Mercedes-AMG GT 63 2024: más rápido y más GT que nunca
Hay un dicho que reza: “cuando algo funciona no lo toques”. AMG acaba de cambiar de los pies a la cabeza su GT. Un coche que en circuito lo había ganado todo y había demostrado ser casi perfecto. ¿Merece la pena esta revolución?
Todavía recuerdo asistir a la primera presentación del Mercedes-AMG GT en Affalterbach, allá por 2014. Un coche concebido desde cero para plantar cara al rey del segmento, al mismísimo Porsche 911. Un nuevo motor V8 biturbo llegaba para sustituir al 6.2 litros atmosférico del SLS, cambio transaxle en el eje posterior y un diseño escultural lo hacían un digno heredero del alas de gaviota del Siglo XXI.
Diez años después AMG ha decidido crear un GT completamente nuevo que poco tiene que ver con aquel GT que acabó ganándolo prácticamente todo en las carreras y campeonatos más prestigiosos de Gran Turismo del planeta. ¿Por qué este cambio de tercio? Pues las ventas no acompañaban. En todo este tiempo se vendieron 18.900 unidades del GT. Para ponernos en situación, solo en 2023 Porsche vendió 50.146 unidades del 911, más del doble en un único ejercicio comercial. Parece pues que el cambio sí era necesario, dado que el mercado no lo había aceptado como AMG esperaba.
Los diseñadores han respetado bastante las líneas maestras del modelo anterior, pero al mismo tiempo se ha modernizado y musculado todavía más su escultural carrocería. El resultado final ha sido muy acertado. Ahora mide 4,72 metros de largo, 1,98 metros de ancho, 1,35 metros de alto y una distancia entre ejes de 2,7 metros. Si bien ha ganado 18 centímetros de longitud el resto de cotas son prácticamente idénticas.
Otra de las novedades importantes que introduce es que su habitáculo ahora es de tipo 2+2. De hecho, este era uno de los mayores hándicap de su antecesor frente al 911. Las diminutas plazas traseras del Porsche son una cualidad que ha ayudado a vender un gran número de unidades con el famoso argumento: “cariño si además podemos llevar a los niños”. Ahora el GT de AMG juega con las mismas armas y aporta más polivalencia a un coche que sigue ofreciendo prestaciones de auténtico supercar. El habitáculo también estaba algo anticuado y ha recibido la receta de moda con pantallitas formato XXL.
Puede que sea algo más pesado, pero ahora tiene eje delantero motriz, dos asientos más y es casi 20 cm más largo
Otra de las desventajas que el primer GT tenía frente al 911 era que únicamente se podía configurar como dos ruedas motrices. No todos los clientes de este tipo de deportivos de altas prestaciones tienen la experiencia al volante para sacar todo el partido a un propulsión y muchos prefieren un 4x4 más fácil y seguro. Además, con el cronómetro en la mano es mucho más rápido un tracción integral que en un trasera, sobre todo arrancando desde parado.
Existen versiones híbridas, incluso una motorización de 4 cilindros en línea. Eso sí, damos las gracias a AMG por seguir apostando también por los motores V8. Esta unidad que probamos es la 63 4Matic+, o sea la más potente sin hibridación.
Recurre a un V8 biturbo de 4 litros que declara 585 CV de 5.500 a 6.500 rpm. Pero lo más bestia son sus 800 Nm de 2.500 a 5.000 rpm, un par máximo que se puede aprovechar del primer al último newton metro gracias al sistema de tracción a las cuatro ruedas. Una mecánica atómica que va asociada a una caja de cambios automática de 9 relaciones.
Las prestaciones están ahí, declara una aceleración de 0 a 100 km/h en 3,2 segundos y una velocidad punta de 315 km/h. La capacidad de empuje es descomunal, sale con muchísima más fuerza que el modelo anterior desde parado, y además es capaz de transmitir toda la fuerza del motor en la salida de los virajes con más contundencia sin temer que acabes perdiendo el eje trasero.
No solo acelera también frena. Cuenta con un equipo de frenos carbonocerámicos que en el tren delantero presentan una configuración de discos de 390 mm de diámetro y pinzas de 6 pistones. Eso sí, por encontrarle alguna pega hay que decir que ahora ya no es tan ligero.
Con 1.970 kilos el nuevo AMG GT es 350 kilos más pesado. Una diferencia abismal pero tenemos que entender que ahora tiene eje delantero motriz, dos asientos más y es casi 20 centímetros más largo. Los frenos al final terminan notando el peso del conjunto. Se muestra muy aplomado cuando circulas a buen ritmo y la calibración del chasis ha sido configurada buscando mejorar el confort. Sigue siendo ultra efectivo, pero ahora es más cómodo que nunca.
En resumidas cuentas, ahora es más Mercedes y quizás un punto menos AMG. Me explico, es un supercoche de verdad de la buena, un aparato con prestaciones dignas de un transbordador espacial. Pero aporta un tacto más estable y seguro que el anterior. Todo ello sumando las plazas traseras y un diseño espectacular.
Texto por Gerard Farré