Mclaren Elva: test rápido de la barchetta de Woking
Justo cuando parecía que McLaren no podía gestar algo más alucinante que el Senna o los Long Tail aparece esta obra de arte. El Mclaren Elva se inspira en aquellos coches que el propio Bruce McLaren diseñaba en los años sesenta, nacidos para la Can-Am y otras competiciones donde dominaban con sus potentes V8 de origen americano.
Ahora en Woking rescatan aquel genoma de competición y dan vida a una pieza de carbono con ruedas que parece sacada de una novela de ciencia ficción, con unas formas y ángulos que solo unos pocos laboratorios de diseño en el mundo pueden crear.
Las puertas diédricas dan paso a un interior sencillo, sobrio e incluso espartano para un coche de casi dos millones de euros, pero es que no se podía recargar algo enfocado a pesar lo menos posible. Y es que ni siquiera tenemos techo, ventanas o un parabrisas. Eres tu contra el viento, los mosquitos o lo que se tope en tu camino cuando el V8 explote como un volcán del Pacífico.
Y podrás pensar entonces que esto pesa bastantes kilos menos que el Senna. Pues bien, 40 kg menos, pero, ¿te acuerdas de lo que pesa el Hypercar con nombre de leyenda de la F1? Exacto, 1.080 kg. Solo un monoplaza de fórmula 1 es más ligero que este coche en McLaren.
A diferencia de otros supercars al estilo barchetta, McLaren no coloca ningún tipo de deflector para conductor o pasajero, así que pronto el viento chocando contra la parte superior de tu torso es lo más notable que sientes, a pesar de que el sistema de escape hecho con Inconel descarga los bramidos del V8 biturbo de 815 CV no muy lejos de ti.
Si no eres un instagram-victim que se preocupa por grabarse conduciendo y dejarse ser grabado, ponte un casco para cualquier trayecto que implique salir de ciudad. Y esto a pesar de que McLaren incorpora un sistema activo que controla el aire para desviarlo alrededor de ti, con unas tomas de aire justo detrás del morro.
Liberando al Mclaren Elva
Entonces llega el momento de salir, y más vale que mires el tiempo antes de bajar al garaje, o no querrás achicar agua en mitad de la carretera. Como no hay ventanas, el aire acondicionado se pega con la madre naturaleza por calentar o enfriar tu cuerpo, así que elige bien a qué segunda residencia llevas tu Mclaren Elva. Seguramente Marbella o Sotogrande sean buenas elecciones, pero no olvides aparcarlo a la sombra.
Pero basta ya de quejarse del viento o los mosquitos. Al volante el Mclaren Elva te envuelve mejor que la brisa, te contagia de su experiencia de conducción, se te olvida todo lo demás y te dejas llevar a pesar de que cualquier policía a 100 metros podrá verte la cara. Su aceleración es vertiginosa, sintiendo la brutalidad del V8 como si fueras en un Senna descapotable, pues hace el 0 a 200 km/h en 6,7 segundos.
También disfrutas de su dirección y su suspensión hidráulicas, acompañando cada movimiento como si este cascarón de carbono fuera un submarino para dos que fluye por la carretera en lugar de simplemente deslizarse. Teniendo en cuenta que finalmente solo 149 personas podrán tener uno, avanzar entre el tráfico o llegar a una pequeña ciudad tras un buen tramo de curvas te hará sentir como un emperador que levita entre el resto de mortales.