Prueba Jaguar F-Type 2.0 2018: con menos garras también se caza

Vivimos una época en la que el “downsizing” se impone en muchas marcas, una técnica que busca mayores prestaciones con menor cubicaje. Solo así se entiende que haya en el mercado motores 1.5 de 200 CV o 1.3 de 165, por poner solo un par de ejemplos. En la categoría de los deportivos también ocurre, aunque en menor medida, pasando de los V8 atmosféricos a V8 biturbo de menor cubicaje o V6 biturbo. Jaguar por suerte tiene a su F-type con motores V6 y V8 de hasta 575 CV como en el SVR, pero ha decidido poner a su felino más rabioso al alcance de más gente. Para ello han configurado este Jaguar F-Type 2.0, con un motor de 4 cilindros y 300 CV de 2 litros. ¿Es esto suficiente para un deportivo como el biplaza inglés?

Jaguar es experta en aluminio, tanto en chasis y carrocerías, como en motores. Su última hornada de motores de la familia Ingenium es un bloque de 4 cilindros y dos litros de aluminio con el que logran extraer 300 CV y 400 Nm de par. Esto es más que generoso para ofrecer un E-Pace divertido y más dinámico, o un F-Pace más ágil aún, pero a uno le asaltan las dudas cuando deciden montarlo en su deportivo.

La gama del Jaguar F-Type empezaba hasta hace poco en los 340 CV y 75.500 euros del V6 manual, un precio y potencia que estaban lejos de un 911 por ejemplo, pero muy por encima de un Cayman, que casi se le puede considerar el deportivo más divertido y asequible de precio “medio”. Pues bien con la llegada de esta versión 2.0 el precio cae hasta los 63.500 euros, que ya es como el del lagarto alemán, aunque tenemos 25 CV menos. La cosa ya es mucho más interesante.

A nivel estético a este F-Type lo podemos diferenciar de sus hermanos de mayor cubicaje por la cola de escape del difusor trasero, que es central y en forma de triángulo invertido. De hecho todos los F-Type se diferencian por este elemento, cuando están apagados claro. Porque al arrancar el Jaguar F-Type 2.0 se delata inevitablemente. Hay que señalar que este ronroneo es bastante agradable para un 4 cilindros, incluso contamos con el botón de apertura de válvulas del escape, pero en Jaguar no se dejaron nada en el tintero cuando crearon la nota musical de los V6 y V8, que pasaron a ser de los mejores instrumentos de viento metal que hay en el mercado.

Si al oído no lo puede engañar ¿podrá satisfacer a nuestra mente y nuestro corazón? Empecemos por la sensaciones, porque a fin de cuentas, tenemos entre manos un deportivo de motor delantero y tracción trasera, una combinación que suele ser suficiente. A nivel de chasis sigue manteniendo sus cualidades, sigue siendo preciso, ágil y divertido. Ahora además es un poco más ágil incluso, porque este bloque reduce el peso en 52 kg. Solo he llevado el V8 de tracción total, por lo que la diferencia en cuanto a respuesta de dirección es aún mayor, y si que se nota algo más de rapidez en los giros cuando se lo ordenamos con el volante.

A nivel de prestaciones, acelera de 0 a 100 km/h como un compacto deportivo actual, el 5,7 segundos, y tiene una punta de 249 km/h, por lo que se le puede seguir llamando deportivo sin miedo. Y lo bueno es que le podemos tener aún menos miedo a la hora de buscar sus límites, pues la entrega de potencia es bastante lineal y pisar el acelerador más de la cuenta al salir de una curva no será ahora tan peligroso. Los 300 CV se notan y el firme resbala o quitas los controles la trasera se insinúa, por lo que este F-Type sigue siendo juguetón.

Acompañando al motor tenemos un cambio de convertidor de par de 8 velocidades, una caja que funciona a la perfección y que aquí se combina con el  motor para ofrecer una respuesta rápida en conducción agresiva, pero transiciones suaves cuando nos adentramos en una jungla de acero y hormigón. Sin embargo, nos quedamos con las ganas de un cambio manual, ya que, como este motor no es tan radical ni requiere una concentración digna de un piloto, así podríamos involucrarnos más aún en la conducción y disfrutar un grado más.

A nivel de confort además es bastante agradable, bien insonorizado y con una suspensión de nuevo tarado para su menor peso, que funciona muy bien cuando empiezan las curvas, pero que para eso nos obliga a ser más cuidadosos en baches y resaltos en ciudad. Además es el mejor Jaguar F-Type para el día a día ya que su consumo es el más moderado de la gama. Las cifras oficiales hablan de 7,2 litros a los 100 km, pero nosotros después de hacer las pruebas pertinentes en carretera secundaria, volver por autopista y hacer un poco de ciudad nos quedamos en 9 litros aproximados, fueron variando cada día en función de si cogíamos más o menos autopista.

Por lo demás sigue siendo el mismo F-Type de siempre, con su capó de apertura invertida en homenaje al E-Type, su diseño tan peculiar, con una zaga que cae para dibujar uno de los perfiles más bonitos y elegantes del mercado. Y por dentro lo mismo, una configuración biplaza enfocada al conductor, con su peculiar asidero para el copiloto en el túnel central que lo separa del conductor y enfoca el cockpit a este. Ahora se ha actualizado y ya hay hasta conexión para el Smartphone. La calidad sigue siendo buena, la que cabe esperar en un coche de esta talla y precio, y sus asientos deportivos recogen como dios manda en cada curva. Nuestra unidad era el acabado R-Dynamic por lo que añade el alerón trasero y llevamos el equipamiento más completo de serie, lo que sube su precio a 68.750 euros.

Sin duda Jaguar ha sabido crear un motor que mantiene las cualidades deportivas del F-Type a la vez que lo convierte en el más asequible y recomendable para el uso diario, pues sus 310 litros de maletero no están del todo mal. Pero sus hermanos más vitaminados resuenan en nuestra cabeza, aunque seguramente si estás interesado en este coche, suene con más fuerza el ahorro de 12.000 euros con respecto al V6. Lo cierto es este felino inglés nos ha convencido para aquellos que buscan un deportivo de verdad sin tener que sacrificar su economía o recurrir al mercado de segunda mano.