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Hablamos con Alain Visser, CEO de Link & Co, una marca con ideas radicales

Desde la marca china, perteneciente al gigante Geely –como Volvo, Polestar y Lotus–, consideran que su sistema de propiedad compartida y su apuesta por no tener una red de distribución les conducirán hacia el éxito.

Alain Visser no es como otros directivos del sector. Él no quiere vendernos uno de sus coches a las primeras de cambio; tampoco persigue cerrar acuerdos financieros de varios años. Su empresa, Lynk & Co, quiere hacer las cosas de una manera muy diferente. Su configurador de la página web solo ofrece un crossover compacto en dos colores. Eso sí, cuenta con un innovador sistema de suscripción que se puede activar o desactivar con un mes de antelación, como Netflix.

“A diferencia de otras marcas que ofrecen un coche por cada segmento, creemos que podemos llegar a nuestros objetivos con un solo modelo”, dice. “Hay gente que demanda un utilitario para ciudad, pero nosotros no queremos un coche así. Si quieres un berlina grande, tampoco somos esa marca. Es nuestra elección. He trabajado toda mi vida en una industria que intenta complacer a todos. No estamos en ese negocio. Somos una marca urbana. Tenemos un automóvil que es lo suficientemente pequeño para la ciudad y lo suficientemente grande para una familia pequeña. Si la gente necesita algo más, debería ir a otro lado”.

Mantener una gama muy simple sigue el mantra de Steve Jobs, quien no quería más productos Apple de los que cupiesen en una mesa pequeña. Visser admite que simplificar las opciones hace que el proceso de fabricación sea considerablemente más sencillo, lo que ayuda a sortear las complejidades de la escasez de semiconductores (chips) y las líneas de suministro interrumpidas.

“¡Esto le gusta mucho a la gente de fábrica!”, sonríe. “Tenemos una lista de espera de solo un par de meses, mientras que muchos automóviles actuales tienen un retraso de un año o más”. Conviene recordar que el Lynk & Co 01 está construido sobre la misma plataforma (CMA) que el Volvo XC40.

La reducida gama de productos también está diseñada para eliminar los puntos débiles del proceso de custodia compartida –la única opción que pueden elegir los compradores es la pintura azul o negra, y la barra de remolque–. Los miembros se suscriben a Lynk & Co a través de una simple aplicación, pagando una tarifa que cubre todo excepto el combustible. En Europa, supone unos 500 euros al mes, para un automóvil de tamaño similar a un Audi Q3.

“El automóvil privado típico pasa el 95% de su vida estacionado, sin usarse; queremos cambiar eso con el coche compartido”

Lynk & Co es parte del gigante Geely, pero Visser dice que es el hermano rebelde, uno muy ambicioso que apunta a superar a Tesla con un modelo de distribución muy parecido. De hecho, es casi completamente digital, con pequeños showroom llamados “Club” donde los clientes pueden disfrutar de una experiencia completa, tomándose algo y con música en directo. En España ya han abierto su Club en Barcelona, y próximamente lo harán en Madrid. Es un modelo similar al que la firma Nio ha usado para establecerse en China. “Creo que gran parte del equipo de Nio ha pasado antes por Lynk & Co”, bromea.

El CEO, nacido en Bélgica, considera que la pandemia ha acelerado toda esta transformación. De hecho las cosas les van bastante bien y, en lo que se refiere a nuestro país, llevan tres meses encabezando la lista de los híbridos enchufables más vendidos. En España, el mes de septiembre de 2022 comercializaron 541 coches.

Todo el plan de negocios de Lynk & Co se basa en la apuesta de que la propiedad tradicional de automóviles está muerta, y el mercado cambiará a modelos de suscripción más flexibles. Visser está convencido de que la pandemia y la crisis del incremento del coste de la vida están impulsando esta transición: “Hay suficientes personas que están listas para hacer algo muy diferente: están hartas y cansadas de ir a un distribuidor, regatear por un descuento, elegir entre 15 colores, los cientos de opciones. Solo quieren algo muy simple. No quieren comprar un coche, solo usar el coche”.

 

En la distancia corta: seis preguntas que solo nosotros haríamos

¿Cuál fue su primer coche?

“Un Ford Escort XR3i Cabriolet”.

 

¿Qué logro le hace sentir más orgulloso?
“Crear Lynk & Co desde cero con una plan transgresor y descabellado... Ha sido la primera vez en mi carrera que he podido realizar un proyecto completo nacido de una idea propia”.

 

¿Qué es lo mejor que ha hecho en un coche?
“Hicimos karaoke en el automóvil cuando lanzamos Lynk & Co. Canté ‘Time out of mind’ de Steely Dan”.

 

¿Una metedura de pata memorable?
“Cuando lanzamos Lynk & Co, en lugar de tomar mi pastilla para la presión arterial por la mañana, tomé por error una pastilla para dormir. Horas antes del momento más importante de mi carrera, ¡ni siquiera podía pronunciar mi propio nombre! Me trajeron cinco latas de Coca Cola y un poco de café...”.

 

¿Superdeportivo o clásico?

“‘Clásico... aunque en este momento no tengo ninguno en mi garaje”.

 

Pregunta difícil. Prometió que la mitad de su personal serían mujeres en 2022. ¿Cómo va eso?

“Ahora hay un 48 por ciento del personal que son mujeres, y estoy muy orgulloso de eso. Lamento decir que encuentro esta industria hipócrita, arrogante, anticuada y super machista: siempre dice ser innovadora y sostenible... pero son mentiras y más mentiras”.

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