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Lewis Hamilton: el lobo de la fórmula 1

En este 2019, Lewis Hamilton acaba de conquistar a bordo de un Mercedes W10 su sexta corona mundial; tiene 34 años y, contratado por la casa alemana hasta finales de 2021, tiene muchas posibilidades de igualar al actual recordman de títulos, Michael Schumacher, ganador de las coronas de 1994-1995 y desde 2001 hasta 2005 inclusive. Más aún, Lewis Hamilton ya supera algunos récords de este legendario piloto alemán que logró cinco títulos con Ferrari en número de poles, 87 a 68, y solo le faltan ocho victorias para llevar sus 83 actuales (hasta el GP USA 2019) hasta las 91 de Schumacher. Además, según la revista de finanzas Forbes, Hamilton acaba de superar en ingresos totales por su carrera al mismísimo Schumacher, que había acumulado 464 millones. Lewis, con su salario de 2019 ha recibido 485 millones de euros. 

Lewis Hamilton

Mercedes y sus patrocinadores asociados ya le están pagando en torno a 50 millones de euros anuales y Lewis Hamilton tiene sponsors personales que pueden aportarle en torno a otros 6 millones más por año. Hamilton está en la fórmula 1 desde 2007, aunque fue en 2013, tras el pasó de McLaren a Mercedes, cuando comenzó a acumular cifras significativas con un  mínimo de entorno a 25-30 millones anuales.

Lewis Hamilton es hoy el piloto mejor pagado de la fórmula 1, seguido por Sebastian Vettel, cuatro veces campeón (2010-2013), que suma a razón de 40 millones de euros anuales y lleva acumulado 350 en total. Fernando Alonso, que dejó la F1 a finales de 2017, acumuló 454 millones de euros en 17 temporadas.

Lewis Hamilton

Los pilotos “pobres” también ganan

La disparidad de ingreso entre los pilotos es, sin embargo, muy amplia. Daniel Ricciardo, que estaba en Red Bull,  firmó con Renault a finales de 2018 a razón de 25 millones anuales, pero su compañero Nico Hülkenberg, que dejará al equipo del rombo a finales de 2019, no superaba los 10 millones –y podían considerarse muy bien pagados–. La revista Forbes hace estimaciones que no están muy alejadas de la realidad y, por ejemplo, asigna al madrileño Carlos Sainz en torno a 3,5 millones de euros como volante de McLaren. Algunos pilotos contribuyen a financiar su butaca, en el caso de Sainz aportando un sponsor como la marca de cervezas Estrella Galicia a su equipo británico. O el caso del mexicano Sergio Pérez, actualmente en Racing Point,  quien mantiene el apoyo de la operadora de telecomunicaciones mexicana Claro. Los equipos modestos necesitan imprescindiblemente que sus pilotos aporten patrocinadores y los salarios que pueden soportar son necesariamente “modestos”, aunque se trate de algún que otro milloncete.

Mucho esfuerzo, riesgo y disgustos…en la carrera de Lewis Hamilton

El baile de millones es mareante en todos los ámbitos de la fórmula 1, aunque no todos sus actores salen ganando al final, sobre todo los equipos modestos que pierden dinero o, en el mejor de los casos, obtienen algún irrisorio beneficio en relación con los gastos de explotación y riesgos que corren. Para mantenerse en el circuito gestionado comercialmente por la FOM, holding de Liberty Media, deben financiar sus déficits con aportes de sus entusiastas propietarios o mediante préstamos.

Si el equipo de Lewis Hamilton, AMG Mercedes Petronas tuviese que financiarse con el aporte de la marca global que le dio origen ya hubiese quebrado hace rato. En 2018 su presupuesto para que Hamilton y su compañero Valtteri Bottas dominaran el campeonato fue de 450 millones de euros sin contar lo que sería el leasing de los motores, aportados por otra empresa del grupo Daimler, Mercedes AMG High Perfomance Powertrains, que recibió 25 millones de euros por parte de la escuadra. Los ingresos del equipo fueron de 175 millones aportados por la FOM por los puntos conseguidos y un bonus por ser equipo campeón. Otros sponsors aportaron 150 millones y se estima que Daimler directamente puso 80 millones para que el balance anual diera un pequeño “beneficio” de 5 millones. En realidad, este pequeño “suelto” es una concesión de los jerarcas de la casa matriz de Suttgart para que la empresa de F1, situada en Inglaterra, tenga una buena imagen y el jefe máximo del equipo, Toto Wolff, se llevase un dividendo a casa, ya que posee el 30% de las acciones.

