Nos subimos en el Hispano Suiza Carmen Boulogne
Viajamos hasta la sede en Montmeló para conocer de cerca el apasionante proyecto que supone el renacimiento de la marca española. El Hispano Suiza Carmen será el primer modelo de la nueva etapa, un deportivo biplaza 100% eléctrico con 1.000 CV de potencia. Y aún más especial es esta versión que nos acompaña, el Carmen Boulogne.
Vimos el Hispano Suiza Carmen en vivo por primera vez en el Salón de Ginebra en marzo de 2019, una gran noticia porque supuso el retorno de la gran marca de prestigio española. Entre 1904 y 1946 la empresa fabricó más de 12.000 automóviles del máximo nivel, que competían con lo mejor de la producción mundial como Rolls-Royce o Mercedes-Benz. Ya en Ginebra pudimos comprobar que su diseño tiene gancho y personalidad, porque es diferente a todo lo que existe en el mercado. Hay que decir también que gana mucho en vivo, donde destaca su anchura y sus proporciones.
El nuevo coche está inspirado en el Hispano-Suiza H6C Dubonnet Xenia de 1938 y se llama Carmen como homenaje a Doña Carmen Mateu (1936-2018), nieta el fundador, Damián Mateu (1864-1935). El diseño del nuevo Carmen es obra de Francesc Arenas, que trabajó veinte años en Mazel y también en Fiat y Alfa Romeo, con Andreas Zapatinas.
Planteamiento de super deportivo para el Hispano Suiza Carmen
El Hispano Suiza Carmen emplea un monocasco central de fibra de carbono (pesa 195 kg.) con dos subchasis delante y detrás. Recordamos también que una cuestión clave del proyecto es que Hispano-Suiza tiene como socio tecnológico a QEV Technologies, una firma de Barcelona que, entre otros proyectos, llevan la escudería Mahindra de Formula E y también participan en el equipo NIO 333.
Toda la carrocería es también de carbono y la batería tiene forma de T, como 80 Kwh de potencia, como una columna vertebral colocada detrás de los asientos, que pesa 600 kg. Con un peso total de 1.690 kg., queda patente hasta que punto es ligera la estructura del coche. La potencia de los motores eléctricos síncronos (dos, uno a cada rueda trasera) suma 750 kW (1.000 CV), con lo que las prestaciones son tan buenas como se puede imaginar: de 0 a 100 en menos de tres segundos y una velocidad máxima de 250 km/h. Ya se sabe que la velocidad punta no es el punto fuerte de los eléctricos, y es que en esas circunstancias la batería se consume muy deprisa. La batería y el tren motriz se refrigeran por agua a través de tres radiadores colocados en el morro.
Los ingenieros destacan la eficacia de su sistema torque vectoring (distribuye en par entre las ruedas) que es mucho más eficaz y fácil de gestionar en modelos como este que en los de gasolina.
El actual presidente de Hispano-Suiza es Miguel Suqué Mateu, bisnieto del fundador de la marca, Damián Mateu. En nuestra visita a la sede de la empresa en Montmeló, en las mismas instalaciones donde QEV Technologies trabaja con los monoplazas de Formula E, pudimos conocer a Sergio Martínez Campos, CEO de la empresa.
En el equipo que dirige hay numerosos técnicos e ingenieros con experiencia internacional en todos los campos de la alta competición además de la Formula E, incluyendo WRC, Le Mans o Fórmula 1. Se trata de un grupo entusiasta y de alta cualificación, orgullosos de que el talento de los españoles expertos en este campo no tenga que irse de España para desarrollarse.
Ellos consideran que están trabajando como una start up, en el sentido de que son una empresa tecnológica con gran capacidad de innovación y alta flexibilidad. Actualmente trabajan en la empresa casi 50 personas y han viajado por todo el mundo para promocionar el proyecto, dentro de los problemas creados por la pandemia. “Es un proyecto a largo plazo y queremos quedarnos en el sector de la automoción durante muchos años”, nos dice Martínez Campos.
