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Ferrari F12 TDF y Mercedes AMG E63 S: ¿los extremos se tocan?

Todos tenemos nuestras preferencias, y algún compañero de la redacción tiene claro su garaje soñado: un Lamborghini Aventador y un Audi RS6. En esta ocasión tenemos otro dúo que quita el hipo, coches con un concepto más tradicional pero con la última tecnología: un Ferrari con un V12 delantero y un Mercedes E con un “motorazo” 4.0 V8 biturbo de AMG de 612 CV. Evidentemente no son rivales directos y el Ferrari es más rápido, pero si estuviéramos en un circuito y pusiéramos el Mercedes en manos de Hamilton, veríamos que pasaría… De momento con los 450.000 euros que cuesta el tdf (360.000+impuestos) podríamos comprar tres Mercedes AMG E63 S 4Matic, ya que cada uno sale por 146.000 euros.

 

El TDF (en homenaje al Tour de France) es una serie limitada a 799 unidades. Su dueño nos dice que en España y Portugal se han entregado 12 unidades, dos de ellos amarillos. Además se ha vendido uno azul, dos grises opacos, uno blanco y al menos tres rojos. El “nuestro” se distingue además por su línea longitudinal, una opción que cuesta 14.000 euros más impuestos… El tdf es el equivalente al Ferrari 458 Speciale, es decir, la versión más ligera y potente.

Todos los paneles de la carrocería han sido modificados y su aerodinámica es muy diferente. Si el F12 berlinetta rendía 740 CV a 8.250 rpm y 690 Nm de par a 6.000 rpm, el tdf sube hasta los 780 CV a 8.500 rpm (el límite está en 8.900) y 705 Nm a 6.750 rpm. Además los desarrollos del cambio de doble embrague y siete marchas son más cortos. Aun más importante es la rebaja en el peso de 110 kilos, con lo que se queda en 1.415 kg en seco. La aceleración de 0 a 100 km/h la hace en 2,9 segundos –el F12 de serie a los 3,1–, un registro inaudito para con coche con motor delantero y tracción trasera. En carretera aprovechar este potencial es imposible, pero sí tuvimos la ocasión de quedarnos  boquiabiertos con su aceleración. El motor es increíble, épico, el mejor de la producción mundial. El cambio es simplemente instantáneo, el acelerador es como el gatillo de un revólver, y la forma en que el morro se agarra en las curvas se acerca a como lo haría un supercoche con motor central.

Casi en la cumbre de la oferta AMG

Los Clase E AMG también son coches con solera, desde aquel W124 V8 “Hammer” de los años ochenta. Este Mercedes AMG E63 S 4Matic está casi en la cumbre de la oferta AMG, con la versión más potente del propulsor 4.0 V8. Hay otro E63 4Matic (sin la “S”) que rinde 571 CV, y también un E43 4Matic (motor 3.0 V6 biturbo) con 401 CV que cuesta 89.350 euros.

Nuestro E63 S anda como un misil, pero después del probar el Ferrari no impresiona, y eso que pasa de 0 a 100 km/h en solo 3,4 segundos. Tampoco suena tan bien como el Ferrari y las marchas (¡nueve!) se acaban mucho antes, no estira tanto. Lo que más nos llama la atención es el par, ese empuje brutal siempre disponible gracias a su condición de biturbo. Recupera como un caza en cualquier marcha, y acelera mucho aunque ya vayas muy rápido. Son 850 Nm entre 2.500 y 4.500 rpm, bastante más que el Ferrari y disponible a menos revoluciones. Si a esto le sumamos una estabilidad a toda prueba, firme pero sin llegar a ser incómodo –suspensión neumática con tres cámaras y eje trasero multibrazo–, es el arma perfecta para las autopistas germanas. Lleva soportes dinámicos del motor y en zonas viradas parece más pequeño y ligero, rápido de reacciones, mantiene la compostura y va sobre raíles con su tracción total. No obstante, prima el eje trasero, y esto es gratificante al volante. En los dos modelos se puede regular la respuesta, de más tranquilo a más radical.

Ambos llevan diferencial trasero autoblocante controlado electrónicamente y el Mercedes también dispone de un modo “Holligan”: además de las posiciones “Confort”, “Sport”, “Sport+” e individual tiene el modo “Race”. Una vez aquí se puede seleccionar el “Drift Mode” (derrapaje), que desactiva el “ESP”, pone el cambio en manual y manda toda la potencia al eje trasero. También lleva frenos cerámicos que no se agotarán en el circuito.

La familia es lo primero…

Y es que si cualquier Ferrari es un coche irracional, el Mercedes nos lo parece aún más; el italiano es pura pasión, ningún compromiso. Pero el Mercedes es una berlina, un vehículo pensado para viajar cómodo, y no tiene mucho sentido tanto motor. Incluso en un E220 d de 194 CV puedes ir por autopista a más de 200 km/h sin despeinarte. Otra cosa es que te sobre el dinero y quieras pegarte el gustazo de un AMG, que la vida son dos días.

Sin ninguna duda el que vivirá más emociones es el piloto del coche amarillo. Respecto al F12 normal, lleva una puesta a punto más de carreras, y el cambio esencial es la dirección en el eje trasero. El PCV (Passo Corto Virtuale) hace el efecto de un acortamiento virtual de la batalla, lo que le hace más ágil. A velocidades muy bajas y para maniobrar, las ruedas traseras giran en sentido contrario a las delanteras para mejorar la agilidad. Pero rodando rápido las ruedas posteriores giran en el mismo sentido que las delanteras. También tiene más vía en el eje delantero y neumáticos más anchos, para reducir el subviraje (tendencia a seguir recto). Esto a su vez aumentaría la tendencia al sobreviraje (deslizar el eje trasero), que se ve mitigada por la dirección trasera.

En definitiva, no creemos que nadie vaya a dudar entre comprar uno u otro, pero sí habrá quien se lleve a casa los dos. Posiblemente nunca fue tan fácil ir deprisa en un Ferrari V12, y del Mercedes AMG E63 S podemos decir lo mismo. Lo único que pediríamos es al Mercedes con carrocería Estate, la familia es lo primero…

 

 

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