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VW Golf GTI Clubsport y BMW 128 ti, guerra en el vecindario

El Golf GTI lleva rondando 45 años en la ciudad de los compactos deportivos, de hecho, Volkswagen ha creado un GTI Clubsport 45 aniversario para conmemorarlo. La experiencia es un grado, fue el primero en el segmento, pero no ha podido dormirse en los laureles en este casi medio siglo porque no paraban de llegar rivales duros desde todos los rincones. Sin embargo, nunca antes habían estado tan cerca…

Al menos geográficamente hablando, porque los más duros llegaban de Francia, Japón o España. Hasta ahora, pues de la propia Alemania ha nacido un nuevo rival, un cambio de paradigma en un modelo que rompe su tradición y se adapta a los nuevos tiempos y se sale de la línea habitual de una marca tan purista como BMW. El reciente 128 ti es un compacto deportivo de tracción delantera ahora en lugar de un deportivo compacto de propulsión como antes.

Aquí el orden de los factores no ha alterado el producto, lo ha cambiado por completo. El golpe de timón llegó hace dos años por exigencias del mercado, el cliente medio del BMW Serie 1 no buscaba un coche de sensaciones de conducción sino ser cliente de la marca con un coche asequible y pequeño. Con este nuevo chasis se gana espacio, se abaratan costes y se atrae a otro tipo de clientela. ¿Y qué pasa con el purista que compraba los Serie 1 de seis cilindros en línea?

Cambio de filosofía en BMW

Ha debido esperar a que saliera el nuevo Serie 2 Coupé de tracción trasera o adaptarse a las versiones deportivas de este nuevo Serie 1. La primera fue el M135i xDrive, de 306 CV y tracción total. Pero BMW se atrevió a jugar a los GTI puros y lanzó el 128 ti. Deriva del 135 pero se han tomado muchas molestias en el chasis como para dejar aquí la descripción del coche.

El motor de 2.0 litros rinde 265 CV y 400 Nm de par, suficientes para calcar el 0 a 100km/h de 6,1 segundos del Golf GTI normal. Hay un diferencial tipo Torsen en el tren delantero, un ajuste específico de suspensión, que no es adaptativa, y de la dirección. El conjunto brilla por si solo y es un compacto deportivo muy redondo. Pero ¿Y frente a un GTI?

La casualidad quiso que se haya tenido que enfrentar no a un simple Volkswagen Golf GTI, sino a un GTI Clubsport. Volkswagen cansada de repetir y mejorar la receta aquí nos brinda un coche más potente, con una puesta a punto que mira para otro lado cuando pedimos confort para el día a día, y que deja caer una pizca más de sal a la ensalada de detalles estéticos que lo diferencian de un Golf R-Line.

Mientras el BMW corre y da la sensación de ser muy bueno empujando desde abajo, el GTI salta al terreno de la explosividad desde bajas revoluciones, los 300 CV juegan a su favor ya que el par es el mismo, pero también influye un poco el peso.

El de Wolfsburgo pesa 60 kilos menos que el de Múnich, así que cuando llegan las curvas enlazadas en el BMW debes lidiar con una suspensión de tarado fijo, mientras en el Golf solo debes lidiar con pulsar el botón táctil de los modos de conducción bajo la pantalla central.

El sistema DCC de Volkswagen entra en acción y en modo Sport el coche se comporta de maravilla a gran velocidad, con un aplomo de coche enfocado a circuito. Por supuesto, el hecho de que vaya 15 mm más bajo y tenga una geometría modificada con mayor caída delante ayuda mucho a esas buenas sensaciones al volante. 

Precisamente para esto último Volkswagen incluye un modo más, el Nürburgring. Según la marca entra en juego un ajuste especial del ESC, el cambio y la suspensión, solo si equipamos el sistema DCC claro. Para apreciar diferencias con el modo Sport deberías hacer el mismo tramo de carretera primero con uno y luego con otro. No es que el coche fluya mejor pero como curiosidad, en el tramo roto y de asfalto cambiante por donde probé el Clubsport el coche se comportó a nivel de estabilidad y tracción como ningún otro GTI que haya probado antes.

Sobre esto último también ayuda que aquí Volkswagen equipa un diferencial autoblocante mecánico en lugar del “electrónico” falseado con ayuda del ABS. Esto supone grandes dosis de agarre saliendo del vértice incluso con varios grados de giro en el volante, y todo sin que la luz del control de estabilidad nos produzca un ataque epiléptico.

¿Equilibrados o agresivos?

