Ralf Speth, CEO Jaguar Land Rover: un alemán muy inglés

Sir Ralf Speth entra en una rotonda de Warwickshire con el Defender 110 a una velocidad que habría puesto al original panza arriba en el descampado colindante. Días antes de su jubilación, tras 10 años de servicio, el CEO de Jaguar Land Rover nos conduce hasta el Castillo Eastnor para una última sesión de off-roading y para demostrar el cambio radical que ha llevado a cabo en la empresa automovilística más grande del país anglosajón.

El ex ejecutivo de BMW ha llevado a JLR de competidor de nicho británico a gigante internacional, logrando un récord de ventas tres veces superior a cuando llegó y doblando la plantilla; de 16.000 a cerca de 40.000 empleados. Ha sido responsable, a su vez, del lanzamiento de algunos de los coches más transformadores de la historia de la marca: el “mini Range Rover” Evoque y el Range Rover de aluminio, el 100% eléctrico Jaguar i-Pace y los SUV que han apuntalado las ventas, y los sucesores del E-Type y el Defender; tareas todas ellas que hicieron temblar a sus predecesores durante décadas.

Puede que Ralf Speth haya transformado JLR, pero la compañía e Inglaterra también le han transformado a él. Es propietario de un Land Rover Serie 1 y de dos Defender último modelo, además de poseer un XK140 roadster y un E-Type en su segunda residencia de Alemania. “Esta compañía se apoderó de mi vida por completo; soy un completo fanático de Jaguar y Land Rover,” confiesa.

Este alemán de voz suave prefiere no ser el centro de atención, y rápidamente aparta el foco de su contribución personal para centrarse en los logros colectivos de JLR. Sin embargo, el máximo reconocimiento vino de manos de la reina Isabel II, que le nombró Caballero de la Orden del Imperio Británico en agradecimiento a sus servicios a la industria automovilística británica. “Me sentí profundamente honrado y orgulloso”. En un primer momento fue un reconocimiento, pero se tornó fundamental cuando sir Ralf Speth obtuvo la nacionalidad. “Trabajaba en una empresa británica cuya alma y corazón pertenecían a Gran Bretaña, así que pensé que yo también debía ser ciudadano inglés”.

Atrás queda ya su infancia bávara, aquella que le escuchó decir su primera palabra, “auto”; y que vio cómo era capaz de distinguir, por la forma de sus faros, cualquier modelo de coche. Ralf Speth se graduó en ingeniería antes de embarcarse en una carrrera de 20 años en BMW, donde trabajó en los departamentos de fabricación, desarrollo de producto y estrategia. Hubo un tiempo incluso en el que ocupó un puesto en la línea de producción: “Fue una experiencia impagable”.

En 2010 llegó la llamada de Tata Motors que le convertiría en el CEO de Jaguar Land Rover. “La oferta llegó de manera inesperada, pero conocía bien la empresa y tenía una imagen más o menos formada en mi cabeza. Sin embargo, la empresa estaba en bancarrota [operacionalmente hablando], por lo que al principio fue difícil traer a la gente con las habilidades que queríamos. La línea de producción estaba obsoleta en comparación con las de nuestros rivales”, recuerda. “Tras la crisis financiera, en Land Rover no había nadie fabricando SUV, y Jaguar tenía una gama de modelos con motores grandes que estaba desfasada y agotada”.

“Poco a poco tuvimos que cambiar y expandir nuestra oferta de productos, a la par que mejorábamos nuestras destreza en cuanto a ingeniería, producción y marketing. Al principio, me involucré en el día a día de cada aspecto del negocio, empezando por los más básicos”.

Con el respaldo de Tata, el cambio de rumbo que dio Jaguar Land Rover bajo el mando de Speth ha rozado lo increíble. Speth se siente orgulloso de la expansión internacional de JLR, con la apertura de las primeras plantas fuera de Inglaterra; en China, India, Brasil y Eslovaquia, y la externalización de parte de la producción de Jaguar a Magna, en Austria.

