Más cerca de la conducción autónoma

A las 8:00 de la mañana del lunes 23 de noviembre un Citroën C4 Grand Picasso salió del centro de producción de Vigo. No era cualquier coche, se trataba de uno de los cuatro prototipos que el grupo PSA Peugeot Citroën ha desarrollado como vehículos de conducción autónoma. El coche debía recorrer 599 kilómetros hasta la planta de producción de Madrid. Allí, rodeados de Cactus aguardábamos la llegada del primer coche que realizaba un test de conducción autónoma en España.

El nerviosismo se palpaba en el ambiente, el coche llegaba con retraso y no sería a las 18:00 horas sino a las 18:30 cuando se esperaba su llegada. ¿Habría tenido algún problema? ¿Un atasco? Algo de tráfico y que el vehículo circula respetando los límites de velocidad de la vía por la que circula. De repente, se abre la puerta de la nave en la que estaba preparado el acto y entra el C4 Grand Picasso rojo con el vinilado que atestiguaba la hazaña, había logrado llegar. Para nuestra sorpresa el coche entró conducido por uno de los miembros de equipo que venía desde Vigo, el modo de conducción autónoma había sido apagado al llegar a la entrada de la fábrica. Lo habían logrado, 600 kilómetros sin que el conductor tocara los pedales o el volante, toda una proeza y éxito por ser pioneros en España.

Que el coche llegara es fruto de una inversión de 1.800 millones de euros en tecnología por parte del Grupo PSA y que el prototipo fuera cargado de toda esa tecnología, la cual le permite definir el recorrido, regular la velocidad y detectar obstáculos, peatones y vehículos. El vehículo incorporaba sistema de navegación por satélite GPS, radares delanteros y traseros de 77 GHz y láseres escáner, cámaras digitales y una centralita de guiado electrónica. En el Grupo PSA esperan introducir a partir de 2018 coches con conducción pilotada en cierto grado, sin tener el control total, y aumentar la autonomía de pilotaje gradualmente hasta que en 2020 llegue el primer coche con una plena conducción autónoma. Con este desarrollo pretenden evitar accidentes por errores humanos y como consecuencia de la fatiga o la conducción monótona.

Sin duda la idea es buena y marcha a pasos agigantados, en parte gracias a la ayuda administrativa, ya que días antes el gobierno había aprobado la realización de este tipo de test en carreteras abiertas al público. Sin duda no será el único, ya que otras marcas ya han coqueteado con este tipo de conducción, aunque por ahora había sido al otro lado del charco o con demostraciones algo más sencillas como moverse solo por un parking. Pero abrimos una pequeña reflexión, porque si esto es el futuro, ¿que futuro espera a los amantes de la conducción? Evidentemente nosotros decidimos en todo momento si queremos ceder el pilotaje al coche o retomarlo. Como dato, todos los accidentes que han sufrido los coches de prueba de Google para la conducción autónoma se han debido a errores humanos del otro coche implicado. ¿Supone esto que en el futuro todos deberemos someternos a la conducción autónoma para evitar accidentes? ¿Dónde nos deja esto a los amantes de la conducción, sólo a los circuitos? Está bien avanzar en tecnología, seguridad y eficiencia, pero no perdamos la humanidad que reside en el acto de conducir, no hagamos que el coche sea una máquina más, sino aquello más parecido a un ser vivo que el hombre es capaz de crear.