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Ford Focus, Mercedes Clase A y Kia Ceed, El ataque de los clones

Cada uno de estos viajeros han tomado diferentes rutas hasta llegar aquí, y tienen cada uno una historia que contar. El Ford Focus fue el equivalente a los influencers actuales pero en los años noventa; prometía un estilo como nunca antes se había visto, así como una agilidad que fueron una revolución para su segmento. Lucía esbelto como ningún otro hatchback, y también se movía como ninguno, pero con el paso de los años se fue acomodando, y sus novedosas líneas dieron paso a una estética más sobria, sin esa “chispa” que enamoró a medio mundo. Ahora, enfundado en un nuevo traje de gala, la cuarta generación está hambrienta de éxito.

Por otro lado, el Kia Ceed cogió un barco completamente opuesto, pasando de ser un trabajador de talla media a un genuino contendiente. Los días de la compañía coreana en los que mostraban coches baratos, llenos de complementos y carentes de carácter llegaron a su fin hace tiempo. El Ceed, y Kia como marca, ahora pueden considerarse en un nuevo nivel cualitativo. Su diseño ha dado un giro de 180 grados y ahora muestra un aspecto más atlético, joven y dinámico.

Ford Focus

Pero, ¿y qué pasa con el Clase A? Cuando la primera generación se lanzó en 1997, casi un curso escolar por delante del Focus, sorprendió al mercado. Similar a un Smart Fortwo pero alargado y con un paquete tecnológico sensacional. En la segunda generación Mercedes evolucionó un poco el concepto, pero el punto de inflexión en el segmento C llegó con la tercera generación, allá por 2012. Ahora, el actual luce más maduro, algo así como un universitario recién licenciado preparado para comerse el mundo. ¿Estará a la altura?

De diferentes lugares y habiendo recorrido distintos caminos, ahora convergen en una misma carretera para que los pongamos a prueba. Cada uno tiene un motor de gasolina turboalimentado como corazón, con un cubicaje aproximado de 1.5 litros, nueva suspensión trasera independiente –estándar en el Ceed, y equipada en algunas variantes del Focus y del Clase A–, y mucho que demostrar en uno de los segmentos más competitivos del mercado.

COMENZAMOS CON EL MERCEDES

Durante nuestro test estuve atento a las reacciones de la gente mientras cruzaban un paso de cebra, muchos de ellos apresurados. Sin embargo, esta vez más de uno ralentizaba la marcha para admirarlo y lanzarme un “pulgar arriba” mientras murmuraban “buen coche”. Y eso que no lo han visto por dentro, porque en el interior tenemos un despliegue sobresaliente, con un uso inteligente de las superficies y materiales para crear algo genuinamente diferente. Todo está tan perfectamente colocado que nos evoca una sensación de equilibrio, como ocurre en las molduras de plástico alrededor de el sistema de ventilación en forma de turbina de avión. Además, unido al resto de materiales como el aluminio, el cuero, el piano black crean una oda a la modernidad.

El interior Millenial del nuevo Clase A es muy minimalista, tanto es así que la primera cosa que te dice el coche de hacer al encender el contacto es elegir el perfil del conductor, con el fin de ajustar la posición de conducción guardada, emisoras de radio, configuración del salpicadero… También equipa de forma opcional una pantalla doble digital para el panel de instrumentos y el sistema de infoentretenimiento. Tan tecnológico es que tenemos hasta una Inteligencia Artificial que responde al decir “Hey Mercedes”, dando vida al sistema Linguatronic y con ciertos comandos guardados como “tengo frío” o “llévame a casa” para hacer de nuestra vida un paseo de rosas. ¿Ciencia-ficción? La realidad ya supera a esta con creces…

En contraste, el Ceed es más tradicional: panel de instrumentos analógico, una pantalla táctil decente con unos gráficos correctos y dos diales en la consola central para controlar el volumen o el zoom del mapa, así como un volante multifunción. Simple, pero sin distracciones de lo verdaderamente importante: la carretera.

A pesar no ser tan llamativo tecnológicamente, nos sorprende cuando nos ponemos al volante. Vale, quizá no gire como un Lotus, pero su dirección tiene un tacto directo y de poco recorrido, y el chasis sencillamente es brillante. Kia ha puesto mucho esfuerzo en que el nuevo Ceed presente un dinamismo sin precedentes en la marca, con una suspensión delantera más dura, así como una trasera rediseñada. En nuestra carretera favorita, haciendo juego de los buenos frenos que monta la nueva generación, nos lanzamos sin miedo a trazar curvas y notamos que el comportamiento no puede ser mejor, ofreciendo un aspecto muy deportivo que no esperábamos, con casi nulo balanceo de carrocería.

