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Locos por el Countach

Al Countach se le ama con pasión, por pura fascinación irracional. Puede que al sentarte en él la puerta toque con tu cabeza, que arranque cuando quiera o que cada vez que lo uses salgas empapado en sudor. Pero es así, como una mujer bellísima y fatal. Y con un coche así, es normal que surjan apasionados que harían cualquier cosa.

Los locos por los Lamborghini Countach somos legión y cada uno lo vive a su manera, sin importar tu estatus social o económico.

Algunos ejemplos

Richard Moriarty, por ejemplo, sufría al conducirlo, pero lo amaba de igual forma, así que decidió colgarlo de un muro de su residencia en Newport Beach para verlo cada mañana.

Fue necesaria una grúa de 60 toneladas, y el V12 ahora sirve como mesa. Otro entusiasta con menos dinero pero más manitas, cuando vio que no podía comprarse uno, decidió fabricárselo él mismo.

Ken Imhoff invirtió 17 años y 40.000 dólares en hacerse su propio Countach, con motor Ford V8 Cleveland.

Lo construyó en el sótano y tuvo que usar una excavadora para sacarlo. Aún más impactante resulta el Countach que se hizo el escultor Benedict Radcliffe usando tubos de acero de 10 mm de grosor (foto principal).

Pintado en un llamativo color naranja fluorescente, cuando “lo aparcaron” en las calles de Londres, su visión era como estar en un sueño. Esta maravilla fue subastada en París en 2014 por RM y otro incondicional del Countach se lo llevó a casa por la nada desdeñable cifra de 93.600 euros.

Otro entusiasta, el alemán Martin Meier, en 2009 expuso en una galería berlinesa una serie de muebles inspirados en su amado Countach (bajo el nombre In loving memory The Lamborghini Countach) y para ambientarlos fabricó también una carrocería de madera. Sea cual sea tu locura, nosotros te comprenderemos.

Nuestros locos por el Countach más patrios

No es fácil encontrar un Countach en nuestro país, pero en Chelsea 1979 (Barcelona) hay disponible una unidad excepcional. Se trata de un Countach 5000 Quattrovalvole del año 1988 en el genuino color blanco, el favorito de Ferruccio Lamborghini para este modelo.

El CEO de la empresa e importador de McLaren para España, Eduardo Costabal, nos explicó los detalles de esta joya.

Eduardo Costabal, Countach 5000 Quattrovalvole

¿Cómo ha llegado este coche a tus manos? ¿Nos puedes contar algo de su historia y de su estado actual?

Countach

“Es sin duda una historia importante debido en primer lugar a que los que vivimos en la década de los setenta y ochenta soñamos con dos cosas, Farrah Fawcett y el Lamborghini Countach.

Cómo olvidar la película Cannonball Run. Cómo no sorprenderse de un diseño que salió el año 1974 con esas líneas. Se fabricó desde 1974 hasta 1990 y un total de 1976 unidades en esos 16 años, y todos fueron testeados antes de ser enviados a su dueño por el famoso Valentino Balboni.

Este auto era de su propiedad antes de llegar a Barcelona, lo que para nosotros le da un valor sentimental e histórico único. Además de ser el más valioso de todos por su diseño y potencia. He rodado con él aproximadamente 1.000 km y, sin duda, es un monstruo de la época”. Este Countach está a la venta por 890.000 euros.

Paco Ramos, Countach 25 Aniversario

Amigo de CAR y AutoBello, nuestro protagonista soñó desde que era un niño con un Lamborghini Countach, y en cuanto pudo se trajo este de Inglaterra. “Me lo compré por una película que vi siendo un chaval que se llamaba Los locos de Cannonball, con Farrah Fawcett.

Salía el Lamborghini negro en una recta muy larga, en una imagen tomada desde un helicóptero, y venía la policía detrás. Se veía al coche acelerar y perderse en el desierto de Arizona y aquello me impactó, se quedó como un icono en mi vida. En cuanto a coches y también en cuanto a las sugerentes señoritas que lo conducían [risas]”. Recordamos además que este Countach aparece en el cartel de AutoBello 2009.

Era un coche con un diseño avanzado a su tiempo, aunque duro y bastante sonoro, como todos los coches italianos de motor central de la época. Antes tuve un Bugatti EB 110 y el sonido del Countach era más intenso y arisco, el EB110 tenía 4 turbos y tenía un sonido más sofisticado.

El Countach era por supuesto divertido de conducir, ágil y rápido, con una aceleración muy atmosférica, sin turbo, y el mío llevaba inyección, no carburadores.

En curvas era más bien subvirador (tendencia a irse de morro). El interior era más bien espartano, incómodo, pero con una instrumentación muy completa. Además el 25th ya venía con elevalunas automáticos y aire acondicionado”.

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