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Nissan GT-R 2017 y Nissan GT-R Nismo 2017: Doblegando las leyes físicas

La batalla está servida. La nueva versión del Nissan GT-R 2017 y su variante de “semicompetición”, el Nissan GT-R Nismo 2017, llegan para devorar a cualquier superdeportivo que se atreva a poner un pie en sus dominios. Nacidos gracias a la obsesión por el detalle, este nuevo guerrero japonés esculpe el aire según sus necesidades y hace de cualquier climatología su propio hábitat natural. Muchas horas de trabajo detrás de esta nueva obra de la ingeniería automotriz.

Tras unas exhaustivas pruebas en el túnel de viento con la versión previa, se comprobó que se generaban ciertos vórtices en algunos puntos de la carrocería. La pérdida de energía no era excesiva –únicamente un 1%– pero los ingenieros japoneses no les basta con tener algo bueno, quieren algo perfecto. Una mentalidad que les ha llevado a desarrollar uno de los superdeportivos más demoledores del mercado. El diseño exterior ha sufrido ciertos cambios para adaptarse a las necesidades que la marca nipona tenía a la hora de moldear a esta nueva versión. Aunque no lo parezca a simple vista, se han llevado a cabo modificaciones aerodinámicas por toda la carrocería para maximizar su rendimiento dinámico.

El nuevo diseño del capó, más largo y con unas nuevas entradas de aire, hacen aumentar el flujo de aire que llega al motor para aumentar la refrigeración. Este aspecto ha sido uno de los elementos que Nissan ha tenido en el punto de mira a la hora de crear la variante GT-R 2017. Con el aumento de potencia –desde los 550 CV hasta los 570 CV– se incrementaba la temperatura que sufrían los componentes de manera proporcional. Por ello, decidieron aumentar el caudal de aire que entraba a través de la calandra delantera para rebajar esa temperatura extra.

El capó ha recibido una mejora en la aleación para reforzar su estructura y evitar las deformaciones a alta velocidad y aumentar la carga aerodinámica. De la misma forma, las nuevas molduras laterales previenen la creación de esas molestas turbulencias que provocan una pérdida de energía, facilitando el flujo de aire por la parte inferior del GT-R. Es innegable que el apodo Godzilla lo ha adquirido a lo largo de sus dilatados ocho años en el sector del automóvil a golpe de acelerador.

La magia de la que está hecho este portento físico tiene un elemento protagonista, uno de los sistemas de tracción a las cuatro ruedas más avanzados del mundo, capaz de ignorar las condiciones climáticas adversas en las que nos aventuremos a adentrarnos.

DE LA TIERRA A LA LUNA EN 2,8 SEGUNDOS

El GT-R es laureado en todo el mundo, en parte por su facilidad de “engullir” a muchos superdeportivos en aceleración, logrando catapultar sus casi 1.800 kg hasta la franja de los 100 km/h en 2,8 segundos; te invito a que cojas un cronómetro y compruebes de primera mano el breve espacio de tiempo que tiene el GT-R en humillar a más de un superdeportivo con gran nombre. Un aspecto importante a la hora de aumentar las prestaciones de un superdeportivo es el reparto de peso entre el eje delantero y el eje trasero, una transferencia errónea de peso puede arruinar el comportamiento dinámico de cualquier coche.

Parece ser que se tomaron a rajatabla esta premisa y dotaron al GT-R 2017 de un reparto de peso de 54% en la parte delantera y 46% en la parte trasera. Al retrasar la posición del motor en el chasis, se reduce la cantidad de peso que se aloja en la parte frontal y se mejora el control. ¿Y no era mejor utilizar una distribución perfecta de 50/50? Eso es lo que nos dice la teoría, pero en la práctica es un poco diferente. Nissan se decantó por la distribución 54/46 al lograr un equilibrio perfecto (50/50) al pisar el acelerador tanto a la hora de salir de la curva como en las aceleraciones en parado, el peso de redistribuye hacia la parte trasera para ofrecer un 50% de peso en la delantera y otro 50% en la trasera. Estos japoneses… nos llevan años de ventaja.

¿SE PUEDE MEJORAR LA PERFECCIÓN?

Por si no fuera suficiente con el agresivo e implacable GT-R 2017, la variante Nismo entra en escena. Intentar mejorar el GT-R 2017 es como añadir más explosividad a un misil o más tabasco a un plato de comida picante, algo realmente fuera de lo común. Pero los ingenieros de la marca nipona les gustan los desafíos y siempre sobrepasar sus propios límites, filosofía de la que somos fans en CAR. Si te parecen poco los 570 CV de la versión “de diario”, imagínate aumentar la potencia de su bloque motor V6 biturbo hasta los 600 CV, listos para poner a todo un ejército de superdeportivos en rompan filas.

No puedes parar de mirarlo, por un momento piensas que estás delante de la variante con la que el piloto español Lucas Ordóñez “doblega” a sus rivales en las Blancpain Endurance Series. La estética más profunda y agresiva se hace patente a través de cada uno de los resquicios de la carrocería. Inserciones de fibra de carbono desde los splitters delanteros, pasando por los faldones laterales más pronunciados con una línea deportiva roja hasta el difusor trasero, con el alerón de grandes dimensiones coronando el portón trasero. Estas mejoras no se limitan solamente a su acabado estético, sino que sirven para aumentar aún más su carga aerodinámica, por si los 160 kg de carga aerodinámica que genera el GT-R 2017 no fueran suficientes.

Dentro del Godzilla-Nismo podemos apreciar cambios en el acabado. Alcántara como material principal que impregna la atmósfera interior de deportividad. También podemos encontrar el emblema “Nismo” por toda la carrocería y por el interior del habitáculo, por si se nos había olvidado por un momento en la unidad en la que estamos subidos.


Pocos coches en el mundo gozan de las capacidades dinámicas y prestacionales de las que posee la versión Nismo. La primera diferencia al entrar en la versión más radical es la posición del asiento, más bajo que en la versión “de calle”, dando una sensación de “simbiosis” que te une al chasis del GT-R Nismo como si fueras un componente más del mismo. La carretera es un tapiz, y el volante el pincel.

El descomunal agarre junto con el casi imbatible sistema de tracción a las cuatro ruedas hace que describas trazadas que en un principio creías que solo podrían realizarse en un videojuego de carreras al estilo Gran Turismo. La rígida suspensión deportiva proporciona un equilibrio sensacional junto con una dirección precisa muy sensible a los cambios. Si por casualidad te encuentras con uno de estos “titanes”, te invito a que te pares a contemplarla belleza de cada una de sus líneas. Pocos superdeportivos logran tener ese carisma y carácter –o llámalo X– que logra enamorar a los apasionados de estas joyas sobre ruedas y este, nos ha robado algo más que el corazón… 

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