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Prueba Bentley Flying Spur W12 2020, Dr Jekyll y Mr Hyde

Si hace una semana probaba el nuevo Bentley Continental GT V8, hoy es el turno de su hermano de 4 puertas: el Flying Spur W12, el último modelo en salir de la factoría de Crewe. Para ser lunes no está mal, ojalá todas las semanas del año empezaran así, en modo Lord Blasco. Pero primero, repasemos un poco la historia de este modelo para saber un poco más de él antes de sentarnos a sus mandos.

15 años de historia para el Flying Spur W12

Esta superberlina de 4 puertas empezó su andadura en 2005 como “Continental Flying Spur”, siguiendo exactamente la misma senda marcada por el Continental GT, apenas un año después del lanzamiento de este último. De hecho ambos coches eran prácticamente idénticos. La única diferencia: el tamaño y el número de puertas.  Más allá del aspecto, estos dos modelos también compartían el motor de 6 litros biturbo con 560CV combinado con una caja ZF de 6 marchas y tracción 4×4, que permitía a la berlina hacer el o a 100km/h en apenas 5 segundos y alcanzar los 312 Km/h, datos remarcables tratándose de mediados de los años 2000.

Prueba Bentley Flying Spur W12 2020

En 2008 llegó la versión Flying Spur Speed: 610Cv y 0 a 100km/h en 4,8 segundos por una velocidad máxima de 322km/h. Unas cifras que, junto con los acabados artesanales y las opciones de Mulliner, convirtieron esta berlina en razonable éxito comercial, marcando la diferencia con las grandes berlinas de representación Premium. Como curiosidad, en los 2000 incluso llegaron a fabricarse algunas unidades de Flying Spur en Alemania, ya que en Crewe no daban abasto.

8 años después de su lanzamiento, en 2013, el Flying Spur recibió un primer reestyling que además de actualizar su aspecto, también le dio por primera vez un aspecto propio al modelo. Si bien es cierto que el frontal permaneció muy similar al del Continental GT, la trasera se desmarcó totalmente con unas ópticas con diseño específico que dieron por primera una identidad diferenciada al Flying Spur.  En cuanto a mecánica, además del W12 el nuevo modelo incorporó el motor V8 biturbo de 4 litros con 507 Cv primero y 528 después. Por último, en 2016 llegó el Flying Spur S con el motor W12 subido hasta los mismos 635Cv que produce el modelo 2020, permitiéndole alcanzar los 100km/h en 4,5 segundos. Tras esta última actualización, llegamos a finales de 2019 para descubrir el modelo que hoy nos ocupa, el Nuevo Flying Spur que ahora sí, se desmarca totalmente del Continental GT incorporando incluso innovaciones que no se han visto nunca antes  en ningún modelo de la marca.

Y llegamos al presente

Porque hoy es el día donde ver como se traslada a la práctica todo lo que he leído y escuchado sobre el nuevo modelo de Crewe. Es la hora de ir a Cars Gallery, donde en esta ocasión me espera un elegantísimo Flying Spur azul marino. Recibo las llaves, y antes de acceder al habitáculo le paro atención a este elemento. Y es que además de ser más pesada de lo habitual debido a sus materiales, dispone de unos acabados muy especiales, con el anagrama de la marca integrado en su parte central, así como un elegante patrón de diamantes: el mismo patrón que encontramos posteriormente en el interior del coche al abrir las puertas, tanto en las salidas de aire, como en la botonería o la palanca de cambios.

Ambrosio ¡al club de campo!

Quizás lo más probable es la mayoría de las unidades que se venderán por el mundo de esta majestuosa superberlina caigan en manos de propietarios que se sentarán en los asientos traseros mientras conduce un chófer: las plazas traseras son amplias, con asientos totalmente regulables conformando un espacio de primera clase para viajar cómodamente.

Aunque quien fuera Ambrosio para conducir un Flying Spur W12 todos los días. Porque desde mi punto de vista, la mejor y más excitante plaza de las 4 de que dispone este coche es, sin duda, la del conductor.  Rodeada del refinamiento británico y la calidad de unos elementos terminados de forma artesanal en la factoría de Crewe, el Flying Spur es un vehículo que desde el minuto uno te invita a conducir.

Prueba Bentley Flying Spur W12 2020

Arrancando los 12 cilindros

Hubo una época en que disponer de 12 cilindros era algo habitual entre las berlinas de representación o de altos vuelos. Sin embargo, hoy en día parecen dinosaurios que sobreviven entre villanos disfrazados de ecologistas que quieren acabar con ellos. Por eso me siento afortunado, por poder poner en marcha el motor 6.0 biturbo de 635 CV. Nada nuevo hasta aquí, pues hablamos de una archiconocida mecánica, que cómo mejora más destacable respecto al previo Flying Spur S, es el incremento del par hasta los 900 Nm. De entrada, y sobre todo en modo confort: Suavidad en mayúsculas. Como en el caso del Continental GT, el Flying Spur dispone de los mismos 4 modos de conducción.

Prueba Bentley Flying Spur W12 2020

Requiem in D Minor

Como en “Los lunes en Bentley” (¿era así el título de la película?), sigo con mi rutina y me pongo en marcha para recorrer más de 300 kilómetros por una ruta que me he diseñado específicamente para la ocasión.

Salgo directo hacia los Pirineos. Igual que cómo con el Bentayga o con el Continental GT, circular por vía rápida llega a ser hasta monótono contando con el control de crucero adaptativo, control de carril y un largo etc. El display es claro, así como la pantalla central, aunque me gusta más llevar puestos los relojes analógicos que sustituyen a la pantalla con un simple clic al botón “screen”. Sin nada que destacar, más que el gran confort de marcha acompañado de un buen masaje realizado por los asientos, y una acústica digna del palacio de la música de Barcelona, pongo Requiem in D minor de Mozart para disfrutar un de un nuevo día. Relajación.

