Mercedes- AMG SL 43
La versión básica del nuevo roadster SL lleva bajo el capó un motor de “solo cuatro cilindros”, pero ofrece unas prestaciones sensacionales al ser el primer automóvil de serie en incorporar un turbocompresor eléctrico.
Mercedes-Benz presentó a los medios y a sus clientes en Madrid, en primicia mundial, la última versión del nuevo Mercedes-AMG SL, el 43 AMG. Los nuevos SL (código interno R232) ya no se llaman Mercedes-Benz, sino que son modelos Mercedes-AMG. Eso lo tenemos claro desde que el pasado mes de octubre se desveló la nueva generación. Entonces se informó de dos versiones de lanzamiento, el SL 55 (476 CV, 184.800 euros) y el SL 63 (585 CV, 216.700 euros), ambos con motor V8 biturbo, cuatro plazas y techo de lona. Así que la nueva estrella es el SL43, la versión de acceso a la nueva gama SL que, a diferencia del SL 55 y SL 63, es tracción trasera. Pero sin duda lo más sorprendente es que esta versión no monta un V8 o un V6 sino un cuatro cilindros 2.0 turbo. Con perspectiva histórica, sorprende comprobar que es el primer SL con cuatro cilindros desde el 190 SL fabricado entre 1955 y 1963.
A primera vista un 2.0 podría parecer una mecánica insuficiente, pero no para los que hemos conducido el explosivo Mercedes-AMG 45 S 4Matic Plus. En este super-compacto el motor rinde 421 CV, y en el SL 43 se queda en 390 CV, con un par máximo muy elevado, de 480 Nm. El secreto para este rendimiento es que el nuevo SL43 es el primer automóvil de serie que cuenta con un turbocompresor eléctrico, una tecnología derivada de la F1.
Las prestaciones del SL 43 son de primer nivel: acelera de 0 a 100 en 5,1 segundos y alcanza 275 km/h
Su componente clave es un motor eléctrico de unos cuatro centímetros de anchura montado directamente sobre el árbol del turbocompresor, entre la rueda de turbina en el lado de escape y la rueda del compresor en el lado de aire fresco. Este motor impulsa directamente el árbol del turbocompresor con regulación electrónica, acelerando por tanto la rueda del compresor antes de que el caudal de gases de escape asuma esta tarea por medio de la turbina. Es decir, no necesita que lleguen los gases y por tanto se elimina el retraso en la respuesta. Así se mejora claramente la respuesta del motor a lo largo de la escala completa de revoluciones. El motor 2.0 reacciona con mayor espontaneidad a las órdenes del acelerador, y según la marca la sensación general de conducción es más dinámica. Al mismo tiempo, la electrificación del turbocompresor hace posible alcanzar un par motor más elevado a bajas revoluciones. La tecnología del turbocompresor eléctrico está en condiciones de mantener la presión de sobrealimentación, incluso en el caso de que el conductor retire el pie del acelerador, o incluso pise el freno. Así puede acelerar de 0 a 100 km en solo 5,1 segundos y alcanzar 275 km/h, con un consumo medio de solo 9 litros.
El motor 2.0 reacciona con mayor espontaneidad a las órdenes del acelerador y, según la marca, la sensación general de conducción es más dinámica
Pura magia
Con la electrificación del turbo el motor reacciona con mayor rapidez al acelerador, y permite alcanzar un par motor más elevado a bajas revoluciones.
Tracción trasera
A diferencia de la generación anterior, los nuevos SL disponen de pequeñas plazas traseras y vuelven a usar el techo de lona. Los V8 (SL 55 y SL 63) son tracción total, y el SL 43 es tracción trasera.
AMG Dynamic Plus
El SL 43 puede equiparse opcionalmente con el paquete AMG Dynamic Plus, que incluye apoyos dinámicos para el motor, diferencial autoblocante, programa de conducción “Race”, altura rebajada en diez milímetros y pinzas AMG en color amarillo.
