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Porsche Speedster: 99,5% de pureza

Puede que no seamos muy objetivos, pero creemos que ninguna otra marca ha empleado denominaciones tan gloriosas y evocadoras como Porsche. Nos referimos a Carrera, Targa, RS, Turbo, GTS, GT3 o por supuesto
Speedster. Y de todas ellas, la más antigua y vinculada a los orígenes y la tradición es Speedster. Es fruto de la combinación de las palabras speed (velocidad) y roadster, aunque este término no la inventó Porsche. En los años treinta del siglo pasado Duesemberg ya la empleaba, y más recientemente Opel las usó para su Speedster (2000). Incluso Aston Martin la ha tomado para su reciente barqueta V12 Speedster. Pero hoy hablamos del Porsche Speedster.

Porsche Speedster

Los orígenes del Porsche Speedster son muy conocidos pero no por ello debemos obviarlos. Comienza en 1953, solo cinco años después de que se fundara la marca, con el 356 America Roadster. Su carrocería de aluminio estaba hecha a mano por la firma carrocera de Erich Heuer, con sede en la ciudad bávara de Ullersricht. En aquellos tiempos los técnicos ya tenían muy claro que el peso bajo era clave para lograr el mejor comportamiento y prestaciones, y aquel coche pesaba 160 kilos menos que el 356 Coupé. Solo 605 kg, y con su motor cuatro cilindros bóxer de 1.488 cc podía rendir
70 CV (un 356 normal se quedaba en 40) y alcanzar 177 km/h.

Se fabricaron 16 unidades, quedan 11 y lógicamente hoy se cotizan en una fortuna, unos cuatro millones de dólares en el caso de que alguno salga al mercado. Se desarrollaron para el mercado americano. Llevaba un parabrisas muy bajo, pero ni intermitentes ni tiradores en las puertas, ni tapizados interiores ni ventanillas.

Más básico imposible, un claro ejemplo de que a veces, menos es más. Pero era muy caro fabricarlo y nada rentable para la marca a pesar de costar 4.700 dólares. Como referencia respecto a coche común, por una pick up Ford F100 de 1953 había que pagar 1.300 dólares.

El primer Porsche Speedster

Es entonces cuando entra en juego el importador estado-unidense Max Hoffmann, el mismo que convenció a Mercedes para fabricar una versión de calle del 300 SL de competición. Hoffmann solicitó a Porsche un coche relativamente barato, con equipamiento mínimo, que costara menos de 3.000 dólares.

Porsche Speedster

En 1954 la marca alemana desarrolló una versión bastante más barata del 356 America Roadster, el primer Speedster. Combinaba los paneles de acero de la carrocería del 356 Cabriolet (fabricada por Reutter) con un parabrisas corto, un equipamiento interior simplificado y una capota para la lluvia. El 356 1500 Speedster costaba solo 2.995 dólares y tuvo un éxito inmediato, especialmente en el mundillo de la competición.

En 1955 salió el 356A Speedster, con muchas más mejoras de las que se podrían suponer a primera vista: cambios en el chasis, nuevo motor de 1.582 cc, cambio tipo 644 y también modificaciones en ruedas, dirección o suspensión. El coche rojo oscuro que aparece en nuestro reportaje es un 356A Speedster de 1957, y su dueño lo compró hace años en una subasta internacional. Está absolutamente impecable, y cómo no, en pleno diciembre, nos fijamos en que no tiene ventanillas.

Tampoco calefacción, salvo una especie de rosca grande entre los asientos. Esta se puede desenroscar para que suelte algo del calor del motor, que se transmite por el interior del chasis de plataforma. Su motor 1.600 rinde 60 CV para solo 760 kg, y va acoplado a un cambio de cuatro marchas.

Un viaje en el tiempo

Llevar un coche con más de 60 años es una experiencia, y si no estás acostumbrado puede ser estresante. El sonido del motor es precioso, si bien la dirección y el cambio son muy imprecisos, y los frenos de tambor hay que conocerlos. También oscila mucho más que un Porsche moderno. No obstante, vimos cómo su dueño lo conducía con notable soltura y alegría por cualquier trazado, cambiando de carriles con rapidez y precisión. Esto evidencia que nos haría falta mucha práctica para poder rodar cómodos con esta escultura rodante. Al fin y al cabo es un Porsche, y está hecho para durar y ser conducido con decisión.

