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Prueba Aston Martin DBX: sin fronteras por el desierto

El SUV inglés es un alienígena en la gama de Aston Martin porque nunca antes habían construido un 4×4 ¿Deberías estar preocupado? Ni mucho menos, hemos conducido el Aston Martin DBX por las carreteras de Omán para descubrirlo a fondo.

Nos desviamos de la carretera por un sendero polvoriento que parece que está a punto de terminar en un callejón sin salida pero, de repente, se nos presenta una vista espectacular, como un escenario que fuera el resultado de combinar el Rally Dakar con un decorado de la película Marte.

Entendiendo al Aston Martin DBX

Saliendo del DBX para maravillarse de la vista, el calor te golpea como si abrieras una puerta de un horno. Es invierno en las colinas al sureste de Muscat, en Omán, pero el aire nos tuesta con sus 28 grados. El paisaje polvoriento y escarpado es a la vez extraño y vacío. No hay ni un alma a la vista, ni un sonido, salvo los ventiladores que enfrían los dos turbos del motor, y es que sus cilindros se apagaron hace solo unos minutos por primera vez.

Aston Martin DBX

El Aston Martin DBX está cubierto de polvo, su pintura con vinilos ha pasado a convertirse en un acabado mate, bajo innumerables capas de arena y gravilla. Ha estado fuera durante 12 días seguidos, acumulando cientos de kilómetros.

Por aquí esperas encontrarte con algún vehículo lunar en cualquier momento, pero lo cierto es que el único tráfico que acabas cruzándote es algún Kia Sportage o Toyota Land Cruiser ocasional. Por lo demás, tenemos todo el lugar para nosotros. Un Aston de 550 CV con tracción a las cuatro ruedas y un escenario muy especial: sí, es tan divertido como suena. Antes de llegar a la zona off-road probamos el DBX en el tráfico de la ciudad, donde el cliente de este tipo de SUV premium espera que sobresalga tanto como sus rivales de Range Rover, Bentley, Porsche y Lamborghini.

El coche que estoy conduciendo, con el ingeniero jefe de la marca, Matt Becker, en el asiento del pasajero, es uno de los 70 prototipos de preproducción que están rodando por todo el mundo, en desiertos abrasantes y paisajes de nieve congelada. Mientras tanto, Aston se prepara para entregar el DBX a los primeros clientes esta primavera. Becker me dice que este prototipo en particular tiene “aproximadamente un 80% del modelo final”.

Aston Martin DBX

Nos sentamos en asientos deportivos, detrás de una instrumentación digital, con panel que será configurable en el coche de producción pero que es fijo en nuestro coche. Varios sistemas de seguridad activa tampoco están conectados todavía, como nos demuestra la cascada de mensajes de advertencia que aparecen en pantalla, debido a las ayudas de advertencia de carril y similares, que se están probando actualmente en otros prototipos.

El meollo de la cuestión

Lo que importa en el día de hoy es la forma en que este coche se conduce. Fuera de la ciudad tomamos velocidad y la dirección tiene la oportunidad de brillar. A medida que las carreteras se vuelven más retorcidas, se vuelve más sensible a los toques de volante, pero aun así es bastante comedido y aísla bien los baches mientras que te da una decente cantidad de información sobre lo que ocurre con los neumáticos delanteros. Hay dos reglajes de la dirección para elegir: “Confort” y “Sport”. El segundo es, según Becker, “casi casi el resultado final”, y es la mezcla correcta de peso y tacto. En “Confort” aligerará un poco más la dirección en los DBX de producción para lograr una resistencia algo menor a la hora de aparcar. Una de las sugerencias de los clientes que pudieron probarlo.

Este DBX se ha diseñado con el objetivo de ser la elección de ambos sexos. Además, la consola central flotante incorpora una área de almacenaje en su parte inferior con espacio para un bolso pequeño, junto a su plataforma de carga para smartphones. El sistema de infoentretenimiento no es completamente funcional en este modelo, pero usa una combinación de mando giratorio y touchpad, con un software MBUX similar al del Mercedes Clase E actual que no es tan avanzado como el sistema instalado en los nuevos Mercedes.

Aston Martin DBX

La visibilidad es perfecta. Con el asiento del conductor motorizado, te sientes incrustado en el coche, casi como si estuvieras conduciendo un GT, pero todavía puedes ver el final del capó contorneado sobre el salpicadero curvado, lo que le permite estar a gusto con su gran volumen. Una conducción que sea óptima para hombres y mujeres es un reto difícil, pero el DBX lo clava.

La visibilidad, más allá de los grandes pilares D y a través de la pequeña luna trasera, es algo peor. Pero, a cambio, tenemos unos muy bien posicionados retrovisores de forma hexagonal que, junto a una nítida cámara trasera, harán que aparcar sea igual de sencillo que cualquier otro SUV.

Conviene recordar que utiliza el mismo V8 biturbo AMG de 4.0 litros que conocemos y amamos del Vantage, el DB11… y de varios Mercedes-AMG. La respuesta del acelerador se siente más suave que nunca, igual que la caja de cambios. Esta también es de origen Daimler, un 9G-Tronic automático de nueve velocidades. Un convertidor de par como este es mucho mejor para uso fuera de la carretera que una transmisión de doble embrague y “para remolcar también”, nos explica Becker. El DBX tiene una capacidad de remolque de 2.700 kg. Al salir del asfalto para experimentar toda las capacidades del nuevo Aston, la larga distancia entre ejes aporta previsibilidad y la rápida dirección significa que rara vez necesitas mover tus manos de las tres menos cuarto, sin importar el ángulo del coche. Y, lo mejor de todo es la precisa respuesta del acelerador, con la que el motor se siente de forma natural.

