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Prueba Land Rover Defender 90: un todoterreno muy capaz

Hace un momento podía ver mucho mas allá del morro del Land Rover Defender 90: el coche de delante. Un brillante día de otoño que arrojaba rayos relucientes de la delicada luz del sol al denso follaje de este antiguo bosque, y un par de surcos fangosos que corrían rectos y nivelados, de pronto abruptamente hacia arriba, y luego muy, muy abruptamente hacia abajo.

Land Rover Defender 90

Llegamos con el Land Rover Defender 90 a la cresta. Con alarmante rapidez, la vista cambia del cielo a una caída desgarradora, a una laguna de suciedad y agua, a la feroz ola de proa, a una subida de salida increíblemente empinada. Y así, lo hemos abordado todo sin incidentes y seguimos adelante.

Basta con decir que el Land Rover Defender 90 es, incluso con neumáticos Goodyear Wrangler All-Terrain listos para usar en asfalto también, casi imparable. Una elevada distancia al suelo –220 mm en versiones con muelles normales, 291 mm con suspensión neumática en configuración todoterreno– un buen ángulo de ataque y salida, tracción inteligente en las cuatro ruedas y el impulso instantáneo del gasolina de cuatro cilindros P300, todos conspiraban para conseguir que el Land Rover Defender 900 no se atascara en algo en lo que tendrías que trabajar muy duro.

Land Rover Defender 90

Pero no necesitas un todoterreno imparable, ¿verdad? Lo único que deseas es un Land Rover Defender 90 y la seguridad de que lo que lo hace excelente fuera de la carretera no lo hace insoportable en la carretera. En cuyo caso, quédate tranquilo: el 90 es esa nueva serie de Netflix que estabas deseando encontrar, carismático y nuevo. Con dos salvedades.

Hay un gran atractivo en elegir algo diseñado por encima de lo necesario para tus necesidades, por supuesto que lo hay, pero tiene un precio, y en este caso ese precio es tan alto como el coche, desde 57.450 euros, o 72.650 euros por el P400 que también probamos. El otro factor es el físico, el 90 puede ser más ligero que el 110 pero sigue pesando 2,2 toneladas.

Además de ahorrarte dinero y peso, elegir el 90 sobre el 110 también te hace perder un par de puertas y una gran cantidad de espacio en el maletero. Pero aunque la carrocería de tres puertas podría implicar una segunda fila apretada, nada podría estar más lejos de la verdad. Es espacioso y agradable allá atrás, viendo las nubes pasar por las ventanas alpinas. Y la cabina, idéntica a la de los 110, es una clase magistral, capaz de ir en cualquier dirección en el gasto de opciones, sobria o con incrustaciones de diamantes, y seguir siendo un ganador.

El Defender 90 con suspensión neumática funciona muy bien. Un Range Rover es más confortable, naturalmente. Pero el Defender es menos distante, apropiadamente más comunicativo y permanece lo suficientemente cómodo para pasar un día al volante. ¿Y la verdadera sorpresa? Que el Defender 90 no es un muro de barro pesado cuando el carril rural por el que conduces decide complicarse.

Defender híbrido enchufable carretera vista frontal

Deshazte del control de estabilidad y, en las mismas ruedas Wrangler All-Terrains, el 90 con el P400 gasolina de seis cilindros es una maravilla en los carriles mojados del campo, con una dirección tensa y precisa, movimientos corporales bien controlados y un delicioso apetito para responder a los movimientos tanto de volante como de acelerador.

Un Land Rover Defender 90 con el P400 de gasolina y seis cilindros es increíblemente disfrutable, pero si está preparado, no se arrepentirá de la indulgencia; potente, suave, casi silencioso con poco esfuerzo y casi musical cuando lo haces trabajar, es un motor digno del modelo.

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