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Nuevos miembros del consejo: comparativa Lucid Air x Tesla Model S x Bmw i7 x Mercedes EQS

Un impresionante rival estadounidense ofrece a los ejecutivos de mentalidad ecológica una nueva e intrigante alternativa a Tesla, Mercedes y BMW.

De todas las clases de coches, la berlina ejecutiva es la que mejor se adapta a la electricidad. Son lo suficientemente grandes como para soportar el peso extra y, a diferencia de coches más deportivos, pueden vender su silencio como una virtud. En cuanto al precio, ya se acercaban a las seis cifras, incluso antes de que aparecieran los costes de desarrollo de los vehículos eléctricos.

Desde hace varios años, Lucid está cada vez más cerca de conseguirlo: las primeras berlinas Air salieron de la fábrica de Arizona hace poco menos de dos años. Su objetivo es fabricar más de 10.000 coches este año, con un SUV, el Gravity, previsto para 2024. En cierto modo, pretende ser la nueva Tesla, sin las excentricidades de Musk. Aunque, la vieja Tesla sigue siendo un hueso duro de roer.

Últimamente, la atención se ha centrado en el Model 3 y el Model Y, ambos muy vendidos en Europa, pero Tesla también ha encontrado tiempo para revisar significativamente el venerable Model S, ahora también disponible como el ultrapotente, y ultrarrápido Plaid. Es mucho más potente que el Air, sin dejar de ser esencialmente lo que siempre ha sido: una berlina grande, cómoda y rápida.

Cuando se habla de transporte ejecutivo premium, es inevitable incluir algún coche alemán en la conversación. El Mercedes EQS es, como el Air y el Model S, una creación puramente eléctrica. El BMW i7, es el único coche aquí que también se ofrece con motor térmico.

Son modelos construidos para personas que adoran la movilidad con elegancia, sin ser tampoco muy ostentosos y haciendo un guiño al apoyo contra el cambio climático. La calidad de los alemanes viene como una herencia de décadas de trabajo, sus modelos eléctricos han tenido una buena aceptación, pero falta por convencer a algunos incrédulos.

Pasemos directamente al Lucid

Tenemos muchas ganas de saber cómo es y cómo se desenvuelve en las condiciones europeas frente a algunas referencias conocidas. Con un coeficiente de resistencia aerodinámica de 0,197, el Air Grand Touring supera por poco al EQS (0,20), al Tesla (0,21) y al BMW (0,24). Otros puntos fuertes del recién llegado de Silicon Valley son el gran maletero delantero de 283 litros, una potencia máxima de carga de 350 kW, que promete una recarga más corta de la batería y un mayor ahorro de combustible que la competencia, y una autonomía WLTP muy útil de hasta 860 km.

La aceleración es apasionante, consigue llegar a 100 km/h desde parado en solo 3 segundos. Aunque el Lucid pierde frente a los 2,1 segundos del Plaid, sigue siendo increíblemente rápido para los estándares de una súper berlina, eléctrica o no. El Air se comporta de un modo más tranquilo, está equilibrado de una manera perfecta y le encantan las curvas, no solo las rectas en las que destaca el Model S. La dirección del Air Grand Touring fusiona de forma experta intuición y respuesta, sus frenos son potentes, el chasis inspira confianza, y hay una honestidad sin filtros en cada movimiento que hace.

La regeneración es bastante agresiva y, por tanto, demasiado cercana a la sensación de conducir con un solo pedal. Los modos de conducción no son lo suficientemente pronunciados como para tener un efecto inmediato en la dinámica, pero eso no es un problema porque con 1.200 Nm de par nunca dudaremos en incorporarnos a una autovía.

Con un consumo homologado WLTP de 6,4 km por kWh, el Lucid es el coche más eficiente. También tiene la batería más potente, de 112 kWh, y pesa menos que los alemanes (pero más que el Tesla). Con 2.715 kg, el BMW pesa 450 kg más que el Tesla. El Air es 240 mm más corto que el Benz y 416 mm menos que el i7. Como resultado, ambos productos de EE UU se sienten más ágiles que los alemanes.

Vale la pena recordar que el hombre principal de Lucid, Peter Rawlinson fue anteriormente de la casa Lotus, Jaguar y Tesla. Él sabe lo que está haciendo con la dinámica del coche, y eso es evidente en el Air. El Tesla y el Lucid son más firmes y menos confortables que los coches alemanes, y en ambos casos es la parte trasera en particular la que suscita quejas sobre pequeñas sacudidas e inquietud en carreteras bacheadas.

El Model S, un diseño de hace 15 años que se convirtió en el modelo rompedor de Tesla hace una década, sigue convenciendo. ¿Cómo le va frente a los novatos? La chapa moldeada por Franz von Holzhausen ha envejecido extraordinariamente bien, y el interior, antaño futurista, con su gran pantalla central al estilo del iPad, es ahora más fácil de entender en primera instancia que la Hyperscreen de Mercedes y el iSeries.

Aunque el sistema Autopilot sigue siendo la manzana de la discordia, no se puede negar el liderazgo de Tesla en software y sus múltiples ventajas en el departamento de propulsión. La red de Supercargadores, en constante crecimiento, sigue siendo una gran baza. La facilidad de compra, las competitivas tarifas de alquiler y el alto valor de reventa son otros puntos a favor, pero la calidad percibida podría ser mejor. Y no digamos nada del potencial del mandamás Elon Musk.

