Carlos Sainz: ante su gran oportunidad en Ferrari

Las dos primeras semanas de mayo, confinado en Madrid, Carlos Sainz Jr. pasaba de la ansiedad a la esperanza, de la tensión a la resignación. Tenía ante sí su gran oportunidad y podía materializarse o desaparecer en los despachos de la escuadra más exitosa en los 70 años de F1, Ferrari. En F1 uno depende de una máquina y sin máquina no hay victorias ni campeonatos… Y por primera vez en seis temporadas eso podía hacerse realidad. Había jugado todas sus cartas y esperaba…

Y el contrato se firmó, por dos años, para las temporadas 2021 y 2022. Carlos Sainz Jr. se sitúa en la primera línea de fuego. Y como español tendrá que seguir su propio sendero y no verse condicionado por lo que hizo entre 2010 y 2015 Fernando Alonso en la “squadra corse”: once victorias, tres subcampeonatos. Ni por el hecho de ocupar una butaca dejada libre por el cuatro veces campeón mundial, Sebastian Vettel.

Será el tercer español de Ferrari en el mundial y el cuarto con un monoplaza de Gran Premio, tras el mismo Alonso, Alfonso De Portago en los años cincuenta y Julio González Pola a finales de los años cuarenta del siglo pasado.

Está preparado, maduro para el desafío: la sexta posición del certamen de F1 con McLaren en 2019 equivale a un “campeonato mundial B”, teniendo en cuenta la insultante superioridad de los coches de Mercedes, Ferrari y Red Bull. Fue esta su mejor temporada…

La resiliencia de un campeón

La política intraequipo y la presión de los ciclotímicos italianos que a veces domina a Ferrari, pueden acabar con la resistencia de muchos, pero Carlos ya tiene entrenamiento.

Resistió en dos oportunidades golpes anímicos demoledores durante sus dos temporadas con Toro Rosso y Renault. El primero en 2016, cuando desde Red Bull convocaron a Max Verstappen, su compañero en Toro Rosso, para que ascendiera al equipo pluricampeón. Verstappen y Sainz habían comenzado en la F1 juntos (Australia 2015), Sainz había sido ligeramente más rápido que él durante la primera temporada juntos y Verstappen le había superado en las primeras carreras de 2016. Entre ambos, las diferencia promedio de rapidez no superaba las 7/100 durante su recorrido juntos en los entrenamientos oficiales. Y en 2017, la postergación quizá más sangrante llegó cuando Renault, después de recibirlo “a préstamo” faltando cuatro carreras en 2017, anunciaba en agosto de 2018 que iba a ser reemplazado por Daniel Ricciardo. ¿Hundirse? Jamás, solo le bastaba verse en el espejo de su padre, Carlos Sainz, bicampeón mundial de rallyes y triple ganador del Rally Dakar, un “zorro del desierto” de espíritu indomable, aún victorioso llegando a los 60 años…

Justo en ese momento, en McLaren, Fernando Alonso decidió que iba a dejar la fórmula 1 a finales de ese año 2018, y los de Woking recibieron de muy buena gana al madrileño aunque este, aparentemente, iba a correr para un equipo cuyos coches –con motores Renault– se arrastraban, hacia finales de la temporada 2018, en las últimas posiciones de la parrilla.
Parecía un descenso a los infiernos, pero el McLaren MCL34-Renault fue una agradable sorpresa y de la noche a la mañana, sobre todo gracias a Sainz, el equipo británico se convirtió en el mejor del resto.

Y en el que iba ser el mejor año desde que está en F1, Sainz iba a brillar, no solo por su cosecha de puntos, que le llevaría a la sexta posición en el campeonato –por detrás de Lewis Hamilton, Valtteri Bottas, Max Verstappen, Charles Leclerc y Sebastian Vettel–, sino por su forma de correr y dar guerra. Con ello y los puntos cosechados por el compañero de Sainz, el novato Lando Norris, McLaren acababa cuarto en el mundial de constructores.

