Un Bentley para Keith
Por: Guillermo Lahoz
A sus 71 años el músico británico es la encarnación del espíritu del rock, una estrella mundial y también un gran superviviente. Lleva 50 años en lo más alto, después de haber sobrevivido a la heroína, a varios accidentes de coche y hasta a la caída desde un cocotero. Su disparatada vida como rock’n roll star comenzó en los años sesenta, un periodo mágico de la historia británica. Fueron los años del Jaguar E-Type, del Austin Mini, de las victorias en el mundial de Graham Hill, John Surtees o Jim Clark y, por supuesto, también de la explosión del rock. El éxito llegó muy pronto y en 1965 Keith compró un S3 Continental Flying Spur. Era el modelo más caro de la gama, y llevaba un motor 6.2 V8 y carrocería de HJ Mulliner Park Ward. Incorporaba elevalunas en todas las puertas, techo eléctrico atrás o una pantalla para separar al chófer del habitáculo. Además se las apañó para instalarle cristales tintados y un compartimiento secreto donde esconder drogas. Un músico que triunfa debe viajar en un coche en consonancia.
Casi medio siglo después, los Bentley aún tienen algo en común con el coche de Keith. Sigue habiendo una berlina Flying Spur en su oferta, aunque lo último es la gama Continental GT para 2016. El viejo y el nuevo comparten líneas similares, interiores suntuosos, un motor V8 y esa sensación de empuje y par infinito, lo que en la marca llaman la “potencia sin esfuerzo”. Javier Arias, general manager de Bentley Madrid, nos explica que cuando alguien compra un Bentley, quiere acceder además a un determinado estilo de vida. Pero los Rolling Stones vivían en un mundo aparte. En 1972 los miembros del grupo se alojaron en la mansión Playboy de Los Ángeles, y John Dante lo recuerda así: “Una noche llegué y había un grupo de chicas alrededor de Keith Richards, le miraban con ferviente adoración y escuchaban todo lo que decía. Y la verdad es que no decía nada, estaba totalmente colocado, pero podría haberse llevado a cualquiera arriba. Todas aquellas mujeres que me habían dicho cuánto me amaban estaban alrededor de Keith. Tenía envidia de su poder”.
El guitarrista dice además que nunca le ha importado el dinero. “Nuestro” Continental GT V8 está a la venta desde 220.000 euros, una cifra al alcance de muy pocos. La principal novedad mecánica es que ahora el motor V12 rinde 590 CV, antes 575, y lleva un sistema de desconexión automática de cilindros, algo que el V8 llevaba desde su lanzamiento. El más potente de la gama es el GT Speed de 625 CV, con un enfoque más deportivo. En el impresionante interior también hay novedades, con mandos y perfiles cromados renovados, WiFi y varios puertos USB.
Al volante poco ha cambiado, sigue ahí ese poder total, esa facilidad inaudita para volar por la autopista, recuperar o para subir pendientes. En sexta puedes rodar a 190 km/h con el motor girando a apenas 2.500 rpm. El V8 rinde 507 CV, casi 90 menos que el V12, pero la diferencia de par máximo es de solo 70 Nm. Por eso puedes rodar igual de rápido con ambas versiones –el “pequeño” acelera de 0 a 100 en 4,8 segundos y el V12 en 4,5–, pero el V8 es algo más vivo y ligero y sobre todo gasta menos –10,9 litros frente a 14,1, siempre teóricos–, de modo que la autonomía –90 litros de depósito– puede superar los 800 km. El conductor va aislado del exterior pero se ha cuidado que también pueda disfrutar del sonido bronco del motor, especialmente si es descapotable.
Hoy conducen un Continental rockeros tan célebres como Ozzy Osbourne, Nicki Sixx (Mötley Crüe) o Bret Michaels, cantante de Poison. Incluso la divina Heidi Klum se pasea por Los Ángeles en su GTC. Keith Richards tuvo varios accidentes con su coche, al fin y al cabo no hay muchos yonkis al volante de un Bentley… Como estaba muy castigado lo vendió en 1978 pero se compró otro modelo igual, que aún conserva. Antes de que saliera a subasta el pasado mes de septiembre fue restaurado por completo, de modo que ahora está mejor que cuando salió de fábrica, y se vendió por 1,07 millones de euros.