Volvamos al BMW. La suspensión y el Torsen del 128ti funcionan muy bien cuando el asfalto está roto. No es su terreno ideal, pero para no llevar una función adaptativa BMW ha clavado el ajuste ideal entre uso diario y deportivo. Aquí siempre es difícil encontrar el punto óptimo, un rebote intenso nos sacaría los empastes en los dichosos resaltos de plástico de la ciudad a costa de apoyar más plano en las curvas rápidas de nuestro tramo de montaña favorito, pero BMW ha jugado bien sus cartas y el coche ofrece un compromiso intachable.

Para el uso diario ambos pueden ir bien cargados de tecnología, a ninguno le faltan dos pantallas, conectividad con el móvil, múltiples ayudas de conducción que desactivar en cuanto arrancas y otros gadgets. De espacio son bastante parejos, tanto para buscar la posición de conducción como para acomodar pasajeros en las plazas traseras. De maletero más de lo mismo, XXX litros para el 128 y XXX para el GTI.

Siendo coches que normalmente son los únicos en un garaje, ya que cuestan alrededor de 47.000 euros, sus consumos no son descabellados. Aquí el GTI se alza con la victoria. Su motor parece otro cuando no pasamos de 2.500 rpm, incluso en modo Eco puede desconectar la transmisión. Podemos hacer consumos por debajo de 7 litros en uso diario sin mucho problema. Bajar el 128 ti de 8 l/100 km en cambio será más difícil.

Hablando de transmisión aquí ambas funcionan satisfactoriamente en uso normal. El DSG creció a 7 velocidades hace relativamente poco pero es un cambio refinado. El convertidor de par del BMW más de lo mismo, es invisible en conducción diaria.

Cuando toca pasar a la acción ambos son rápidos, con levas en el volante, pero el DSG parece más acertado con la marcha correcta que el Steptronic.

Y por último pero no menos importante, la frenada. Volkswagen mejora el equipo del Golf GTI en el Clubsport incluyendo discos perforados y de mayor tamaño. Ciertamente muerde como un animal de circuito más que uno para la civilización, así que casi siempre andaremos apurando la frenada hasta límites muy atrevidos. A la larga esto los fatiga más rápido que los del BMW, que invitan a ser más progresivos, igualmente buenos, pero sin el tacto duro de los del Golf, aquí se nota una vez más el compromiso con el día a día del 128ti.

A nivel estético ambos lucen como auténticos compactos deportivos, es decir, no son exageradamente llamativos pero destacan más entre la muchedumbre.

En BMW apuestan por el rojo más fuerte incluso que Volkswagen y su mítica franja en el morro. Con el emblema de "ti" decorando los faldones laterales no queda duda de lejos de que no es un mero 120d con Pack M. Me pregunto si los fanáticos de la marca empezaran a añadir detalles rojos a sus Serie 1 igual que ponen una M de pega.

El Golf Clubsport es menos recatado que el GTI normal, el alerón es más grande y lleva esas calcomanías en los laterales sacadas de un videojuego. Las llantas son de serie de 18 pulgadas pero en opción están las de 19", como estas del Golf R que lleva la unidad de pruebas. 

Por dentro más de lo mismo, sutiles detalles, otra vez de color rojo en el BMW 128ti y GTI en el Golf, que destaca por sus asientos deportivos, aunque los del de Múnich también recogen excelentemente.

Ambos van bien cargados de tecnología pero dado que el BMW tiene el controlador iDrive de la ruleta en el túnel central se antoja más cómodo de usar en marcha, ya que en el Volkswagen solo puedes usar la pantalla.

BMW 128ti vs VW Golf GTI Clubsport, veredicto

Estamos seguros de que si el BMW 128ti hubiera coincidido con un GTI estándar nos habría costado más tiempo y sudor escribir esta prueba. Como primer modelo de este tipo en la casa bávara es muy competente, cumple con todos los objetivos que un buen GTI debe tener y se podría plantear firmar tablas con los de Wolfsburgo.

Sin embargo, delante tenía una versión más valiente del GTI. El Clubsport por 49.290 euros es 5.000 euros más caro que un GTI normal e incluso 3.000 más que el BMW, pero si la prioridad es la conducción y la emoción al volante está claro que este Golf GTI Clubsport pone los puntos sobre las íes y mejora sustancialmente la conducción de un ya de por si buen GTI sin sacrificar en la misma medida su capacidad de uso para cualquier viaje.

Ves a por el BMW 128ti si quieres la receta segura de lo que debe ser un buen GTI con el plus del toque Premium, pero si te no te da miedo que el picante pueda comprometer el resto de sabores el Golf GTI Clubsport es tu compacto a elegir. 

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