm más largo y 110 mm más bajo que el 5. Nos gustaría aplastarlo un poco más, para que fuese más bajo, y estirarlo, para que se pareciese un poco más al prototipo Prophecy de 2020, pero a los ansiosos coreanos les encanta, y no paran de rodearnos cuando nos detenemos –en el mercado local ya cuenta con 35.000 prepedidos–. Pero entendemos que, para el mundo real, el diseño ha estado limitado por la gran batería ubicada entre los ejes, un techo que se arquea como el puente del puerto de Sídney y un interior que debe ser capaz de albergar a varios adultos con comodidad –lo cual cumple sin problemas, incluso en la parte de atrás–. Además, tiene un piso plano, y mucho espacio entre los asientos traseros y los respaldos de los asientos delanteros. 
La versión que probamos combina tracción total y dos motores eléctricos, y ofrece 325 CV. En este caso, la autonomía se queda en 519 km, debido a las llantas de 20 pulgadas, en lugar de las de 18 de serie –el tracción trasera, con estas llantas, es el que logra el máximo alcance–. A medida que nos aventuramos en Seúl, se hace evidente un gran problema de este país: el tráfico. 

Un atasco constante
La población de Corea del Sur es de 52 millones, la mitad vive en el área metropolitana de Seúl... y hoy parece que todos están fuera. Además, son agresivos: la regla no escrita es evitar a toda costa que alguien cambie de carril. En este entorno hostil, el tren motriz eléctrico brinda un respiro: el acelerador nos ayuda a incorporarnos rápidamente, los frenos son firmes pero no se clavan, y la configuración de regeneración predeterminada no nos hace atravesar el parabrisas cuando levantamos el pie derecho. Todo se puede personalizar, a través de los modos Eco, Normal y Sport, y con las levas se ajusta la fuerza de la regeneración. Todo es armonioso. 

En el habitáculo también se respira un ambiente de lo más relajante. Parece evidente que en su concepción ha primado la funcionalidad sobre la estética; esto se nota particularmente en la intersección en forma de T del tablero y la consola central flotante. Loasby nos indica que aquí podemos apoyar un portátil para cargar la batería durante las paradas. Algunos plásticos son duros, pero en este coche se respira mucha más calidad que en un Tesla Model 3. Los interruptores capacitivos de la climatización se esconden bajo un acabado piano black, pero el resto de los controles se manejan desde dos pantallas de 12”. 
Seúl es una fusión de lo antiguo y lo moderno, con una fachada de amplias autopistas urbanas y elegantes rascacielos que oculta una maraña de sucios callejones poco apetecibles. Aventurándonos aquí encontramos una mezcla de restaurantes, bares de karaoke y letreros luminosos de todo tipo e intensidad. Después de una rápida exploración, salimos de las obstruidas arterias de Seúl para ir hacia el este por la autopista 60. La ruta nos conduce rápidamente a un terreno más montañoso, con largos túneles que cortan constantemente la topografía, como un hilo a través de la tela. Túnel, cielo, túnel, cielo... Años de ingeniería dispensados a kilómetro por minuto.

El Ioniq 6 se conduce bien a gran velocidad, y el viento y el ruido de la carretera se silencian casi por completo. Los espejos retrovisores laterales digitales –opcionales– de nuestra versión de pruebas también ayudan en este sentido. Dirigiéndonos hacia el norte por la autopista Jungang, nos detenemos para almorzar en el museo Lee Sang Won, en Chuncheon-si, un edificio aparentemente circular que exhibe el trabajo del artista coreano homónimo y se alza sobre la ladera como si pudiera alejarse con la brisa. El entorno montañoso del museo contrasta significativamente con la escena que se encuentra a unos pocos kilómetros de distancia, donde los trabajadores se agazapan entre los cultivos o se protegen del calor en destartalados refugios. 

El tráfico se reduce aquí de forma considerable, pasando a ser un pequeño goteo. El pavimento es bueno, y disfrutamos de largas curvas, uniéndose como un ancho río tallando un valle. La dirección del Ioniq da mucha confianza aquí, con una sensación sólida y precisa, que se mantiene constante. Tenemos a nuestra disposición fuertes estocadas de aceleración, con un simple gesto sobre el acelerador y, aunque definiríamos el rendimiento más como urgente que como devastador, hay potencia más que suficiente para adelantar de forma casi instantánea.

A lo largo de nuestra ruta vemos varios carteles que nos recuerdan que las relaciones con Corea del Norte no son del todo cordiales. Otro letrero en un hermoso lugar conmemora a los soldados coreanos que derrotaron al ejército comunista chino en junio de 1951, en el monte Daeseongsan. El fuego de artillería pesada de los ejercicios militares resuena de fondo, y decidimos seguir nuestro rumbo. Nos dirigimos al condado de Cheorwon, y nos detenemos en una calle principal cerca de la frontera. No necesitamos cargar para volver a Seúl, pero queremos probar el sistema en una toma súper rápida de 100kW, donde una recarga completa tardaría menos de una hora. Llegados a este punto, nuestro problema se llama Hangul, el alfabeto coreano. Una mujer local nos registra de inmediato, se pavonea mientras investiga, con una amplia sonrisa, hace algunas llamadas, y en un instante aparece un grupo de personas con ánimo de ayudarnos a conectar el cargador. 

De vuelta a seúl
Los guardias con ametralladoras cerca de la frontera también son genuinamente encantadores, algo que comprobamos después de movernos lentamente por unas barricadas amarillas y negras hasta que llegamos a un puesto de control. Seguramente somos los primeros occidentales que pasan por aquí en un coche eléctrico –al menos en uno que todavía no está disponible–. Pioneros, por así decirlo. Tras dar media vuelta, exploramos las carreteras de montaña un poco más al sur, con constantes cambios de dirección. El Ioniq 6 se comporta de forma muy sólida, sintiéndose muy a gusto en las curvas. A medida que cae el atardecer, el sol se pone rojo, y saltamos de nuevo a la autopista, en dirección a una capital que brilla en la oscuridad como la gomina de un adolescente. En la cola de regreso a nuestra base, en el imponente hotel Signiel, el ordenador de a bordo indica que hemos promediado 26,5kWh/100 km –el oficial es 16,9– pero, incluso a ese ritmo, y después de 400 km, todavía tenemos mucha autonomía. Sin duda, el “aerodinámico eléctrico” de Hyundai funciona, y va a hacer que el mundo cambie todavía más deprisa.

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