Apoyó un giro de 180 grados en los planes de cierre de las plantas de Solihull y Castle Bromwich (UK). La primera fabrica Jaguar y Land Rover en la misma línea, mientras que la segunda se ha convertido en un centro para vehículos eléctricos. Halewood ha florecido con el montaje del Evoque y el Discovery Sport, y la inversión de mil millones de libras en una planta en Wolverhampron ha permitido que JLR sea autosuficiente en materia de motores. Todo ello enmarcado dentro de un plan de inversión de 27 mil millones de libras en I+D y nuevos modelos.

¿Y cuáles son los favoritos de Speth? El i-Pace es uno de ellos, con el que Jaguar ha vencido a BMW, Audi y Mercedes al crear el primer crossover eléctrico premium. “El i-Pace ha sido todo un acierto, ganando el premio al mejor coche del año en Europa y en el mundo; además de hacerse también con el título de mejor coche del año en Alemania, el cual sentó especialmente bien”.

“Pero la verdad es que el lanzamiento de nuevos modelos como el Evoque, que nos aportó volumen y rentabilidad, el Velar y el F-Type… fueron todos momentos especiales, al igual que lo fue el nuevo Defender. Lo cierto es que todo ello llevó tiempo porque teníamos que lograr un modelo de negocio viable, con una familia de modelos que será el pilar de la empresa”.

Si bien los coches han sido puntos álgidos, JLR ha tenido que superar algunos obstáculos, dada la naturaleza cíclica de la industria del automóvil. “Estuvimos al borde del precipicio varias veces. Sientes la presión, pero aprendes a vivir con ello; es tú trabajo”. Solo el año pasado, JLR perdió 3.600 millones de libras debido a la incertidumbre del Brexit, la caída del mercado chino y el abandono de los motores diésel.

Como consecuencia, Speth tuvo que tomar la decisión de prescindir de miles de empleados, y no era la primera vez. “Tuvimos que perder a gente para salvar el núcleo de la empresa, pero me sentí avergonzado. Es algo muy personal y te sientes responsable. Es, sin duda, la peor parte del trabajo”.

Esta confesión concuerda con la descripción que sus colegas dan de Speth, como alguien que se preocupa por los demás. Esta es una cara distinta a la que han visto algunos periodistas, ante los cuales la pasión de Speth se torna en discusiones competitivas y en ocasiones combativas. “No soy una persona fácil de tratar, soy un jefe exigente y puedo ser impaciente. Mi franqueza bávara es, en ocasiones, una desventaja,” reconoce.

Speth delegó en el ex CEO de Renault, Thierry Bolloré, el pasado 10 de septiembre, dejando tras de si un legado eficiente que ha logrado un ahorro de 2.900 millones de libras. Los ingresos habían aumentado un 8% a principios de 2020 –antes de la crisis del coronavirus–. “Hemos dado un giro radical a la empresa y vamos camino de lograr una muy alta rentabilidad”, presume.

“Ahora mismo estamos en medio de la tormenta perfecta, y estamos abordando todos los problemas. Pero en general soy optimista; el futuro es más brillante para Jaguar Land Rover. Hemos puesto en marcha programas transformadores, y tenemos una muy joven y potente gama con una excitante nueva línea de productos en camino”.

Esta incluye el primer eléctrico de Land Rover que, según Speth, sorprenderá a muchos con “su diseño, tecnología y capacidad. Será un nuevo tipo de Land Rover”. Y, pese a ser Jaguar el socio de menos en ventas, el emérito directivo confía en sus nuevos modelos, incluyendo híbridos enchufables y un sucesor eléctrico del XJ. “Jaguar tiene un futuro prometedor y nosotros tenemos un plan claro para lograrlo”.

La vida era, sin duda, más sencilla para el estimado fundador de Jaguar, Sir Williams Lyons, y Maurice Wilks, uno de los creadores de Land Rover. Sir Ralf Speth merece ser recordado con el mismo cariño, por dirigir sus marcas y desbloquear su vasto potencial. “Echaré de menos a la gente de JLR, su pasión, su creatividad y su apoyo”, nos admite. “Me gustaría agradecérselo a todos, hemos transformado una empresa británica en una compañía global”.