Cuando McLaren anunció que actualizaría el McLaren 720s evidentemente la lectura era que el sucesor sería mejor e incluso más divertido. El concepto era claro, pero ¿Cómo lograrlo? Porque ¿cómo se puede mejorar un superdeportivo biplaza con más de 700 CV y tracción trasera? Especialmente si hablamos de la versión Spider. Bien, no sé muy bien cómo lo hicieron en Woking, pero el 750S Spider es más deportivo y emocionante que su predecesor, pero también más cómodo, ligero y rápido. Y es que no os engañaré. Este coche es demencial: de los más emocionantes y divertidos que he conducido jamás. Y encima a techo descubierto…
Y eso partiendo de la base que el 720S es, en muchos aspectos, un coche de por sí excepcionalmente bueno. Recordemos que incorporaba un renovado motor V8 biturbo de 4.0 litros, así como un espectacular diseño que sin duda causó sensación hace casi 7 años, allá por 2017. El 720S era sencillamente impresionante se mirase por donde se mirase. Tras estos años su diseño no ha quedado para nada anticuado, por ello no es de extrañar que el 750S se le parezca notablemente, con unas modificaciones que van encaradas a mejorar el rendimiento, pero manteniendo totalmente el espíritu del 720S. El 720s era brutal, sí, y el 750s lo es aún un poquito más.
El frontal cambia muy poco. A pesar del nuevo parachoques ligero y el lip inferior extendido, no es fácil distinguir ambos modelos. En la trasera los cambios son más visibles con la parte que afecta la zona del escape, y un alerón activo bastante mayor en el nuevo 750S. Lo de que es bastante mayor es algo que puedes comprobar por el retrovisor cada vez que frenas fuerte y este se levanta para aumentar la resistencia aerodinámica.
En el interior, McLaren ha realizado cambios algo más significativos. Estos afectan sobre todo a los mandos situados junto al cuadro que sirven para cambiar los controles del chasis y de la transmisión. No serán extremadamente bonitos, pero sí muy prácticos y sencillos de utilizar.
El nuevo sistema de infoentretenimiento también ha mejorado. Aunque la orientación vertical de la pantalla puede tener sus limitaciones, la verdad es que el nuevo sistema de menús es lo suficientemente intuitivo como para compensar la falta de botones físicos. Otras mejoras son el botón para levantar el morro, un nuevo sistema de navegación mejorado.
Lo que de verdad importa: el comportamiento
Y aquí lo primero que quiero comentar es que, incluso en ciudad, este coche resulta cómodo. Teniendo en cuenta que recojo el coche en las instalaciones de McLaren Barcelona situado cerca de la Gran Via de Barcelona, mi recorrido por ciudad es más bien corto. El mínimo necesario diría, pero lo suficiente para apreciar esta facilidad de uso. Es interesante ver como uno de los mejores deportivos biplaza con motor central del mercado es cómodo y fácil de manejar.
En modo confort las reacciones del acelerador y del cambio son suaves y la dirección resulta agradable, todo con una suspensión que no resulta excesivamente dura. Eso, una posición de conducción perfecta y una visibilidad sorprendentemente buena hacen que el mayor inconveniente de este coche sea la falta de maletero y un acceso al interior menos práctico que en un utilitario convencional. Porque hasta el aire acondicionado enfría muchísimo, y el techo retráctil cierra perfectamente. De hecho, con tantas virtudes el 750S podría ser un coche para el día a día. De acuerdo, eso tampoco: pero, en resumen, nada que ver con los problemas e incomodidades de los superdeportivos de antaño.
Directos a Montserrat y sus carreteras de montaña
Y es que a quien le importa cómo vaya este coche por ciudad. La verdad que esa información no es excesivamente relevante tratándose de un biplaza como este. Mi tramo por autovía hasta la montaña de Montserrat pasa en un abrir y cerrar de ojos. El aplomo del coche es total, tanto que a velocidades legales este coche se siente extraordinariamente lento. El concepto es como el de los Fórmula 1 detrás de un safety car. No tiene sentido.
Por suerte pronto llego a la montaña, y sus carreteras reviradas. Allí puedo comprobar lo que es este coche. Sencillamente alucino. En cuanto a la dinámica, el 750S ofrece una precisión de conducción quirúrgica. Eso incluso cuando el firme tiene irregularidades. Su capacidad de girar y entrar en la curva más rápido de lo que tu cerebro calcula es sobrenatural. Lo que McLaren ha conseguido mejorando el diseño y la geometría de la suspensión ha dado sus frutos, sin duda.
El motor del 750S resulta una auténtica bomba. Con sus 750 CV, su capacidad para acelerar en cualquier momento es es impresionante, llevando la explosividad de los coches de combustión interna a un nuevo nivel, a pesar de la creciente popularidad de los vehículos eléctricos. Sinceramente, prefiero mil veces la respuesta de este Mclaren acompañado por supuesto del sonido de su V8 biturbo, que no un hipersónico y extremadamente anodino Tesla Plaid. No sé cómo hay gente que siempre busca esta comparación. Vamos hombre, es como comparar un horno de leña con un microoondas.
Pero volvamos al 750S. La relación de las marchas, acortada en un 15 %, hace que la cuarta relación se sienta como si fuera la segunda en otro coche. Y es que la respuesta es tal que siempre parece que vayas en marcha corta. Así de explosiva es la reacción del coche a cada pisotón con el pie derecho. A estas alturas y tras haber conducido decenas y decenas de superdeportivos, el 750S me ha sacado una risa verdaderamente nerviosa. Risa de “ostras ostras ostras”. Menuda explosividad.
Es por lo tanto muy y muy necesario tener la cabeza bien amueblada para conducir rápido este coche. Y es que el 0 a 100 km/h lo hace en 2,8s, pero el 0 a 200 en 7. Eso te da una ida de las velocidades que puedes llegar a coger entre curvas en cualquier carretera sinuosa cada vez que aceleras -no digo a fondo porque no puedes hacerlo-; no en carretera secundaria, es imposible. Porque no hay que olvidar que cuando llegas a una curva hay que frenar. Hay que hacerlo fuerte porque el pedal es de lo más duro. No es casualidad, está diseñado así para que frenes con el pie izquierdo; como un kart.
Eso sí amigos, cuando pisas fuerte el coche se para. Eso a la vez que te aparece el enorme alerón levantándose por el retrovisor. Menudo espectáculo. Lo mejor de todo para mi es que el Mclaren 750S es un coche cómodo. Incluso en modo Sport, el chasis te transmite muchísimas sensaciones, pero absorbe bien las irregularidades. A diferencia de otros modelos -recuerdo el 600LT- que en una carretera real con agujeros resultaba difícil de controlar, el 750S se lo traga todo. Y con qué eficacia dios mío. El resultado es que te permite disfrutar de verdad, sin tener que sufrir con los empastes saltando y el cerebro rebotando dentro del cráneo: con el 750S estos problemas no los tienes. El resumen es que McLaren lo ha diseñado para disfrutar de la conducción en el mundo real más que nunca.
Aunque sea estratosféricamente rápido. Como conclusión, para mí el McLaren 750S Spider es el superdeportivo biplaza y cabrio más prestacional y que más me ha impresionado de los que he probado. Mágico. La conexión emocional que me hizo sentir me ha dejado huella, para qué negarlo. Será difícil de superar. Supongo que lo siguiente sería conducir un Fórmula 1 para conseguir superarlo… En cualquier caso, como se dice en estos casos, que me quiten lo bailado.