Etienne Salomé, entrevistamos al diseñador de Bugatti
Etienne Salomé (1980, París), es escultor y encaja en el perfil de artista. Lleva sus lápices en un estuche de cuero enrollable y, a diferencia de otros diseñadores que gustan de ropa irreverente, Etienne lleva traje y se expresa con gran amabilidad, elegancia y pasión.
De esos lápices nació el biplaza que nos ocupa, «Le Voiture Noire». Todo en él es grandioso y sugerente, desde el diseño y la mecánica hasta la historia que se oculta tras su enigmática denominación. ¿Por qué llamar Le Voiture Noire (el coche negro) al más exclusivo y caro de los Bugatti?
El Santo Grial del automóvil
Para los aficionados a los clásicos que sueñan con lo que los anglosajones llaman barnfinds (coches olvidados en un granero o garaje), hay una joya que es el no va más de la arqueología automovilística, el Santo Grial sobre ruedas. Ese coche es el Bugatti 57 SC Atlantic negro que perteneció a Jean Bugatti, conocido con el paso de los años como “Le Voiture Noire”.
Permanece desaparecido desde hace casi 80 años, ya que se le perdió el rastro en 1938. No está claro si Jean Bugatti lo vendió a algún amigo piloto o si lo sacaron de Alsacia para protegerlo del avance del Ejercito alemán, durante la primavera de 1940. Se estima que, de aparecer, podría venderse por unos 100 millones de euros.
Volvamos al presente
Volviendo al nuevo Bugatti, la importancia del “Le Voiture Noire” radica en ser el primer Bugatti de la época moderna con una carrocería única, lo que retoma la antigua tradición de los carroceros.
Además, su estilo influirá sin duda en el sucesor del Chiron. La nueva Voiture Noire emplea la base del Chiron –estructura de carbono y motor 8.0 W16 con 4 turbos y 1.500 CV– pero con la batalla alargada.
Esto es esencial, ya que ha permitido al equipo de diseño trabajar con unas proporciones nuevas. Su precio es de 11 millones de euros más impuestos, lo que le convierte en el coche nuevo más caro de la historia. Su nueva carrocería de fibra de carbono, lacada y sin pintar, ha sido creada por Etienne Salomé, y en Ginebra tuvimos la suerte de poder entrevistarle.
Una hora con Ettiene Salomé
¿Realmente cree que el diseño de un coche de los años treinta se puede usar como influencia para un supercoche como el nuevo Bugatti? «Lo importante es que este no es un coche vintage, no es un diseño retro. Se trata de captar el espíritu de aquel coche y celebrar el 110º aniversario de nuestra marca».
«El Atlantic es posiblemente nuestro icono más importante y en aquella época podía alcanzar 200 km/h, una velocidad increíble entonces. He trabajado para Bugatti durante los últimos 11 años y tenemos presente lo que decía Ettore Bugatti: “Si se puede comparar con algo, no es un verdadero Bugatti”. Nada se podía comparar con el Atlantic en 1936, y nada se puede comparar con La Voiture Noire de 2019».
«La mecánica es como la del Chiron pero la carrocería es nueva, más pura, elegante. La idea al hacer el Divo (también basado en Chiron) era lograr un comportamiento mejor, con una puesta a punto y una aerodinámica que le otorgan más agilidad y mayor velocidad de paso por curva. En el LVN la idea es diferente, un coche ideal para viajar, para recorrer la Toscana, un maravilloso Gran Turismo», nos comenta Etienne Salomé.
¿El dueño del coche ha colaborado o influido en el diseño final de LVN? «Cuando empezamos con el proyecto, tuvimos contacto con los clientes y lo hemos mantenido durante el desarrollo. Pero somos nosotros quienes hemos decidido el aspecto del coche».
El comprador tiene más coches Bugatti, suponemos… «No podemos comentar nada sobre quien es el dueño del coche, pero si les diré que tenemos 66 “multipropietarios”, clientes que tienen varios Bugatti modernos, un Veyron y un Chiron, o varios de cada uno. Eso son muchos clientes fieles».
¿Revolución o evolución?
El diseño del Chiron es una evolución del que lucía el Veyron, que a su vez era un diseño de Giugiaro. ¿Cree que esa línea de diseño puede seguir evolucionando o que van a necesitar un cambio? «El LVN nos abre nuevas puertas en este sentido, demuestra que podemos hacer muchas cosas nuevas en Bugatti. Ninguna otra marca puede hacer un coche único y venderlo por 11 millones más impuestos».
«En 2016 lanzamos el Chiron, el top, lo más alto en la industria del automóvil, no había nada comparable. Hace seis meses lanzamos el Divo, 40 unidades a cinco millones cada una, y se vendieron inmediatamente. Ahora marcamos una nueva cumbre en la pirámide automovilística. Es algo único en elegancia, en la pureza del diseño. Y el precio no es la cuestión esencial, cuando se lo enseñamos al cliente no preguntó: “¿Cuánto?”, y simplemente dijo: “OK, me gusta”.
¿Qué parte de culpa tiene el presidente Winkelmann (al mando desde enero de 2018) en esta expansión de la gama que estamos viendo? «Como te he dicho antes llevo trabajando en Bugatti más de diez años, y nunca habíamos tenido tanto apoyo e ideas por parte del presidente, realmente está haciendo una revolución en la marca».
«Y es similar a lo que hacía Bugatti en su época dorada, porque el Type 57 era un modelo muy vendido con muchas versiones diferentes, esto fue una idea de Jean Bugatti (hijo del fundador). Él sabía mucho de técnica, de diseño, de aerodinámica, y su obra maestra fue el Atlantic«, nos comenta Ettiene Salomé.
Usted trabaja también en el diseño exterior de los Bugatti, no solo en el interior. ¿Cómo definiría el estilo de sus interiores? Porque resultan sencillos pero fascinantes… «Desde mi punto de vista, un diseño está terminado cuando no queda nada por quitar».
Etienne Salomé concluye diciendo: «Es un enfoque purista, pero cuando me siento en ciertos modelos llenos de pantallas y botones, pienso: esto no es lujo. Cuando conduzco mi coche no quiero estar recibiendo e-mails, no quiero que me digan que me abroche el cinturón, quiero un interior puro y reducido a lo esencial. Y lo mismo en el exterior de Le Voiture Noire, mira las aletas traseras, completamente lisas, super-sexy».