Probamos el nuevo Ford Bronco, una montura de 335 CV, ‘made in USA‘, y a la que pocos terrenos se le resisten
Aunque en los Estados Unidos el Ford Bronco es toda una institución con el bagaje que le brinda una historia que comenzó en 1966, en Europa no es tan conocido y, de hecho, esta será la primera vez que los conductores del Viejo Continente podrán hacerse con uno. Ford lo trae directamente desde la fábrica de Michigan hasta aquí, con un V6 biturbo de 335 CV y un espectacular diseño. Nosotros ya lo hemos probado, y lo cierto es que va de fábula.
Hace casi 60 años desde que el primer Ford Bronco (1966) apareciese en la escena de unos Estados Unidos inmersos en plena década de los 60, dos lustros en los que tuvieron lugar acontecimientos de tal magnitud como el asesinato del presidente Jonh F. Kennedy tres años antes, la muerte del famoso creador de Mickey Mouse, Walt Disney, en 1966; o la llegada del hombre a la Luna en el 69. Desde entonces mucho ha llovido y el mundo ha cambiado radicalmente, pero lo que ha permanecido invariable ha sido que, en Europa, el Bronco sigue siendo un desconocido a pesar de sus cinco generaciones. Al menos hasta ahora.
‘’El Bronco es un símbolo del espíritu intrépido de Ford. Tras 25 años de ausencia, América acogió el regreso del Bronco con más entusiasmo y cariño del que nunca hubiésemos imaginado. Ahora estamos emocionados de dar a los aficionados europeos una primera muestra del espíritu Bronco’’. Así resumía el sentir de la marca Jon Williams, director general de Ford Blue Europa.
Y es que Ford lleva ya un tiempo haciendo del mundo off-road una de sus especialidades. Fruto de este trabajo nació la famosa y reconocida Ranger Raptor, una pick-up espectacular que ahora llega en su segunda generación Raptor con un motor V6 en lugar del diésel que montaba la primera. Es por ello que, viendo el interés y las buenas opiniones de los usuarios al respecto, no es de extrañar que se hayan lanzado a traer el nuevo Bronco a Europa, un lugar donde hasta ahora parecía reinar el Jeep Wrangler sin mucho rival directo, pero que ahora se va a encontrar con una piedra muy dura de sobrepasar en su camino.
El diseño del Bronco evoca claramente a su pasado. De hecho, el proceso comenzó con un escaneado digital a tamaño real del modelo de primera generación para garantizar así que su emblemática silueta siguiera constituyendo parte de su esencia. Con unos voladizos cortos, unos paneles cuadrados, un perfil robusto y unas grandes ruedas, el nuevo Bronco es reconocible al instante. En la parte delantera encontramos una parrilla de gran tamaño con la palabra Bronco escrita en el centro, unas luces LED circulares y unos paragolpes que son diferentes dependiendo de la versión que elijamos; puesto que a España llegará con dos: Outer Banks y Badlands, esta última la más radical en cuanto a capacidades off-road.
Los dos modelos se diferencian entre sí por distintos elementos. Para empezar el Outer Banks cuenta con ruedas de 32 pulgadas mientras que en el Badlands son de 33. Asimismo, el Badlands cuenta con mayor recorrido en la suspensión delantera (240 mm frente a 200 del Outerbanks), mayor recorrido también en la trasera (261 mm frente a 215 mm), mayor altura libre al suelo (261 milímetros frente a 237 en el Outerbanks), amortiguadores Bilstein y la posibilidad de desconectar la barra estabilizadora delantera para los terrenos más complicados.
Los ángulos de ataque, ventral y salida también difieren dependiendo de la versión. Badlands tiene 41, 33 y 24 grados respectivamente, mientras que Outerbanks se queda con 38, 31 y 22. Los que sí comparten es la profundidad de vadeo, que alcanza los 800 milímetros (la de un Jeep Wrangler se queda en 760 mm).
En lo que respecta al diseño, la parrilla cambia también ligeramente entre los dos, las llantas son ligeramente más grandes en el Outerbanks y cada uno cuenta con su distintivo logotipo de versión en las aletas delanteras. El resto es común para los dos, con unos alerones en los extremos del capó que permiten saber donde termina el ancho del coche además de servir para amarrar objetos largos al techo con una capacidad de hasta 68 kilos. La vista lateral deja claro el tamaño del vehículo, además de su altura (1,96 m), mientras que en la trasera encontramos una rueda de repuesto en el portón, que se abre en dos fases, con el cristal por un lado y la puerta por otro; y unas modernas luces LED.