El Plaid está mejor equipado y mejor fabricado que los Teslas probados anteriormente, pero la calidad percibida sigue sin ser del todo premium, y el volante tipo yugo no está a la altura de uno de verdad, porque desplazar las manos al girar sobre el bloqueo puede significar perder totalmente el agarre.

Los controles de los dedos, por otra parte, se convierten en una segunda naturaleza en una o dos horas, e incluso el deslizador táctil vertical que selecciona la dirección de desplazamiento no es tan mala idea después de todo.

La posición apaisada de la pantalla táctil XXL también ayuda, al igual que un menú muy mejorado que ahora se explica por sí mismo en su mayor parte, y el control por voz funciona realmente bien, una ventaja que el Model S comparte con estos rivales.

Conducir el Plaid es particularmente sensacional. Acelerar hasta 100 km/h en 2,1 segundos es algo que pocos civiles experimentan. Y, de hecho, con las llantas de 19 pulgadas y los neumáticos de invierno de nuestro coche de pruebas, nosotros tampoco, pero aun así es insultantemente rápido. Al pisar el acelerador desde parado, parece como si una fuerza física desgarrara el asfalto hacia atrás con fuerza y, al mismo tiempo, aspirara el horizonte.

Según los resultados del WLTP, los dos alemanes y los dos americanos son igual de moderados, pero en cuanto les das caña, el consumo se dispara. Conduciendo a toda velocidad por la autopista de Múnich a Stuttgart en las primeras horas de un día laborable, la autonomía anunciada se reduce en un abrir y cerrar de ojos. No nos equivoquemos: los VE de alto rendimiento siguen sin estar a la altura de sus rivales de combustión como coches de alta velocidad para largas distancias. Simplemente consumen demasiada energía cuando se les exige demasiado y tardan demasiado en reponerla. El Lucid Air Grand Touring puede cargar con hasta 350 kW, seguido del Tesla (250 kW), el Mercedes (200 kW) y el BMW (195 kW).

Mientras que el i7 pasa al menos 34 minutos conectado a la red eléctrica para una carga del 10 al 80%, el EQS se quita la manguera tras 31 minutos, el Tesla vuelve a la carretera tras 29... y el Lucid hace el trabajo en 20 minutos, un logro notable que merece un gran diamante de bonificación, porque cada minuto extra de espera duele a los más impacientes. ¿Un argumento de venta? Sin duda lo será, salvo que ahora Europa no está precisamente superpoblada de cargadores rápidos de 350 kW.

En cuanto a las prestaciones, los titanes teutones tienen dificultades para competir con sus rivales del Nuevo Mundo. Si Rolls-Royce construyera un Ghost EV, probablemente se conduciría de forma muy parecida a este BMW alimentado por batería. El i7 M60 se siente ancho y corpulento a pesar de la dirección trasera. Con un total de 544 CV y 745 Nm, los dos motores reparten la potencia y el par de forma homogénea, lo que concuerda con el carácter lujoso del coche, pero ahoga la feliz armonía de conducción asociada con el mejor Serie 7. Si te bajas del BMW y te subes al Mercedes, te sorprenderá descubrir que el EQS es una máquina de conducción todavía más refinada. Menos potente pero más ligero, el Benz supera a su rival en 4 décimas en el cero a cien. Lo creas o no, el EQS es el coche más deportivo y envolvente. Se balancea menos y no se inclina tanto en las ondulaciones largas y sinuosas que se abordan a gran velocidad.

Otro punto a favor es la dirección a las cuatro ruedas opcional, que permite un ángulo de giro trasero. La forma tradicional de berlina del BMW deja espacio para pasajeros de tamaño normal, mientras que el EQS en particular es bastante coupé, y aunque no te quejarás del espacio del Mercedes, en el i7 irás como en primera clase. El EQS bebe del Clase S, pero no es su semejante eléctrico. Mientras que la berlina de gama alta con motor de combustión de Mercedes-Benz es un carruaje señorial con un habitáculo de lujo de generosas dimensiones que combina una digitalización manejable con una artesanía de primera clase y detalles cuidados, el EQS pierde algo de esa solemne comodidad, aunque el lujo sigue presente por todo el coche.

Los materiales interiores nos siguen apasionando más en el modelo de motor térmico, aunque hay que resaltar que el EQS no se queda atrás, y casi duplican la superficie tapizada respecto al Model S. El Lucid donde más peca es en el interior, quedándose lejos de los alemanes y perdiendo con Tesla.

Llega la hora de las conclusiones

No hay un ganador unánime, ni siquiera una clasificación firme, porque, aunque el sentido común dice que estos cuatro contendientes se dirigen a los mismos clientes, a la hora de los detalles son demasiado diferentes para que las comparaciones directas tengan el peso habitual.

Así que en lugar de una clasificación del cuarto al primero, vamos a resumir los puntos fuertes y débiles de cada uno. El Tesla Model S Plaid es una locura, y punto. Con tanta potencia, necesitas un tramo muy recto de carretera muy llana y seca. Además, es extrañamente silencioso. En términos de velocidad, sigilo y relación calidad-precio, no hay nada que se le acerque. El BMW i7 es un coche acogedor que, si se equipa con los extras adecuados, puede convertirse en un cine móvil o en una oficina. Inesperadamente, el EQS hace un mejor trabajo dinámico. Es un coupé de cinco puertas razonablemente deportivo, no un Clase S eléctrico. Puede que el Air Grand Touring no sea el purasangre más tecnológico, ni el VE más rápido, pero es una compra inteligente, una alternativa encantadora a las insignias de gran estatus, y casi tan alucinante como el Model S Plaid. El tiempo de carga y la autonomía de conducción son argumentos muy convincentes.

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