Mercedes SL Classic Day
En el año 1954, el importador de Mercedes-Benz en EE UU, Max Hoffman pidió a la marca un deportivo que colmara las necesidades de sus clientes más elitistas, ávidos de un deportivo diferente que se basara en el éxitoso 300 SL (W194) que competía en aquellas fechas. Se comprometió a un número de ventas con la marca que los directivos de Stuttgart se atrevieron a desarrollar sobre el chasis tubular del coche de competición uno más civilizado en formas y comportamiento. Era el nacimiento de lo que ahora denominaríamos “supercars”. A partir de ese momento, el 300 SL (W198) fue un éxito absoluto de ventas y pocos años después se desarrolló una versión roadster derivada del coupé pero perdiendo lógicamente sus puertas en forma de “ala de gaviota”, imposibles de mantener en esa configuración. Cuando terminó la producción de este modelo, se estima que se entregaron unas 1.400 unidades a clientes de todo el mundo, siendo hoy no solo uno de los coches más bellos jamás creados o una codiciada pieza de coleccionista sino un auténtico ícono estilístico del siglo pasado. De hecho un jurado especialista formado por periodistas del motor de los 5 continentes, designó al Mercedes-Benz 300 SL el título de “Coche deportivo del siglo XX”. Unos 70 años después, en Madrid, y bajo una celosa intimidad, Mercedes-Benz España organizó una jornada muy especial con propietarios de este modelo, con el objetivo de agradecerles mantener viva la leyenda de su más preciado tesoro consiguiendo reunir 10 de estos bellos ejemplares venidos de toda España. Una jornada que comenzó con un escenario de lujo ya que los invitados se encontraban a su llegada un inmenso espacio donde les rodeaba un SL de cada generación; siete modelos que hacen del SL la saga más longeva de la marca de la estrella. Después de unas palabras de bienvenida y agradecimiento por parte de Roland Schell, CEO de Mercedes-Benz Iberia, se dio paso a una de las primeras sorpresas que se tenían preparadas para los asistentes, y es que después de cumplir con las celosas medidas de seguridad entregando sus teléfonos móviles durante unos minutos, Enrique Nuevo, Brand Manager de Mercedes-AMG para España, pudo presentarles en primicia el nuevo Mercedes-AMG SL, especialmente traído desde Alemania para que estos clientes fueran los primeros en el mundo en verlo, antes incluso que los responsables de la Marca.
El nuevo modelo y como reza su claim “The star is reborn”, renace ahora con una marcada identidad deportiva, dado que ahora será únicamente un modelo de Mercedes-AMG con motorizaciones que van hasta los 585 CV, volviendo al concepto 2+2 con capota de lona. Después de poder ver con detalle el nuevo SL, llegó el momento de salir a hacer una ruta lo más despoblada de tráfico posible para garantizar la seguridad de tan preciadas joyas y con la tranquilidad de contar con una taller móvil de Cochera Clásicos. Viendo el revuelo que generó una caravana con 10 coches tan especiales como estos, no nos podemos imaginar cómo sería ver este coche en su época, en el que verlo rodeado de sus contemporáneos en los años 50 en España no sería más raro que ver una nave espacial. Y lo mismo deben de sentir los propietarios en el tráfico con sus coches donde deben de sentir algo parecido a salir a una verbena popular con un Rembrandt recién descolgado de su salón, debajo del brazo. En cualquier caso, fue una experiencia única tanto para los afortunados que vieron pasar semejante caravana como para los propietarios, ya que nunca habían vivido algo así y que además muchos no se conocían entre sí. Ya de vuelta a nuestro punto de partida, las sorpresas seguían, esta vez por parte de IWC Schaffhausen y de la manos de Gadea Maier y Marta Gracia (directoras de comunicación y comercial de la marca, respectivamente) quienes pusieron a disposición de los invitados todas las novedades relojeras de su colección para después realizar una de sus famosas watchmaking class, donde los asistentes y siempre bajo la batuta del maestro relojero, Jordi Roses, pudieron desmontar y montar un movimiento completo de la marca suiza. Después del almuerzo y la sobremesa todo eran palabras de agradecimiento pero sobretodo la pregunta de saber cuándo se volverían a juntar para hacer batir de nuevo las alas de sus Mercedes.