Pero si algo destaca del Bronco es su capacidad para sorprender. El techo rígido es extraíble y se separa en cuatro paneles; dos delanteros y uno más grande en la parte trasera. Estos se retiran de manera muy sencilla y pueden almacenarse a bordo en bolsas específicas para los dos paneles delanteros. Además, para disfrutar de la máxima libertad al aire libre en situaciones off-road, las cuatro puertas también se pueden desmontar por completo con una sola herramienta y en solo ocho minutos. Esto también sucede con los paragolpes, que pueden intercambiarse por otras versiones o incluso retirarse para hacer frente a los obstáculos más complejos, como también hacen lo propio los pasos de rueda.
Y como en Ford saben que a que tipo de cliente están dirigiéndose, el Bronco cuenta con algún secretillo escondido por el coche, como logotipos ocultos, un gráfico que ilustra la gama del modelo original de 1966, un abridor de botellas integrado en el interior o las coordenadas GPS de los lugares que han utilizado para las pruebas durante el desarrollo.
Y si en el exterior el diseño es de sus puntos más fuertes, el interior no defrauda, pues mezcla a la perfección robustez con confort y tecnología. Dispone de asientos en cuero calefactables, asideros integrados, base de carga inalámbrica para el Smartphone, cuadro de instrumentación TFT parcial de 8 pulgadas, pantalla central táctil LCD de 12 pulgadas, conexión con Apple CarPlay y Android Auto, sistema de sonido B&O Premium con 10 altavoces o cámara de 360 grados con vistas de observación todoterreno, entre otras cosas. Además, las superficies del panel de instrumentación se pueden limpiar con agua y los interruptores físicos del habitáculo están sellados con silicona y tienen puntos de contacto de goma para protegerlos.
En lo que respecta a su mecánica, ambas variantes del Bronco, tanto el Outer Banks como el Badlands, cuentan con la misma motorización, un motor de gasolina EcoBoost V6 de 2,7 litros con doble turbocompresor que entrega 335 CV de potencia y 563 Nm de par. Este se acopla de serie a una transmisión automática de diez velocidades en ambos casos.
Ahora bien, existen diferencias entre las dos versiones en otros elementos mecánicos. En el Bronco Outer Banks tenemos una caja de transferencia electrónica de dos velocidades que permite cambiar entre marchas largas y cortas con solo pulsar un botón. Por su parte, el Bronco Badlands añade un diferencial delantero bloqueable y el mencionado sistema de desconexión de la barra estabilizadora delantera. Además, una caja de transferencia electromecánica de dos velocidades con modo automático puede alternar la tracción a dos ruedas y la tracción a las cuatro en función de las condiciones.
Para proteger todo esto, el Bronco tiene a su disposición una placa protectora delantera junto con un blindaje para el motor, la transmisión, la caja de transferencia y el depósito de combustible. También cuenta con barras antivuelco laterales, ganchos de remolque expuestos delanteros y traseros de serie, y la barra del techo de acero al boro de alta resistencia está equipada con airbags de cortina laterales integrados, así como airbags laterales en los asientos.
Al salir del asfalto y adentrarnos con el Bronco en campo, el sistema de gestión del terreno Terrain Management System incluye distintos modos de conducción. Además de los modos de carretera Normal, Eco, Sport (solo para el Outer Banks) y Slippery, las opciones G.O.A.T (Goes Over Any Terrain) añaden otros modos específicos para todoterreno, como el Mud/Ruts, el Sand o el Rock Crawl y el Baja, estos últimos exclusivos del Badlands. También añade sofisticadas tecnologías como el sistema Trail Control, que es con control de crucero para hacer todoterreno y que el coche controle automáticamente la aceleración y la frenada; el Trail Turn Assist, que frena la rueda interior cuando se circula fuera de asfalto y reduce así el radio de giro en un 40%; o el Trail One Pedal Drive, que permite al conductor acelera y frenar utilizando únicamente el pedal derecho.
