Prueba Hispano Suiza Carmen Boulogne, directo al club de los hipercars
Hace un año tuvimos ocasión de subirnos en el Carmen como copilotos, pero ahora ha sido diferente porque hemos podido conducirlo, y además el Hispano Suiza Carmen Boulogne. Aunque ya lo hemos visto varias veces, sus líneas siguen sorprendiendo, con ese diseño diferente a todos sus competidores.
Para hacerlo realidad el diseñador Francesc Arenas se inspiró en el majestuoso cupé H6C Dubonnet Xenia de Hispano Suiza de 1938. Muchos creen que su combinación de aspecto intrigante y tecnología amigable con el planeta clava el espíritu de la época actual.
Estamos en el pit-lane del circuito de Montmeló y la tensión aumenta. A mi lado está el piloto de pruebas Pablo Suarez. “Tenga en cuenta que el ‘ESP’ no está operativo, y el mapeo del acelerador y el algoritmo de regeneración de frenos también están todavía en proceso”. No importa.
Estamos listos para comenzar con el primer automóvil nuevo que lleva el nombre de Hispano Suiza desde 1946. Como ya sabrán el plan es construir 19 unidades del Carmen, un gran turismo eléctrico biplaza que genera 1.019 CV (a un precio de 1,5 millones de euros más impuestos) y cuatro unidades más del Carmen Boulogne, que gana 95 CV con un enfoque más radical y cuesta 150.000 € extra.
Recordamos también su configuración técnica, con un monocasco central de fibra de carbono (pesa solo 195 kg) con dos subchasis delante y detrás. La batería tiene forma de T, con 80 KWh de potencia, como una columna vertebral colocada detrás de los asientos, que pesa 600 kg. Estoy a punto de salir a la pista y empieza a lloviznar.
A medida que empiezo a rodar el coche transmite buenas sensaciones: silencioso, estable, receptivo y rápido, pero no tanto como debería ser con 1.114 CV. Aun así vamos sobrados para perseguir al Tesla Model S que hace de coche de seguridad.
Al final de la recta larga el velocímetro marca 215 km/h, o 50 km/h menos que un deportivo de gasolina que conduje aquí en mayo.
Hispano Suiza anuncia una velocidad máxima de 290 km/h, pero hoy no es el día para comprobar esta cifra, ya que para las pruebas de prensa el coche está limitado a 680 CV. Y en modo “Comfort”, la potencia está restringida a 500 CV.
Las dos primeras vueltas con el Hispano Suiza Carmen Boulogne las gastamos probando un poco, haciendo tantas maniobras diferentes como sea posible antes de darle caña. Las primeras impresiones son alentadoras y estoy encantado de descubrir que las dimensiones de la cabina son generosas, con asientos excelentes, controles inequívocos y una buena visibilidad.
La mejora en la calidad del interior entre este coche y el que vimos hace un año ha sido radical. En esta unidad el diseño interior combina elementos como cuero de primera calidad con toques de cobre, pero los clientes pueden elegir entre más de 1.000 acabados diferentes.
El control de la transmisión es una pirámide metálica triangular retroiluminada con Park en el centro y Drive, Neutral y Reverse en las esquinas.
Dos pisos más arriba, en el cubículo de cobre, encontramos el velocímetro y el indicador de marcha flanqueados por las lecturas de estado de carga, autonomía, temperatura de la batería y kilovatios consumidos.
Más de mil caballos de potencia para el Carmen Boulogne
El Hispano Suiza Carmen Boulogne lleva cuatro motores eléctricos, dos para cada rueda trasera (al principio del proyecto llevaba un motor por rueda, pero la tecnología se ha mejorado), que son perfectamente cómodos con una transmisión de una sola velocidad.
Las levas de cambio para la regeneración de energía en la frenada (para regular la retención en varios niveles) que se pueden usar como si fuera una reducción de marcha virtual, no estaban presentes en esta unidad, pero deberían ser estándar en los modelos de producción.
La tercera es la primera de dos vueltas rápidas. El Carmen Boulogne gira bastante plano y frena fenomenalmente, gracias a los AP Racing carbonocerámicos de 380 mm.
