Dos California para dos hermanos
La magia de Autobello no está solo en los coches que se exponen sino también en los amigos que asisten, aficionados con apasionantes vivencias relativas al automóvil. El evento siempre se hace corto porque falta tiempo para hablar con todos, y fue allí donde nos hablaron de Francis Lechère. Su sobrino Olivier dirige una gran marca francesa en España y nos comentó sin darle importancia: “Mi tío tuvo tres California”. Como nuestros lectores sabrán, el 250 GT California Spyder es uno de los Ferrari más buscados. Empleaba la mecánica del 250 TdF, un V12 de 240 CV y se produjeron solo 47 unidades del LWB y 56 del SWB. En marzo, un SWB que perteneció a Alain Delon se subastó en París por 16,4 millones de euros. Pero por increíble que parezca, hubo un tiempo en que casi cualquiera podía comprarse uno.
Francis Lechère es un apasionado desde que tiene uso de razón, y según nos dijo nunca ha podido liberarse de la fascinación que le producen los automóviles. Ese interés lo compartía además con Frederic, su hermano gemelo. El primer California (chasis 2175 GT) entró en la familia en 1968, y lo compró su hermano. Era un SWB y el primer dueño fue Roger Vadim, el director de cine que se casó con Brigitte Bardot. Vadim lo compró en 1961 y antes había tenido otro California, pero LWB, número de chasis 2183 GT. Después de Vadim el 2175 GT fue de Jess Pourret, un conocido experto en la marca, y después lo compró el diseñador de Peugeot, Paul Bouvot. Este también lo modificó, ya que le ensanchó las aletas para meterle unas ruedas del 250 GTO. Curiosamente es el mismo coche que aparece en la película de 1983 The moon in the gutter –traducida al español como La luna en el arroyo, con Natassja Kinski al volante.
Por su parte Francis compró su California (chasis 4095 GT) en marzo de 1971, cuando tenía 28 años. El coche, de color verde, era de 1962 y lo adquirió tras verlo aparcado en una calle de París. Simplemente le puso un papel en el parabrisas diciendo que lo quería comprar… Francis lo condujo los fines de semana con mucha frecuencia, para viajar por ejemplo a la Riviera gala. Recuerda que el suyo tenía un corazón colocado en el centro de la instrumentación, seguramente porque fue un regalo del príncipe Saddrudin Aga Khan para su esposa Nina. Y qué pasaba cuando la gente lo veía por la calle, ¿alucinaban?, le preguntamos. “No no, muy poca gente lo valoraba, entonces un Ferrari usado no era muy caro, no era lo que es ahora. Actualmente tengo un Jaguar E, también V12. No es lo mismo pero me gusta».
El tercer California de la familia Lechère (número de chasis 1575 GT) lo adquirió Frederic en 1977, y se lo compró nada menos que a Jean-Pierre Beltoise, piloto de F1 y Sport recientemente fallecido. Nos cuentas los hermanos Lechère que la primera dueña fue la princesa afgana Soraya Tarzi, y después fue de Jean Todt –padre del que todos conocemos–. Y llegamos a la pregunta del millón: ¿por qué los vendistéis? “El mío lo vendí en noviembre de 1971. Entonces trabajaba en Matra, en el departamento de comunicación. Necesitaba dinero para casarme…”. ¡Vendiste el California por una mujer!. “Lo vendí por 33.000 francos, y con ese dinero te podías comprar no sé, un Citroën nuevo muy equipado”. Su hermano vendió su California rojo en 1984 para comprarse un Testarossa. “Luego se arrepintió, claro”. Y el segundo, chasis 1575 GT, se lo cambió en 1992 a Ferrari France por un F40 y algo de dinero. Hoy un Testarossa vale 100.000 euros y un F40 más de un millón, pero a toro pasado es fácil decir que se equivocaron con el cambio. “La gente me pregunta mucho por el valor actual del California, pero eso no tiene nada que ver conmigo… fue un error venderlo pero pude disfrutarlo”. Los hermanos compraron otros muchos Ferrari de los que hoy alcanzan cifras mareantes, como un raro 166 Vignale o un 250 TdF. Hoy Francis sigue vinculado a su gran pasión como asesor, conseiller en véhicules de collection exceptionnels. Ya saben aquella frase: “Búscate un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”.