Aston Martin DBX

En estas superficies sueltas, pero bastante lisas, es un juego de niños incitar y mantener un deslizamiento de potencia, manteniendo la tercera marcha en el cambio de levas manual y aprovechando las reservas de los 700 Nm del motor. No tenemos un modo “Drift”, “pero puedes deslizar el coche”, dice Becker. El equilibrio es benigno y predecible. La velocidad en superfi cies de bajo agarre refleja su manejo de alta velocidad en el asfalto. Lo averiguaremos con seguridad en un momento, pero primero hay un terreno más rocoso por cruzar.

La superficie negra y brillante de la consola central fl otante no está libre de botones que digamos, entre ellos un par de interruptores de modo de conducción, uno de ellos marcado con una flecha haca arriba, y otro con una hacia abajo. Pasar del modo “GT” a “Terrain” o “Terrain Plus”, hace elevar el coche sobre su suspensión neumática de tres cámaras de serie; pulsando el botón para el modo “Sport” y “Sport Plus” hundirá los muelles
del Aston Martin DBX en consecuencia. En total, hay 95 mm de ajuste de la altura de la carrocería (sube 45 mm o baja 50 mm) para la suspensión neumática, que se emparejan con amortiguadores adaptativos y montados en trapecios dobles en la parte delantera y multilink en la trasera. Delante de nosotros hay algunas rocas de aspecto amenazador, pero el DBX flota sobre ellas. Eso es gracias a una estructura rígida y al eARC, la apuesta de Aston en el control electrónico.

Los motores eléctricos permiten que el coche pueda optimizar las barras estabilizadoras en marcha, más flexibles para el desplazamiento sin esfuerzo sobre terreno accidentado y aumentando la rigidez de las barras a mayor velocidad. El Bentley Bentayga y el Porsche Cayenne, entre otros, tienen sistemas similares, pero el sistema del Aston Martin DBX es particularmente potente. Con este equipamiento, el DBX hace que el trabajo duro sea más fácil, casi como un verdadero todoterreno.

Estable en todo momento

El DBX puede cuidar de sí mismo cuando la carretera se termina. Rocas detrás de nosotros, activamos el modo “Sport Plus” y devoramos el resto del camino de grava a gran velocidad, el sistema eARC nos mantiene asentados sobre la pista rodante y destartalada. Esa misma estabilidad es evidente cuando volvemos a la carretera. En un camino rápido y ondulante que podría ser una sección del Nordschleife, el sistema eARC nos facilita el trabajo una vez más, permitiendo al DBX girar más plano que un Vantage.

¿Y en línea recta? Aquí el Aston Martin DBX tiene velocidad de sobra. El máximo citado de 291 km/h es totalmente creíble dada la forma en que el Aston acelera a través de sus marchas –no demasiado mal para un coche de 2,2 toneladas, y una gran banda sonora que encaja a la perfección–. El magnífi co AMG V8 suena con determinación cuando estás acelerando y emite un sublime tono cuando los escapes están completamente abiertos, pero se asienta en una especie de discreta burbuja cuando vamos a velocidad crucero. Todo por cortesía de las válvulas de escape. Los muelles de la suspensión frontal son actualmente demasiado suaves, pero los ingenieros de Aston ya han ideado una cura para los amortiguadores, que se aplicará en breve. Por lo demás, el DBX se siente bien muy bien.

El control de la carrocería es impecable. De hecho, Aston ha trabajado deliberadamente para que el Aston Martin DBX no se sienta desconcertantemente plano en las curvas. El refinamiento en autopista es excelente. Las juntas de las ventanas todavía se están ultimando, y desde la marca nos dicen que habrá menos ruido aerodinámico en el modelo de producción –aunque creo que ya está bien como está–. Fundamental para todo esto es la inmensa rigidez de la nueva plataforma de aluminio. Su distancia entre ejes de 3,06 metros es la más larga de su clase, pero la longitud total es 10 cm más corta que la de un Bentley Bentayga, y fruto de ello había que maximizar el espacio para las piernas en las plazas traseras. Mientras que las aberturas de la puerta trasera son relativamente estrechas, una vez que estás dentro hay una gran cantidad de espacio. Mido casi 1,85 y, con el asiento del conductor colocado a mis necesidades, hay un generoso espacio para las rodillas de los pasajeros. El espacio trasero también es decente, a pesar de que el techo de cristal quite algo de esa habitabilidad.

Aston

Es difícil no estar impresionado por este prototipo, que expulsa calor de sus frenos en un aire todavía caliente mientras la oscuridad se acerca por las colinas –su medidor de temperatura del agua no se ha movido en todo el día…– Y por lo tanto es difícil no estar lleno de admiración por los ingenieros que trabajan para cumplir, y en algunos casos superar, el reto más difícil de la historia de Aston. Aún quedan algunos ríos por cruzar entre hoy y el mes de marzo, pero en el desarrollo del que posiblemente sea su coche más importante hasta la fecha, no están dejando ningún retal por trabajar.

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