Durante nuestra prueba por los alrededores de la localidad gaditana de Zahara de los Atunes, no solo tuvimos oportunidad de probarlo fuera del asfalto, sino que pudimos probarlo a fondo también en carretera. La prueba comenzó en Sevilla, desde donde iniciamos el viaje hasta Barbate. A lo largo de los 180 kilómetros que teníamos de ruta por delante, el primer día la lluvia no dio tregua, lo que también nos dio oportunidad de ver que, aunque el techo está pensado para aislar del ruido, no estamos en un cómodo sedán para viajar. El ruido a altas velocidades es muy protagonista, tanto del viento como del asfalto, y si a esto le sumamos lluvia fuerte… Sin embargo, esto es algo que ya se podía intuir por la forma de su carrocería y sus superficies cuadradas. Lo que sí es más sorprendente es lo mucho que anda y lo bien que va el motor. Lo cierto es que la caja de cambios automática de 10 velocidades es algo perezosa a la hora de decidir qué marcha colocar cuando le pegas un pisotón, pero una vez engrana la adecuada, el Bronco sale como si no pesase lo que pesa (más de 2,2 toneladas). Y tampoco tiene un consumo excesivo para tales cifras de potencia y peso, para tener una aerodinámica que no está entre las mejores y para llevar la versión Badlands. Nosotros promediamos un consumo mixto de 14 l/100 km, y he de reconocer que fuimos bastante ligeros y muy, pero que muy poco delicados con el gas.
Ahora bien, con esos neumáticos BF Goodrich 4x4 que trae de serie el Bronco Badlands, la carretera mojada, tracción trasera (en modo normal circula enviando el 100% al eje posterior) y 335 CV, cuidado. A nosotros nos dio un par de sustos saliendo de alguna rotonda o curva cerrada, aunque esto se soluciona rápido poniendo el modo 4H (tracción total).
También hay que decir que de suspensión el Bronco es un coche que va firme, se notan los baches y resaltos de la carretera, pero también filtra muy bien los agujeros grandes o los badenes a gran velocidad. Los asientos son cómodos, algo duros en la parte superior del respaldo para mi gusto y quizá un poco más de sujeción lateral no les vendría mal tampoco, pero cómodos y amplios. La dirección por su parte es directa y con un nivel de dureza justo, perfecta para tener control total sobre el coche en todo momento.
Ahora bien, lo bueno y donde más destaca esta bestia lo encontrarás fuera del asfalto. Y es que es pisar tierra y el coche se transforma. Ya no te importa que vaya algo duro, porque puedes ir a toda velocidad por una pista rota y el coche ni se inmuta. Es sencillamente espectacular ver como la suspensión lidia con cualquier tipo de agujero, grieta, desnivel o piedra, incluso a altas velocidades, sin que dentro tengas ninguna sensación de incomodidad. Y cuando llegas rápido a algún agujero grande y cierras los ojos pensando; ‘aquí rompo el Bronco y me rompo yo’, simplemente notas un ligero impacto de absorción con la rueda y a seguir. Un espectáculo que pocos, o ningún coche actual en el mercado, te puede ofrecer.
No tuvimos tampoco opción de probarlo por barro o por nieve, aunque esperamos hacerlo en el futuro, pero sí que buscamos alguna que otra pendiente inclinada y con piedras sueltas para ver los diferentes modos de conducción. En tracción trasera se notan los caballos que intenta poner en el suelo, y tendrás que ser muy fino para no empezar a hacer derrapar las ruedas y perder tracción e inercia. Ahora bien, no se necesita más que la tracción total en modo Sand o Baja, para que el coche haga magia y trepe como si nada. Y ni que decir tiene que el Outer Banks, que en teoría es ‘menos capaz’, pudo con absolutamente todo lo que pudimos ponerle, no encontramos nada que comprometiese en ningún momento su avance, no por falta de ganas, sino porque no había obstáculo en la ruta que le supusiera a ninguno de los dos un esfuerzo real. Habrá que buscar algún buen barrizal o zona nevada para ver si encontramos alguna debilidad.
Pero como todo cuento de hadas, el Ford Bronco también tiene un villano, y en este caso no es otro que su precio, ya que si queremos tener uno luciendo con orgullo en nuestro garaje deberemos desembolsar como mínimo 86.900 euros por un Outer Banks, mientras que si lo que buscamos es lo más radical, el Badlands nos saldrá por un mínimo de 91.500 euros. Y esto hay que sumar la pintura o los distintos accesorios que queramos añadirle. Eso sí, podemos decir sin miedo a equivocarnos que en el mercado actual, no encontrarás un mejor todoterreno.