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Jan Farrell, el hombre que acelera en nieve más rápido que un Bentley W12

El Speed Ski es el deporte no motorizado más rápido del mundo y su temporada 2017 ha llegado a su fin. En ella ha reaparecido nuestro amigo y profesional de esta disciplina Jan Farrerll, quién sufrió una aparatosa caída a más de 216 km/h la temporada pasada. Este esquiador británico afincado en Madrid es un apasionado el automovilismo y posee en su palmarés el título de  campeón del mundo de la categoría SDH en 2014. Ahora a vuelto a la competición y ya se prepara para la próxima temporada. Hoy recordamos en este artículo a este superhombre que fue capaz de acelerar más rápido que todo un Bentley Continental.

En principio un Bentley amarillo canario no parece una buena idea, pero cuando lo ves cambias de opinión. Al menos eso nos pasó a nosotros. “Está muy bien para presumir por Miami, pero para España es como demasiado”, opina otro. Impresiones personales aparte, ya se sabe que el deportivo inglés es uno de los coches más polivalentes e impresionantes del mercado. Rápido como un Porsche, cómodo como un Mercedes y seguro como un Audi con tracción Quattro. ¿Pero será más rápido que Jan Farrell en la nieve?

Esto significa que no es solo un descapotable para presumir por bulevares soleados, sino que sirve para enfrentarse a la peor climatología. Eso sí, habría sido mejor si hubiese llevado neumáticos de invierno… Además es la versión Speed, la más deportiva del Continental GTC. Con un precio de 240.000 euros, su motor 6.0 W12 biturbo quema gasolina con mucha alegría, 15 litros a los 100 km según la marca, como si a su dueño no le importara pagarla –cosa que probablemente ocurra–.

Todas sus cifras son impresionantes, con una potencia máxima de 625 CV para un coche que pesa 2,5 toneladas –todo en él es macizo y de máxima calidad–, acelera de 0 a 100 km/h en 4,4 segundos y alcanza 325 km/h. Habría estado bien poder disfrutarlo en un lago helado con neumáticos de clavos, un sitio donde poder dar rienda suelta a su infinita potencia y su brillante motricidad. La conducción recuerda rápidamente esa máxima de Bentley: “La potencia sin esfuerzo”. Tiene un par tremendo y empuja con fuerza en cualquier marcha, a cualquier régimen. Enfrentarse a una pendiente pronunciada reafirma la autoestima de cualquiera, y detrás del volante lleva unas enormes levas –el cambio automático es de ocho marchas– al estilo Lamborghini. El conductor va aislado del mundo rodeado de cuero y madera, y con un exuberante equipo de sonido Naim. No hay que esperar una inmediatez en la respuesta a los mandos en plan Ferrari, sino de tipo Gran Turismo. Además nos pareció que su escape era menos escandaloso que el Speed de primera generación.

Según ascendemos y nos desviamos hacia estrechas carreteras llenas de nieve, nuestro Continental GTC se empieza a encontrar incómodo, incluso cuando hemos aumentado la distancia respecto al suelo –su suspensión neumática lo permite– y hemos desconectado los controles electrónicos. Y la vieja técnica de motivar al conductor con aquello de “no hay güevos” puede servir para superar alguna zona difícil… pero también para acabar empanzado sobre la nieve y tener que tirar de pala como si estuvieras en el frente ruso. Mucho peso, mucha potencia, mucho de todo.

En el otro extremo tenemos a un esquiador, que sin motor y con unos 80 kilos de peso, puede acelerar de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos, un segundo más rápido que nuestro deportivo. Su nombre es Jan Farrell y está acostumbrado a rondar los 200 km/h sobre sus esquíes. Nacido en Manchester hace 32 años e hijo de inglés y checa, vive en España desde que tiene cinco años y se siente madrileño. El año pasado se proclamó campeón del mundo de speedski en la categoría de Speed Down hill (SDH). La Federación Internacional reconoce dos modalidades, la de kilómetro lanzado (S1) con traje y casco aerodinámico y esquís de 2,38 metros, y SDH, con la equipación y los esquís de descenso alpino. En 2015 Farrell ha decidido competir en la máxima categoría (S1), y en la primera prueba del campeonato, en la estación de Grand-valira, alcanzó 175 km/h y acabó en el puesto decimotercero. En S1 el récord absoluto lo tiene el italiano Simone Origone desde 2006, con 251,4 km/h. Cuando Jan va a competir y habla con su madre por teléfono ella le dice: “No corras hijo…”.

Esta especialidad de alto riesgo precisa de preparación psicológica, además de física. “No es bueno correr con miedo, es peligroso”, nos dice. Y aunque no lleve motor, en su deporte la tecnología también es fundamental. “Los esquís deben estar encerados, rascados y cepillados después de cada bajada. Esto los va haciendo cada vez más rápidos. Este año he estrenado 10 pares de Atomic con tres estructuras distintas”. También son a medida el traje y los bastones, para lograr la posición ideal que permita rebajar tiempo al cronómetro.

Jan Farrell

Recientemente Jan Farrell ha probado un avanzado airbag para esquiadores, desarrollado por la firma Dainese y la Federación Internacional de esquí (FIS). Tecnologías como estas podrán, en el futuro, proteger de graves lesiones tanto a esquiadores como a motoristas. El llamado “D-air Ski” va integrado en un chaleco elástico que se ajusta debajo del traje y por encima de la protección de la espalda. La caída se produjo a unos 80 km/h. El deportista notó la explosión del airbag antes de tocar el suelo: “Me sentí seguro y protegido durante toda la caída, era como estar dentro de un caparazón. Me deslicé sobre la espalda unos 70 metros, sin un rasguño”. Para el resto de los mortales, mejor deslizarse al volante de un Bentley W12…

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