Porsche Speedster

Entre los usuarios más célebres destaca James Dean, que tuvo un 356A Super Speedster (75 CV) antes del 550 Spyder que le duró una semana y con el que se mató. También es bonito recordar que los 356 Speedster GT de “Papi” Martínez y Eduardo Delgado fueron los primeros clasificados de la última carrera internacional que se disputó en La Habana, en junio de 1962. Y Steve McQueen tuvo uno negro que aún conserva su hijo. Hubo varias evoluciones del Speedster y alcanzó la cumbre en 1957, con el 356 A Speedster 1500 GS Carrera GT. Su complejo motor 1.5 bóxer de competición rendía 110 caballos. Este fue el primer Porsche de producción que alcanzó los 200 km/h.

Tres décadas después

Hubo que esperar 30 años, hasta 1988, para ver un nuevo Speedster. El concept car “911 Speedster Clubsport” se presentó en el Salón de Fráncfort en 1987, el modelo de serie en la edición 1988, y los coches se fabricaron entre enero y julio de 1989. Por aquel entonces triunfaba aquella canción de Billy Ocean: Get outta my dreams, get into my car (Sal de mis sueños, entra en mi coche).

El Carrera 3.2 Speedster empleaba la misma base mecánica que el 911
Carrera 3.2 Cabriolet (231 CV). En 1989 se publicó un anuncio del
Speedster en Alemania que rezaba: “Uno de los automóviles más sensatos fabricados en la actualidad”. Era una ironía, pero sí que resultó ser una buena compra como inversión a largo plazo. El propietario del Speedster gris que aparece en el reportaje ha tenido muchos 911 a lo largo de varias décadas, y nos dice que su Speedster es “el Porsche”.

Y es que quizá no hay otro modelo que reúna tantos elementos característicos e históricos de la marca alemana. Nos enamora su parabrisas bajo, su trasera ancha tipo Turbo y las genuinas llantas Fuchs negras. Y tiene además el balance perfecto entre clasicismo y facilidad de uso, al ser un coche relativamente moderno. En el interior no hay plazas traseras pero sí mucho plástico, como en todos los coches de los ochenta del siglo pasado, y opcionalmente podía llevar elementos como elevalunas y aire acondicionado.

Hora de quitarles el techo a estos Porsche Speedster

Lo más característico de esta versión es que emplea la gran cúpula de poliuretano pintada en el mismo color del coche, que queda a la vista tras retirar la capota.

El proceso manual para descapotar es algo engorroso en todos los Speedsters, aunque en los 997 y 991 resulta más fácil. Nada que ver con la facilidad de uso de un moderno 992 Cabriolet o Targa y sus fantásticos sistemas electrohidráulicos. Pero los techos manuales son parte de su encanto y, entre bromas, sus propietarios se muestran encantados de poner y quitar las capotas.

Estas, como es fácil imaginar, apenas sirven para no mojarse si llueve, porque aíslan poco y a 100 km/h ya hacen bastante ruido. Los Speedster está pensados para conducir siempre descapotados. En marcha, el Speedster 3.2 con 231 CV a 5.900 rpm (lleva inyección electrónica Bosch) frena y corre de verdad, gracias a un brillante motor con carácter y mucho par, y al cambio G50. Cuando se lanzó sorprendió por sus prestaciones, y más de 30 años después siguen siendo brillantes.

El embrague es duro y la dirección también (sin asistencia) aunque precisa, y como en todos los Porsche clásicos hay que tener muy en cuenta que el motor va detrás. La motricidad es muy buena (el autoblocante era opcional) en seco, pero no hay PSM que pueda ayudarnos si nos equivocamos.

Cambio de generación

No hubo que esperar mucho para ver el siguiente Speedster, el tipo 964 lanzado en 1992. Y aunque parece muy similar a su antecesor, bajo la piel hay muchas diferencias. Desde Porsche decían que un 85% de los componentes del 911 tipo 964 eran nuevos.

El Speedster verde, basado en el 911 Carrera 2 Cabriolet, emplea el mismo chasis y mecánica 3.6 de 250 CV. Esto implica también frenos ABS y una mejora fundamental, y es que la suspensión trasera lleva brazos transversales de aleación ligera y muelles helicoidales, en lugar de las veteranas barras de torsión. “Nuestro” 964 está como nuevo, ya que apenas marca 20.000 kilómetros en el contador. El 964 trajo el airbag y el cambio Tiptronic a la gama 911.

Porsche Speedster

Pero este no lleva ninguno de estos elementos, aunque otros 964 Speedster sí los incorporaron –al parecer hicieron incluso 16 automáticos, algo absurdo en un coche con este planteamiento–. También equipa elevalunas y aire, pero no cierre centralizado. Y los tiradores de las puertas son dos piezas textiles, como en los RS.

