Pininfarina Battista: test de altas prestaciones
En el número anterior de CAR explicamos a nuestros lectores que el Pininfarina Battista estaba muy cerca de llegar a las calles, tras sus pruebas en el circuito italiano de Nardo. Pero antes de la pandemia estuvo rodando en Calafat (Tarragona), y le pedimos a Álvaro Fontes, piloto con mucha experiencia en carreras de GT y sport prototipos, que nos hablara de cómo vivió aquellos días.
Automobili Pininfarina, ahora controlada por la india Mahindra y con sede en Múnich, quiso presentar a los mejores clientes su última creación, el Pininfarina Battista. El coche ya se pudo ver en el Salón de Ginebra de ese año, pero es en la pista de un circuito donde los superdeportivos dan su verdadera talla. El Battista es un superdeportivo eléctrico de prestaciones inimaginables hasta ese momento: 1.900 CV, capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 2 segundos. Con ese espectacular reclamo llegamos al circuito de Calafat, pura historia de la competición en España.
La experiencia de Álvaro Fontes con el Pininfarina Battista
Yo acudí como instructor y piloto de gran turismo en activo, y la primera sorpresa fue encontrarme como compañero para atender y guiar a los clientes, a Nick Heidfeld, embajador de la marca y expiloto de F1 y Fórmula E.
Los clientes llegaron a Barcelona desde todo el mundo, y desde allí los trajeron hasta el circuito para ver de cerca y probar esta maravilla de la tecnología. Durante el evento, y a modo de calentamiento, los clientes conducían primero un Tesla de competición y después un Fórmula E de Mahindra, antes de montarse en el Battista. La calidad y el lujo se respiraba en cada detalle del evento, con una atención personalizada y un gusto exquisito para dejar bien claro a los potenciales compradores que estaban ante la mejor opción que el dinero puede comprar.
El coche, al que sería un insulto llamarlo así, es una verdadera obra de arte con ruedas. El diseño a primer golpe de vista nos recuerda a Ferrari y, sin duda, como carrocero que fue de muchos de sus modelos, ha dejado la impronta de la elegancia y el estilo italiano, aun desde la nueva perspectiva teutónica.
El grupo motopropulsor proviene de Rimac y su espíritu consiste en aportar la última tecnología eléctrica, pero sin perder las prestaciones y la esencia de un superdeportivo. Sus 1.926 CV asustan, cada detalle interior del vehículo está elegido con mimo y con gusto. Es personalizable hasta el mínimo detalle y cuenta con los mejores materiales del mercado. Sus prestaciones son increíbles, una aceleración que Nick Heidfeld nos contaba que solo es equiparable a la de un Fórmula 1.
Yo disfruté como un niño y conocí de cerca durante varios días desde famosos youtubers extranjeros hasta periodistas especializados, apasionados de los superdeportivos y empresarios de éxito, pero todos con un denominador común; la cara de sorpresa cuando se acercaban al coche y se ajustaban el cinturón de seguridad.
Ojalá la situación cambie pronto y podamos volver a disfrutar, porque como piloto de carreras y apasionado del automóvil que soy, necesitamos la ilusión de ver estos superdeportivos que aunque escapan a las posibilidades del común de los mortales, nos siguen haciendo soñar.