Sin embargo, no vamos muy rápido. El nuevo motor 1.4 litros turbo de cuatro cilindros en línea muestra 140 CV, los cuales solo se asoman cuando vamos altos de vueltas, lo que hace que tengamos que ser demasiado generosos a veces con el pie derecho para lograr encontrar la potencia. A todo ello, monta la transmisión automática DCT, aunque nosotros recomendamos la manual de seis relaciones. Correctas ambas, la segunda nos parece la guinda del pastel. La elección de tener un chasis mucho más rígido, con suspensiones más deportivas hace que nosotros disfrutemos al volante, pero quizás notemos más los baches dentro del coche. Tampoco es algo molesto, parecido a lo que podemos sentir en el Clase A con las llantas de mayor tamaño. Esa sensación de dureza nos hace sentirnos más seguros, ya que en todo momento el coche nos está transmitiendo lo que ocurre. De alguna forma nos sentimos conectados desde el principio.

El Mercedes es algo más rápido que el Kia, pero el motor 1.4 litros del A200 es más pesado y su transmisión también. Nuestra unidad montaba además el paquete AMG Line, que incluye una suspensión trasera Multilink –ya que el modelo estándar equipa un eje de torsión trasero–, por lo que hace que nuestra conducción sea de lo más entretenida. Su estructura rígida nos permite ir muy rápido. Sin embargo, no sabemos cuál cogeríamos si estuviéramos en nuestra carretera favorita. Quizá el Focus puede inclinar la balanza…

DINAMISMO EN ESTADO PURO

La generación previa del Focus ya era más que decente a la hora de trazar curvas, especialmente el restyling, pero ahora el nuevo modelo es uno de los mejores de su clase. La dirección es muy precisa y directa, requiriendo muy poco giro para que metamos el morro en el vértice, y la tracción a la salida de la curva está en una liga distinta a los otros dos. En cierta medida nos recuerda al nuevo Fiesta, pero en una versión XL. De hecho, este Focus también comparte un poco del motor con el Fiesta ST. A diferencia de los otros dos, Ford ha montado un motor de tres cilindros con un cubicaje de 1.5 litros –en vez de 1.4 y cuatro cilindros– y, aunque tenga un cilindro menos, el turbo junto con una relación de marchas más largas hace que se sienta más rápido, eficaz y con más carácter en carretera.

De la misma forma, es el más refinado de los tres. El Mercedes y el Kia logran aislar bien el sonido de la banda de rodadura dentro de la cabina, pero el Focus es más cómodo a altas velocidades. Esto es también gracias a tener un chasis y suspensión más rígidas que su predecesor, poco práctico si queremos un aislamiento acústico sobresaliente, pero mejora el comportamiento. Por ponerle alguna pega, a la hora de maniobrar en aparcamientos, su ratio de giro es muy pequeño, además que su interior no es tan sofisticado como el del Clase A. La firma americana ha optado por ofrecer una configuración simple, eficaz, con materiales de tacto y apariencia correctos.

Como ocurre en el Ceed y en el Clase A, Ford ha desechado el freno de mano convencional por uno eléctrico, en pos de aumentar en número de huecos para dejar las llaves del coche, refrescos o tickets de aparcamiento… En el Kia también vemos muchos espacios disponibles, y hay espacio para las piernas de los ocupantes traseros. Pueden entrar tres adultos atrás de forma cómoda. En contraste, el túnel de transmisión del Clase A roba casi la totalidad del espacio de las piernas para la plaza central trasera, y el ángulo de las ventanillas quizá algo de espacio para los hombros, pero sigue siendo un coche bastante práctico. Por descontado, todos ellos están cubiertos de cámaras y sistemas para gestionar los peligros del tráfico diario.

El perfecto compacto probablemente se encuentre en algún lugar entre estos tres coches. ¿Cuál de ellos puede complacer a la gente por más tiempo? Quizás todo dependa de lo que cada uno busque; si quiero ser la envidia de mis vecinos me lanzaría al Mercedes Clase A sin duda, por su innovación, calidades interiores, tecnología y por ser uno de los más seguros del segmento; por otro lado, con el Kia voy a poder llevar a un amigo más en la plaza central trasera, cosa que en el alemán veo más complicado. Pero el Focus está ahí, giñándome el ojo para que saque ese petrolhead que llevo dentro para trazar curvas como si no hubiera un mañana. Este último me conoce demasiado bien…

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