También acelera con fuerza pero sin poner en aprietos a los pegajosos neumáticos traseros 305/30 R20 Michelin Pilot Sport Cup. Además, el acelerador “by wire” (sin conexión mecánica) y la dirección asistida eléctricamente le brindan un excelente control en las curvas, que puedes optar por alterar con un golpe de acelerador.
Con el “ESP” desactivado, muchos superdeportivos llegarían al límite de la adherencia hasta cruzar a ese punto en que el trompo es casi inevitable. El Carmen Boulogne en cambio se agarra a los vértices de los giros con mucha confianza.
Muy eficaz, sin duda, su sistema torque vectoring (distribuye el par entre las ruedas) que es más fácil de gestionar en modelos eléctricos que en los de gasolina.
El Hispano Suiza Carmen Boulogne resulta comunicativo a cualquier velocidad, con la eficaz suspensión de aluminio de doble horquilla, mientras que los neumáticos delanteros 265/30 R19, más estrechos, proporcionan un poderoso agarre en las curvas.
La potencia máxima de carga es de 100 kW, mientras que la autonomía (400 km) y los datos de consumo (2,6 millas por kWh) siguen siendo provisionales, al igual que la aceleración de 0 a 100 km/h en 2,6 segundos.
Orgullo nacional
La creación del Carmen nos parece un gran logro. Y aunque sus fabricantes enfatizan la continuidad con la empresa Hispano Suiza original, desde el punto de vista técnico el coche es principalmente el trabajo de QEV Technologies.
Si bien la familia Mateu trazó el proyecto y estableció un plan de negocio, fue QEV, dirigida por Joan Orús, quien convirtió su visión en realidad en menos de dos años. El proveedor especializado de productos y servicios de alto voltaje se centra actualmente en programas de carreras eléctricas, incluido Extreme E, además de desarrollo de software y dinámica de vehículos.
Sergio Martínez Campos, CEO de Hispano Suiza, insiste en que han vuelto para quedarse, no para hacer veinte coches de colección y desaparecer. Hay rumores de que Hispano Suiza está planeando otros usos para el mismo monocasco: un convertible, un 2+2 con distancia entre ejes más larga, tal vez algunos modelos con carrocería única, tal vez incluso un crossover.
Si bien el chasis número cero, un automóvil plateado con interior marrón, permanece con la familia, el primer modelo de producción fue encargado por Michael Fux, un millonario coleccionista de Miami, quien gastó 300.000 euros adicionales en laca fucsia que recubre la fibra de carbono.
También Pagani comenzó así, apoyándose en la confianza de “cuatro locos”, y miren donde está ahora. Y con la revolución eléctrica, las cosas están pasando cada vez más deprisa.
Cinco curiosidades sobre Hispano Suiza
Nacimiento. Fundada en 1904 por Damián Mateu junto a Francisco Seix y el ingeniero suizo Marc Birkigt, que había trabajado en los dos antecesores de Hispano Suiza: La Cuadra y J. Castro.
El logo con la cigüeña. Es un guiño a su legado como fabricante de motores de aviación. La marca lo adoptó por el piloto Georges Guynemer, cuya escuadrilla lucía la cigüeña en sus aviones de combate.
Un coche de reyes. Alfonso XIII fue tan apasionado que llegaría a poseer el 8% de la compañía. También tuvo un modelo deportivo nombrado
en su honor, el T45, más conocido como Hispano Suiza Alfonso XIII.
Al nivel de los mejores. Brilló en la élite junto a Rolls-Royce, Mercedes-Benz o Bugatti. Entre sus clientes Gustavo V de Suecia, Luis II de Mónaco, Pablo Picasso, André Citroën, Coco Chanel, Paul McCartney o Albert Einstein.
El nombre de Carmen. Homenaje a doña Carmen Mateu, nieta de Damián Mateu (fundador) y madre del actual presidente, Miguel Suqué Mateu: “Ella siempre me decía que quería ver de nuevo un Hispano Suiza por las calles”.
