Cara a cara Bentley Continental GT: 2 décadas de deportividad y elegancia
Han transcurrido dos décadas desde la presentación del Bentley Continental GT en el mercado, un automóvil que marcó un hito en la historia moderna de Bentley. Este coupé no solo representó una innovación en diseño, sino que también se convirtió en el pionero de la tecnología más avanzada dentro del grupo VAG. Aunque pareciera que fue ayer, 20 años no son pocos. Durante este periodo, muchas cosas han cambiado, pero otras han permanecido inalteradas. ¿Se os ocurre alguna idea mejor de emparejar el primer y el último GT para ver esta evolución?
Un encuentro en La Ricarda
Al volante de un imponente Bentley Continental GT V8 Azure 2023, con una exquisita combinación de colores interior y exterior, me dirijo a al aeropuerto del Prat de Llobregat y la playa. La casa del lago de La Ricarda, situada literalmente junto al aeropuerto y rodeada de campos cultivados y un pequeño bosque de pinos, sirve como escenario para mi encuentro con “otro” Continental GT y su dueño. Llego al punto de encuentro, y de repente frente a mi aparece Don Manuel Bertrand deteniendo ante mi su impecable Continental GT W12, una de las primeras unidades. A día de hoy, la presencia de este 2+2 de hace 20 años me sigue enamorando. Juntos reprendemos la marcha para recorrem la carretera interior de la finca para llegar a la casa del Lago. El firme es un tanto irregular, pero ambos Bentleys lo hacen imperceptible. Conducir un Continental GT es como deslizarse sobre una alfombra perfecta. Mientras hago esta observación me deleito con la imagen que se forma delante de mí: la elegancia y el poderío del modelo del 2003 siguen siendo impactantes.
Finalmente, llegamos frente a la Torre del Lago. Esta estupenda casa construida con estilo tradicional clásico resulta el lugar perfecto para estacionar ambos Bentleys y apreciar sus similitudes y diferencias. Sin prisas, por supuesto. Porque si vas con un Bentley por la vida no debes hacer nada a toda prisa. No toca.
Cuando todo cambia para que nada cambie
La visión sobre los dos modelos es magnífica. La evolución tecnológica entre ambas generaciones es innegable aunque la apariencia permanece inalterada. Otros aspectos sí han cambiado. Desde el rendimiento hasta la eficiencia de su V8, el confort y la seguridad, el actual Continental GT está a la vanguardia de la técnica. También lo estaba en su momento su -excepto por lo de la eficiencia-. Como curiosidad, el primer GT del 2003 ya permitía el arranque sin llave y presentaba una consola central moderna entre infinidad de otras características que suponían grandes innovaciones y que ofrecían muchísimas más funciones que la inmensa mayoría de coches de alta gama de la época.
Por su parte, el nuevo GT sigue haciendo lo mismo, estando en lo más alto en cuanto a tecnología para maximizar el confort, la seguridad y la experiencia de conducción. Aunque muchos de estos elementos son imperceptibles para el conductor y permanecen en las entrañas del vehículo. Tan sólo algunos aspectos, como su pantalla central interactiva y conectividad avanzada lo son. A pesar de la incorporación de dicha tecnología, el aspecto señorial original sigue presente, evidenciado por detalles como los relojes analógicos que emergen al pulsar un botón a la vez que la gran pantalla central se esconde.
Un interior difícil de superar
Al sentarse al volante de ambas versiones, se percibe el paso del tiempo, por supuesto, pero la calidad de los materiales del interior sigue siendo suprema en ambas épocas. El habitáculo del Continental GT, especialmente con acabado diamond-in-diamond en la tapicería y mandos cromados, ha sido siempre un espacio de aislamiento y exquisitez. Los asientos, regulables en todos los aspectos posibles, se sienten cómodos a la vez que suficientemente envolventes. Por no hablar de lo agradable que es poner en marcha el sistema de masaje -ahora con muchos más modos e intensidades que antes-. Hoy no hablaré demasiado de sensaciones al volante. Nuestro encuentro es hoy estático para disfrutar de la belleza y elegancia. Belleza y elegancia de Bentley y de este fantástico entorno que supone La Ricarda. Tanto que tengo que hacer un esfuerzo no caer en el síndrome de Stendhal para no tener que huir del lugar.
La atemporalidad de la escultura exterior
Afortunadamente, soy capaz de sobreponerme a tanta belleza sin tener que huir, lo cual me permite observar esta vez las diferencias en el exterior. De nuevo, en este apartado queda muy patente que a pesar de que algunas cosas hayan cambiado estamos ante el mismísimo coche -sólo que más moderno-. Al fin y al cabo, si algo es perfecto, lo mejor es no cambiarlo en exceso. Y en Bentley han sido fieles a su identidad. Las formas básicas de la carrocería son las mismas de siempre. La silueta de ambos modelos permanece prácticamente inalterada. El diseño de las ópticas, así como su interior, sí que hacen patente una gran evolución tecnológica. Por no hablar de la capacidad de iluminación de estas.
En otras líneas generales, el moderno diseño de las llantas actuales contrasta con el recargado diseño que estrenó la primera generación. Aunque llama la atención que en dos décadas apenas haya ganado una pulgada su tamaño. De las 20 pulgadas originales hemos pasado a unas 21. Otra diferencia observable a través de las llantas son los frenos que se albergan en su interior. Si bien siempre han sido de grandes dimensiones, en la actualidad ofrecen la opción de montar carbon-cerámicos, algo muy acorde con la mejora en las prestaciones de este modelo.
Finalmente, otro elemento interesante -aunque sea un opcional, es el nuevo acabado Blackline frente a los cromados originales. Este acabado en negro brillante que afecta todos los elementos cromados originales cambia sorprendentemente el carácter del GT. Si un Bentley de principios de los 2000 era indiscutiblemente un vehículo de persona de cierta edad muy bien situada socialmente, el Bentley actual ha roto estereotipos. Sí, un Continental GT de hace 20 años difícilmente podía pertenecer a un joven moderno o emprendedor; pero hoy día esto ha cambiado y ya no es siempre así. Dicho de otra forma, el tradicional cliente de Bentley puede seguir sintiéndose totalmente cómodo en el nuevo GT, especialmente si se configura en un estilo más clásico. A su vez, si se opta por un blackline y una configuración de colores más alegre y rompedora -como el GT Azure que nos ocupar-, el coche se convierte también muy apto para jóvenes potentados.
En mi caso, si tuviera que elegir, optaría sin duda por la versión actual, pero os prometo que no le haría ningún asco a tener un Continental GT de primera serie. Igual es que voy dejando de ser tan joven…
Un ciclo ante nuestros ojos.
En cualquier caso, dejaré la elección para más adelante. Una cosa está clara. Estos dos coches representan en sí mismo un ciclo completo del modelo. El ciclo de los Bentley Continental GT con motor de combustión puro. El primero, equipado con un impresionante motor 6.0l W12 biturbo con 560CV. El segundo con un motor 4.0l V8 biturbo de 550CV. Dos obras de arte y de la tecnología que durante dos décadas y de forma invariable han representado la máxima expresión del lujo y el refinamiento en una conjunción perfecta con la deportividad. A mi izquierda el inicio, a mi derecha al final. Lo que venga por delante, un nuevo Continental GT hibridado y/o eléctrico, será algo distinto que nos tocará descubrir. Mientras tanto, yo me voy a quedar un ratito más entre sonidos de W12 y V8.
(Prueba realizada gracias a Bentley Barcelona)
"Agradecimientos a Manuel Bertrand"