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Prueba del McLaren 765 LT Spider

Hay muy pocos deportivos que transmitan tanto como el 765LT Spider, la versión más de carreras del 720S. Duro, áspero y brutal, con sus casi 800 CV suena y se siente como una auténtica fiera.

El McLaren 720S se lanzó en 2017 y, además de enamorarnos con su diseño, sus capacidades nos dejaron boquiabiertos. Es un misil capaz de pasar de 0 a 200 km/h en menos de 8 segundos, y su comportamiento es sensacional, pero además es, sin duda, el superdeportivo más cómodo para viajar. Como la mayoría de los modelos modernos, es un coche polifacético, gracias a los diferentes modos de conducción. Confortable, bien climatizado y con muy buena visibilidad, te puedes llegar a olvidar de que viajas en una nave… hasta que te da por adelantar, claro. Porque cuando aceleras a fondo notas no solo que te pega al asiento, sino también que los pómulos se te contraen, como en las montañas rusas. Otra de las cosas que más impresionan de este biplaza ultrapotente es la capacidad para ganar velocidad cuando ya vas rapidísimo. Puedes estar rodando a 250 km/h, acelerar con fuerza y volverá a pegarte al asiento para salir como un misil hacia los 300 km/h. Recuerdo que un ingeniero me dijo: en el 720S hemos buscado “el refinamiento del 570GT y la rabia y la euforia del 675 LT”. Pues bien, tras conducir el 765LT Spider, tengo claro creo que en esta versión han prescindido del refinamiento y han redoblado la euforia. Los LT son los equivalentes a los RS de Porsche: más ligeros, más rápidos y más emocionantes.

En esta versión el morro va 5 mm. más bajo que en el 720S, y el eje delantero es 6 mm. más ancho. Llama la atención el faldón delantero estilo ‘máquina quitanieves’, fabricado por supuesto en fibra de carbono. El flujo de aire se dirige bajo una nueva sección frontal, y llega hasta el enorme difusor trasero. Además, el aire alrededor del coche también es guiado por nuevos elementos de carbono. Los más llamativos son los que están detrás de las ruedas posteriores, diseñados para evitar un comportamiento errático cuando el coche desliza o es golpeado por vientos cruzados.

En el 765LT han ahorrado 80 kilos a base de eliminar cosas como la guantera, e incluye cristales más finos, nuevos asientos (-18 kg) o llantas más ligeras (-22 kg), con tornillos de titanio. El aire acondicionado (-10 kg) y el equipo de sonido (-1,5 kg) no van de serie, pero se pueden pedir sin coste adicional. La capota dura de fibra de carbono se retira automáticamente en solo 11 segundos y no afecta a la rigidez del coche, gracias a su estructura de fibra de carbono. Además, apenas supone 50 kilos de peso adicional respecto al Coupé.

Supongo que todos los locos de los coches tenemos recuerdos de modelos que nos impresionaron por cómo corrían. Son sensaciones subjetivas, que quizá tuvieron que ver con un momento concreto, porque superaron nuestras expectativas. De hace años me acuerdo del primer León TDI de 150 CV o del BMW 335i biturbo E92. Más adelante el Porsche Turbo (cualquier generación), el Nissan GT-R o el Ferrari 599, y por supuesto, los ‘pata negra’, tipo Porsche 918 Spyder o McLaren Senna en circuito. Todo este rollo es para decir que no recordaba un coche tan impactante y brutal en carretera como el 765LT: de 0 a 100 en 2,8 segundos y de 0 a 200 en 7 segundos. Es más potente y ligero que su rival más directo, el Ferrari 488 Pista Spider (720 CV) que ya no se fabrica, y además se rumorea que el motor del coche inglés en realidad supera los 800 CV. También hay que destacar el par máximo de 800 Nm a 5.500 rpm.

El interior es austero pero moderno y de gran calidad, como ya es habitual en los McLaren más radicales. El nuestro llevaba unos asientos fantásticos, pero se pueden pedir opcionalmente unos muy racing, de carbono con piezas de espuma pegada, como los que lleva el Senna. La posición de conducción es óptima, y ves los pasos de rueda delanteros frente a ti como si fueran los neumáticos de un monoplaza. Basta con arrancarlo para que vibres al ritmo del motor, con unos soportes del V8 más rígidos que en el 720S.

Y cuando empiezo a rodar fuerte, tomo aire y estiro los dedos varias veces sobre el volante, consciente de que la cosa va en serio. Está claro que para poder aprovecharlo a fondo es imprescindible un circuito, pero en carreteras solitarias se puede vislumbrar hasta que punto el 765LT es una bestia. La relación peso/potencia, de unos 600 CV por tonelada, lo dice todo. Además del empuje que ofrece, transmite senscaciones increíbles a cualquier velocidad por su rapidez de reacciones, por el omnipresente sonido y por las vibraciones: algunos se quejaban de que el 720S sonaba poco; con esta versión, con su escape de titanio y cuatro salidas circulares, sin duda lo han compensado. Un buen invento es que se puede bajar la luneta trasera para disfrutar del concierto en directo. Jugando con las levas del cambio, su capacidad de ganar velocidad te coloca en una dimensión diferente respecto al resto de los humanos que flotan en el tráfico, y el llamativo color ‘Ambit Blue’ (opcional por 5.690 euros) ayuda a que los que circulan por el carril izquierdo se aparten lo antes posible.

Para los selectores del powertrain (motor y cambio) y handling (chasis/comportamiento) puedes elegir entre los modos Comfort, Sport y Track, y el control de estabilidad ESC cuenta con modo Dynamic, más permisivo. También lleva Variable Drift Control, por si quieres quemar goma en circuito.

Técnicamente, este coche tiene mucho en común con el McLaren Senna (ambos usan la misma estructura), que a su vez es lo más parecido a un Ferrari F40 del siglo XXI. El motor V8 biturbo de ambos (tipo M840TR en el Senna y M840T en el 765LT) incorpora pistones de aluminio forjados y junta de culata de tres capas, lo que le permite soportar mayores presiones. La capacidad de los frenos cerámicos con las pinzas del Senna también es excepcional, y si frenas fuerte que quedas clavado, como si estuvieras colgado en un parque de atracciones.

Las relaciones del cambio son más cortas que en el 720S y la dirección (hidráulica como en el 720S, no electrohidráulica, para mejorar el tacto) es más rápida y firme. Conviene recordar que, a diferencia de los Ferrari o Lamborghini equivalentes, estos modelos llevan la suspensión neumática Proactive Chassis Control II, que en el 765LT emplea un software y hardware específicos. En los 720S y 765LT cada rueda está interconectada con las demás y prescinde de barras estabilizadoras. La conducción de este McLaren puede ser exigente y hasta extenuante, pero jamás aburrida. Del explosivo 765LT Spider solo se van a fabricar 765 unidades, y no es un biplaza para todos ni para todos los días. Pero tenerlo en el garaje es como una puerta a otro mundo donde no llega la insufrible matraca sobre los límites de velocidad, las emisiones o la sostenibilidad. En el planeta 765LT se desayuna Red Bull, los niños rezan a Senna y la única ley es la emoción.

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