Lewis Hamilton

Ferrari, por su parte, hace todo en casa, chasis y motores y se estima que en 2018 gastó 418 millones de euros. Cada punto de Mercedes en 2018 costó 0,69 millones de euros. En cambio, la modesta escuadra de propiedad estadounidense Haas tuvo un coste del doble por punto: 1,4 millones. La empresa de Gene Haas, dedicada a la fabricación de máquinas de control numérico y muy centrada en la industria automotriz, utiliza a la F1 como plataforma de ventas y relaciones públicas. Por otra parte, Gene Haas es un experimentado propietario de equipos, ganador en la NASCAR estadounidense (turismos americanos que corren mayormente en óvalos). Haas, que es cliente de Ferrari para los motores y muchos componentes de sus chasis de F1, tuvo que equilibrar las cuentas de su equipo con 55 millones de euros tras gastar en torno a 120 millones en 2018. Y en esta cifra se incluye el salario, por ejemplo, de su piloto estrella, Romain Grosjean (2,6  millones) y el de su compañero Kevin Magnusen, 1,8 millones. Así que, si solo miramos las cuentas del equipo el “negocio” es ruinoso y los únicos que obtienen beneficios son los pilotos que se llevan su dinerito a casa.

Lewis Hamilton

La pasión juega un papel muy importante para meterse en este “negocio” crítico que es la F1 y cada uno sabe sus motivaciones. Fácil de comprender las posiciones de Daimler, Renault, Ferrari… pero parece un poco más de capricho lo de Lawrence Stroll, padre del piloto canadiense de Racing Point, Lance Stroll. Lawrence es accionista en una empresa canadiense de TV por cable pero ha hecho fortuna (hasta 2.700 millones de euros) con las marcas Tommy Hilfiger, Polo Ralph Lauren y otras de notoriedad en el mundo de la moda global. Stroll compró la mayoría del equipo Force India y arriesgó más de 100 millones de euros en la operación para sacar a su hijo Lance de Williams e incorporarlo a su nuevo juguete de F1 desde  la temporada 2019.

Este es el panorama de los millones que pasan por los bolsillo de los pilotos y de los que mueven los equipos, aunque no permanecen mucho en cuentas que amenazan estar, casi siempre, en rojo. 

Cambiar para sobrevivir

En 2021 comenzará a regir un nuevo reglamento técnico y un tope para los gastos de explotación anual para los equipos: 175 millones de euros. El objetivo: conseguir que los tres equipos más ricos, Mercedes, Ferrari y Red Bull pierdan parte o toda la ventaja que le llevan  a los equipos modestos, casi todos ellos gastando muy por debajo de los 200 millones anuales. En este sentido, el salario de los pilotos y de los tres directores más importantes de los equipos no cuentan para el total permitido.

Para 2021 el holding estadounidense que controla las acciones de la F1, Liberty Media, pretende que haya 22 carreras, una más que en el calendario del próximo año que contempla el retorno del Gran Premio de Holanda, que reemplazará al de Alemania y la entrada del GP de Vietnam en Ho Chi Minh. Lo considera casi imprescindible para poder entregar a los equipos una cifra igual o mayor que la distribuida en 2018,  910 millones de euros.

Lewsi Hamilton gana un GP

Liberty Media pagó en 2017 4.200 millones de dólares por el control de la F1 y ha comenzado a aplicar las recetas americanas para el deporte televisado. Ha incrementado mucho la actividad en redes sociales, tiene 18 millones de seguidores, pero se ha encontrado con grandes obstáculos para hacer que el espectáculo sea más atractivo. Al mismo tiempo que las emisiones por TV pasaban de canales de emisión libre a otras de pago, se reducía el número de telespectadores. De más de 600 millones anuales hace 10 años a 350 millones en 2018. A las grandes marcas como Mercedes, Renault y Red Bull, eso no les gustó, pero no les afectó demasiado. Son los equipos modestos, Williams, Racing Point, Haas, Sauber, que dependen mucho de la exposición en pantalla para justificar a sus patrocinadores el dinero que reciben, los que más están sufriendo. Por ello, mucho está en juego con el nuevo pacto que equipos, Liberty Media y la FIA, que controla los reglamentos deportivos y la fiscalización, y que deben firmar para definir lo que pasará a partir del primero de enero de 2021.

Para entonces, Lewis Hamilton puede haber igualado a su predecesor, el plusmarquista Michael Schumacher, y disponerse a establecer nuevos límites… Si los millones lo permiten.

Texto por: Orlando Ríos

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