La gente está aceptando el Carmen como una obra de arte, tanto en diseño como en tecnología, y tenemos un configurador para que los clientes puedan personalizar a fondo su coche, ya que no habrá ninguno igual”. Su filosofía de trabajo, para ser fieles al ADN de la marca, incluye hacer casi todo “en casa” y con el apoyo de empresas cercanas en la medida de lo posible, incluyendo el chasis de fibra de carbono, el motor eléctrico y hasta las baterías (compran las celdas y la montan ellos). Quieren que sea reconocido como producto español, desarrollado y fabricado aquí.
Desarrollado por un ex piloto de F1
En el desarrollo del coche ha sido muy importante la colaboración de Luis Pérez-Sala, que también es embajador de la marca. El ex piloto de F1 lleva décadas poniendo a punto coches de carreras de todo tipo y también probando coches de calle para el diario “El País”, con los que su experiencia es en este campo es enorme.
Luis nos comentó que cuando le propusieron unirse al proyecto, le inspiró confianza desde el principio porque conocía a muchos técnicos que estaban detrás. No obstante primero pidió poder conducir el prototipo, consciente de que iban a competir con los mejores fabricantes: “Cuando probé el coche me convenció, me dije, afortunadamente lo importante, que es la parte dinámica, va de coña. Ahora tenemos que trabajar en que se pueda usar en el día a día”.
En QEV Technologies tenían mucha experiencia en eléctricos de competición, pero adaptar todo al uso normal ha requerido mucho trabajo. “Lo que quieres en un coche de competición es eficiencia sobre todo, prestaciones y capacidades, pero en un coche de calle necesitas también un equilibrio, confort para el día a día, calidad, etc. Por eso hay que hacer cambios, hemos trabajado mucho en los motores y la transmisión, por ejemplo”.
Basta con decir que un Formula E lleva un motor y el Carmen lleva cuatro. Durante el desarrollo del último año ha pasado de ser un coche más lujoso a un concepto más deportivo. La suspensión por ejemplo ha mejorado mucho. En ella se emplean materiales que normalmente se usan solo en aeronáutica o modelos de competición, y se han reducido casi 13 kg.
El coche en el que nos subimos como copilotos con Luis Pérez-Sala al volante fue el Carmen Boulogne. El proyecto incluye fabricar 19 unidades del Carmen y cinco del Carmen Boulogne, que rinde 100 CV más (1.100), pesa 60 kg menos y tiene un enfoque más de carreras y menos de Gran Turismo. La cifra de 19 coches responde a la cifra del nacimiento en 1904 y del “renacimiento”, en 1919.
No condujimos el Hispano Suiza Carmen Boulogne pero sí rodamos como copilotos de Luis Pérez-Sala. El interior es biplaza (asientos de carbono, por supuesto) regulables eléctricamente y calefactables. Los acabados son en aluminio y madera. Hay una pantalla central donde se controla casi todo (incluyendo los diferentes modos de conducción) y otra rectangular delante del volante.
Las puertas de apertura vertical se pueden abrir mediante un sistema eléctrico, y hay botones para ello tanto en la consola central como en la propia puerta. Al salir a la carretera, la sensación es la de un coche deportivo con motor central, no la del clásico Gran Turismo para viajar. La suspensión es firme y no hay balanceo en las curvas. Luis destaca que ofrece muy buena capacidad de tracción (llovió durante el recorrido), y vemos que traza las curvas muy limpiamente con poco movimiento de volante.
La velocidad de paso por curva también puede ser altísima, e igualmente sentimos la poderosa capacidad de frenada. El desarrollo del coche está acabado al 95% por ciento, de modo que ahora están puliendo detalles y con los trámites para la homologación. El precio rondará el millón y medio de euros y la primera unidad, en carbono visto con un lacado violeta, se entregará a un conocido coleccionista estadounidense en unos seis meses.