Las llantas son las míticas Cup de 17 pulgadas y conducirlo es una experiencia fantástica. La suspensión es más firme que en el Cabriolet pero menos que el RS, y el motor bóxer sube de vueltas con progresividad y alegría. Creía que mi favorito era el 3.2, pero el dinamismo del 964 es superior.

Cambio de milenio

Y llegamos a 2011 y al Porsche Speedster más escaso de todos, el 997, porque se fabricaron 356 unidades. Fue desarrollado por la división Porsche Exclusive sobre la base 911 Cabriolet S (con carrocería ancha). Solo se vendió con el brillante cambio automático PDK de doble embrague y siete marchas, y con el sistema Sport Crono que en otros 911 era opcional, con los botones “Sport”, “Sport Plus” y el de la suspensión “PSM”.

Porsche Speedster

El diferencial autoblocante mecánico era de serie y, la estabilizadora trasera, más gruesa que en el Carrera S. El motor 3.8 sube hasta 7.500 rpm con rabia, y es como el que llevaba el Carrera S pero modificado, de modo que pasó de 385 a 408 CV. El 997 costaba 226.000 euros en 2011, 53.000 más que un 911 Turbo Cabrio y más también que un Ferrari 458. Como era de esperar, hoy se cotiza muy por encima de ambos, entre 230.000 y 280.000 euros.

Tres 991 Porsche Speedster

Cuando buscamos un 991 para este reportaje, tres amigos de CAR y Autobello acudieron a nuestra llamada con sus relucientes Speedster. Fue muy interesante porque los tres llevaban configuraciones diferentes. El rojo, con buckets de carbono y cuero negro, y los Speedster plateados, también con buckets pero tapizados en “color coñac” debido al paquete Heritage Design. La diferencia entre los dos es que uno de ellos ha optado por la discreción, y prescinde de la llamativa decoración exterior.

El 991 Speedster fue el primer modelo en estar disponible con este paquete, que incluye una serie de elementos de estilo, interiores y exteriores, inspirados en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado. Pueden verse las bandas blancas en el frontal y las aletas, o los dorsales en capó y puertas, cuyo número de dos cifras podía elegir el cliente.

Sea del color que sea, para nosotros este es el Porsche definitivo, el resultado de sumar la incomparable mecánica del GT3 con el estilo Speedster. Esto nunca se había hecho hasta ahora. Ciertamente el primer GT3 fue el 996 de 1999, así que difícilmente podrían haber usado la misma fórmula los Carrera 3.2 y 964. Pero cuando salió el 997 Speedster sí había un 997 GT3, y tampoco le colocaron esa mecánica.

Porsche Speedster

Como en sus antecesores, el parabrisas es más bajo e inclinado y las ventanillas son más pequeñas. El sistema de plegado de la capota es combinado, con parte del accionamiento eléctrico y parte manual. Su corazón es el sensacional motor bóxer atmosférico de 6 cilindros y 4.0 litros, capaz de girar hasta las 9.000 revoluciones por minuto con una melodía maravillosa.

El 991 Speedster rinde 510 CV y 469 Nm de par. Como única transmisión se ofrece un cambio manual de seis velocidades –en el 991 GT3 se podía elegir también el PDK. Ahorra un total de 18 kilos comparado con un PDK, lo que coloca el peso total del 991 Speedster en 1.465 kg. Así es rapidísimo, capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en menos de 4 segundos y con una velocidad punta de 309 km/h.

En el interior los asientos son de carbono, los paneles interiores de las puertas de material ligero y los tiradores de tela. Es sin ninguna duda uno de los deportivos más emocionantes de la producción mundial, y favorece una conexión instantánea entre coche y piloto.

La respuesta del motor, cómo sube de vueltas (potencia máxima a 8.400 rpm, pero alcanza 9.000), la dirección, la forma en que toma las curvas o la frenada (discos cerámicos), todo está a un nivel estratosférico.

Esas sensaciones están respaldadas por todo lo necesario para brillar sobre el asfalto: diferencial autoblocante mecánico, eje trasero direccional, soportes de motor dinámicos, PTV, PSM y suspensión PASM con una altura rebajada en 25 mm. Los afortunados que pudieron hacerse con una de las 1.948 unidades que se fabricaron pagaron por ella 308.700 euros.

Como paquete especial, Porsche ofrecía el Heritage Design por 24.679 euros adicionales. Todos los Porsche Speedster son Porsche de sangre azul, joyas de colección desde que salen de la fábrica. Hay más de 60 años de diferencia entre los coches de nuestros amigos, y no recordamos una comparativa en la que fuera tan difícil decidir con cuál nos quedaríamos.

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