Así llego a Vic, dónde la autovía empieza a tener curvas rápidas dónde puedo exceder con moderación el límite de velocidad para comprobar el excelente comportamiento de esta bestia de 2,4 toneladas mientras sigue sonando Mozart. Sin embargo, ha llegado la hora de que se acabe la placidez. De modo que doy un paso más y me desvío por una carretera que, sin duda, pondrá a prueba el Flying Spur W12: una secundaria que va desde Ripoll hasta Les Lloses, de les Lloses a La Pobla de Lillet, y luego la subida a Castellar de N’hug y la Molina:  una ruta de carreteras reviradas como pocas con un paisaje increíble y un tráfico nulo.

Hora de poner Thunderstruck de AC/DC

Como bien explica Bentley, este modelo dispone de un magnífico motor W12 combinado con una tracción total inteligente que manda la tracción al eje trasero, mandando par al delantero sólo cuando es necesario. Una combinación que junto al sistema de 48V que alimenta las estabilizadoras activas hace que el comportamiento de la berlina sea bla bla bla.  Basta de teoría.

Curvas, carretera sin tráfico, 12 cilindros,  635 CV y modo Sport. Si fuera Ambrosio ya podrían echarme del trabajo porque lo que voy a hacer no es propio de ningún chófer competente.  Por suerte hoy soy Lord Blasco en modo probador de CAR, así que sólo cumplo con mi trabajo. Thunderstruck y gas.

Prueba Bentley Flying Spur W12 2020

¡Cómo va el Flying Spur! Que el W12 es silencio y refinamiento será a bajas vueltas, porque cuando lo subes a la zona alta del cuentarrevoluciones es de traca. Pone los pelos de punta: especialmente si bajas la ventanilla, porque el habitáculo está tan bien insonorizado sino será difícil escuchar el cantar del W12. El empuje es sencillamente brutal. 3,8 segundos en el 0 a 100 dicen. Eso dicen. Me lo creo. Pero qué berlina de lujo ni qué cromados. Ni que 4 puertas o 2,4 toneladas. El nuevo Flying Spur es brutal cuando se le exige. Lo del eje trasero direccional, las estabilizadoras activas y el reparto de tracción han convertido este buque en un deportivo muy notable. Que la falta de aspecto agresivo – como podría tener un S AMG – no os engañe. Estamos ante un lobo con piel de Lord.  Ir sentado en las plazas traseras puede ser fantástico, pero este coche, no os engañéis, está preparado para ser verdaderamente conducido.

Aunque a decir verdad, tampoco alargo demasiado el éxtasis. El fuerte ritmo que permite imprimir el Flying Spur hace bajar la autonomía al ritmo que aumenta la adrenalina: de forma instantánea. Además, no me gustaría llamar a Bentley para decir que he atropellado una vaca con su Flying Spur, así que visto el potencial más que notable de su nueva superberlina, no tardo en volver a Mendelson y Bach para disfrutar de la subida al Coll de la Creueta con total relajación, como si nada hubiera pasado. Y así, con ritmo pausado, llego a lo más alto al Coll de la Creueta, un enclave dónde siempre me paro para apreciar el bellísimo paisaje que se presenta frente a mí.

Prueba Bentley Flying Spur W12 2020

Tras mi momento de contemplación, vuelvo a ponerme en marcha para bajar de nuevo, esta vez por Fornells de la Muntanya. Y cómo el otro día ya comí en un chiringuito un poco justo, esta vez he buscado un buen restaurante para comerme un buen cocido y reponer energías antes de volver a la ciudad condal.

Conclusiones de vuelta a Colaucity tras disfrutar con el Flying Spur W12

Después de mi estupenda comida y el café de rigor – se nota que soy Lord de pegatina porque no tomo té – toca poner rumbo de vuelta a la ciudad condal. Con un ritmo relajado que me permite hacer un consumo más que contenido, toca hacer balance de la prueba en la que he habré acabado recorriendo unos 350 kms. La cosa está clara.

Prueba Bentley Flying Spur W12 2020

Efectivamente, el Flying Spur W12 es una verdadera superberlina, una máquina sublime y refinada como pocas. La piel de sus asientos, los acabados de madera de nogal, el tacto de los mandos, su imagen o incluso detalles como el ruido de la puerta al cerrar… Todo es exquisito. Sin embargo, tras tanto refinamiento existe una cara oculta que pocos pueden imaginar.

Una cara salvaje. Provócalo cuando nadie mire, ponlo en modo Sport, pídele emociones y convertirás al Lord en un rockero salvaje al que le gusta el alcohol, las drogas y las mujeres, todo a la vez –eso si, sin perder jamás el aspecto impecable. Así es el nuevo Flying Spur W12, el Lord más elegante y refinado, pero a su vez, capaz de ser el más irreverente, un Doctor Jekyll y Mr Hide. Un coche que, desde su nacimiento hace 15 años, ha ido madurando hasta adquirir ese carácter propio de la actual generación. En definitiva, me gusta el nuevo Flying Spur, aunque de tenerlo jamás iría sentado atrás a no ser que la ingesta de alcohol me lo impidiera. Porque, siendo honestos, he disfrutado a sus mandos más de lo que me esperaba. Y con esta reflexión interior acompañada de mi recuperada compostura de Lord que nunca ha roto un plato, llego a Cars Gallery para poner el punto y final a otra agradable prueba gracias a Bentley Barcelona. Me voy, pero volveré.

Por: Dani Lord Blasco

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