En 2019 Sainz mostró más que antes, que puede avanzar muchos puestos en las salidas. Machacó a varios rivales de fuste durante todo el año, adelantando por dentro o por fuera en curvas rápidas, como los grandes. Y, no menos importante, derrochó empuje cuando hacía falta, con ritmos sostenidos y cuidando al mismo tiempo los neumáticos. La guinda del pastel llegó en Brasil: tuvo que arrancar el último y se abrió camino como un rayo. Logró terminar en el podio después que Lewis Hamilton recibiera una penalización de tiempo por chocar al Red Bull de Alex Albon en las postrimerías de la carrera.

Una puerta se abre en Italia para Carlos Sainz

Con 26 años de edad y después de disputar esta temporada reducida de 2020, Sainz recibirá una máquina de un equipo ganador. No podía imaginárselo hacia poco menos de dos años cuando parecía que Renault lo dejaba fuera de la F1. Desde que entrase en la máxima categoría del automovilismo quedaron en el camino promesas como Daniil Kvyat, que fue compañero suyo en Toro Rosso; Jolyon Palmer a quien reemplazó en Renault, y hasta un talentoso y sólido profesional como Nico Hulkenberg, que también le acompañó en Renault.

¿Y cómo se hizo posible que Sainz siguiera por tercera vez los pasos de Alonso, quien condujo para el equipo italiano desde 2010 hasta el final de 2014 logrando 11 victorias? Tras múltiples errores de conducción, despistes e incidentes en 2018 y 2019, la situación de Sebastian Vettel era muy inestable en Ferrari. Llevaba cinco temporadas sin lograr el objetivo de ser campeón con Ferrari. Y había llegado en 2019 un joven irreverente que muy pronto se mostró más rápido que él y más agresivo en carrera, capaz de enfrentarse de tu a tú con Lewis Hamilton o Max Verstappen. Con 22 años de edad, Charles Leclerc le ganó 11-9 a Vettel las batallas sabatinas y también en los puntos conseguidos. Ferrari tenía una nueva estrella ascendente y otra que se apagaba….

Cuando llegó el momento de tratar el contrato de Vettel, Ferrari le ofreció menos dinero y dejarle sin la posición de privilegio que tenía por haber sido cuatro veces campeón mundial y llevar un lustro con los italianos… Los objetivos ya no coincidían. Desde finales de 2019 y durante los entrenamientos invernales de 2020 los italianos habían realizado consultas informales con Sainz Jr., su padre, y su mánager Juanjo Lacalle. Se había entreabierto una puerta. Había otro candidato, Daniel Ricciardo, que dejaba Renault.

Pero Louis Camilleri, consejero delegado de Ferrari, y Mattia Binotto, gestor máximo del equipo de F1, se decantaron por el español: querían un frente interno estable. Sin fricciones importantes entre los pilotos y un tipo rápido, fiable, dispuesto a trabajar en equipo. Así, a cambio de un salario de en torno a 7 millones/año, firmaba Carlos Sainz, cuya butaca en McLaren pasaba a ser de Daniel Ricciardo. Leclerc no lo tendrá fácil con Carlos a su lado. Sainz tiene todas las cualidades personales y capacidades como para que el equipo le otorgue un espacio en el cual desarrollar su forma de trabajar: reflexiva, constante, concentrándose más en las carreras, aunque reconoce que le falta aún un poco para brillar más los sábados. A priori, podría pensarse que Sainz “va de número 2”, pero esto no es así en los equipos líderes de la F1. El material que se entrega es igual para ambos pilotos y no hay órdenes antes de cada entrenamiento oficial o de cada carrera, al menos en la primera parte del campeonato. Queda por ver cómo rendirá el chasis 2020-2021 en carrera después de que en los entrenamientos invernales sus tiempos quedaran en torno a 7/10 de los mejores de Mercedes.

Las circunstancias y la batalla entre ambos determinará lo que pase en la primera temporada juntos. Leclerc dependía de sí mismo cuando pasó de Sauber-Alfa a Ferrari y lo mismo pasará con Sainz el año próximo.
En 2021 será la hora de la verdad… pero queda todavía un campeonato, el de 2020 que disputar con McLaren. Con la mente en el aquí y ahora, de esa manera Carlos Sainz Jr. cerrará su paso por el equipo que le ayudó a subirse
al cavallino”.