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Kid Rock, música y gasolina

En EE.UU. los coches son un complemento fundamental para los músicos. Si has triunfado, debes como mínimo tener un garaje bien surtido, una cocina kilométrica, un jardín para hacer fiestas y un cine en la planta de abajo. James Ritchie (Michigan, 1971), conocido como Kid Rock, es un personaje que solo puede darse en América. Se crió cerca de Detroit, la ciudad del motor, y en España es quizá más conocido por su boda con Pamela Anderson Pero en EE UU ha vendido casi 40 millones de discos y no suele faltar a los grandes eventos del motor. Hace poco declaraba: “cuando empecé en la música tenía mis preferencias claras. Sobre todo quería hacer buenas melodías, tener muchas mujeres y comprarme un coche nuevo. Al crecer y tener éxito mis prioridades han cambiado, sobre todo porque ya tengo lo anterior, y hay cosas más importantes en la vida”.

En sus inicios combinó el rock con el hip hop con gran éxito, pero ahora prefiere sonidos más clásicos. Su estilo conecta muy bien con la América profunda, y siempre se ha distinguido por su apoyo al Partido Republicano. Creció en el campo, en una familia de clase media, y recuerda el momento que cambió su visión de la vida. “Yo estaba conduciendo un tractor, tenía cinco años, y mi hermano se cayó. A causas de las heridas tuvieron que amputarle una pierna. Fue entonces cuando decidí vivir cada momento al máximo”. Reconoce que tiene cierta debilidad por las strippers, y en cuanto a coches es muy aficionado a los americanos. Uno de sus juguetes favoritos es un Cadillac V16 de los años 30. También tiene varias motos de West Coast Choppers, así como algunos Mustang, Camaro y Corvette. Tanto es así que General Motors le ha contratado para numerosos eventos, y a él le gusta cobrar en coches. En enero de 2011, por su cuarenta cumpleaños, el piloto de la Nascar Jimmie Johnson le entregó un Camaro negro en nombre de Chevrolet.

Otra de sus joyas es el Pontiac Bonneville convertible de 1964 que compró en una subasta en 2010. Subido en él aparece en la portada de su último disco, Born Free. Lo personalizó Nudie Cohn, sastre de estrellas musicales, y lleva la carrocería decorada con cuernos, herraduras y revólveres, auténticos aunque inutilizados. Hay que tener estilo para conducir un coche así y que no parezca que te has escapado del carnaval.

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