24h con Toyota en el mundial de WRC
Lo que pasa en el rallye, se queda en el rallye. Todos los amantes de los rallyes repiten esta frase una y otra vez, y no porque ocurran cosas que no se puedan contar, sino porque sin estar ahí, es muy difícil hacerle saber a otra persona lo que se siente ahí. El olor, la cercanía, la pasión, lo que mueve un rallye por el mundo no lo mueve ningún otro deporte de motor, y solo nos han hecho falta 24 horas con el equipo Toyota Gazoo Racing para comprenderlo.
8:00 AM
Nos vamos al AVE. Empieza el Rallye RACC con Toyota. Es la penúltima prueba del Mundial de Rallyes WRC de la temporada 2021. Este año ha sido especial para todos. En los rallyes se han recuperado pruebas que el año pasado fueron suspendidas por la pandemia. El WRC es de los campeonatos con más carreras del deporte.
Empezó la temporada en el mes de enero con el Rallye de Montecarlo, que siempre inaugura el año, y se cerrará en noviembre en el Rallye de Monza. En el RACC tenemos a dos de los pilotos de Toyota Gazoo Racing jugándose el título.
Por un lado Sébastien Ogier, un francés al que identifican como sucesor de Loeb, siete veces campeón del mundo. Por otro lado tenemos a Elfyn Evans, un joven galés de 33 años en busca de su primer título absoluto en WRC.
12:00 AM
Llegamos a la estación de Tarragona y allí nos recogen unos furgones grandes. Vamos al tramo. Me pongo a pensar, y creo que no pisaba un rallye desde que corría Antonio Zanini, allá por los años ochenta. Sé que voy a ver cosas nuevas, que todo habrá cambiado. Nos recoge un chico que me suena. Su cara me resulta familiar.
Cómo no me va a resultar familiar. «Soy Alex Moya, encantado». ¡Es uno de los hijos de Luis Moya! Quién no sería capaz de reconocer a un Moya. Luis lleva años retirado de la competición, pero trabajando para distintas marcas en asesoramiento y eventos con clientes y prensa.
Parece que el joven y apuesto Alex quiere ser como su padre. Vamos a comer y ponemos rumbo al tramo de Granadella.
15:00 AM
Llegamos a pie de tramo. Me bajo de la furgoneta y solo puedo observar a la gente. ¡Qué barbaridad! No vengo a un rallye desde los años ochenta pero el público ha cambiado poco. La gente está de fiesta.
Un evento de esta magnitud para pueblos de interior y pequeñas localidades no puede traer más que cosas buenas y la gente está contenta. Me llama la atención la cantidad de extrajeros. Los ejércitos de los pilotos del Este, luciendo con orgullo sus banderas y gritando los nombres de sus ídolos. Podría estar horas solo observando la pasión con la que aclaman a sus héroes.
16:38 PM
Empieza el tramo. Se empieza a notar en el ambiente. La gente se empieza a poner nerviosa y asoma la cabeza. Se oye en el eco de la montaña un estruendo.
Viene algo muy rápido y muy potente. Y de pronto, como una auténtica flecha, pasa un Toyota Yaris WRC pegado al asfalto como un avión justo antes de despegar. Toma la curva y desaparece en la montaña. Era Ogier. Me quedo alucinado.
Casi no me ha dado tiempo ni a mirar y ya no está. Por mucho que intente describirlo, hay que verlo para entenderlo. Nos quedamos allí a ver a todos los demás, no puedo dejar de mirar. No recuerdo haber visto tan de cerca algo tan espectacular.
No me ha dado tiempo ni a sacar el teléfono, aunque pensándolo bien, me alegro. Quiero seguir viendo esto con mis propios ojos y llevarme este recuerdo tan apasioanante para siempre.
18:00 AM
Ponemos rumbo a la asistencia. La asistencia es ese sitio mágico donde puedes ver de verdad lo que significa un rallye. Lo normal habría sido casi no poder ni entrar por la cantidad de gente que debería haber allí, pero la maldita covid-19 sigue presente y la FIA tiene prohibida la asistencia de público a los parques de trabajo. Esperemos que para 2022 todo vuelva a ser como antes.
19:00 PM
Llegamos a la asistencia y me quedo con la boca abierta. La fórmula 1 se celebra en circuitos que ya están ahí. Tienen que llegar los equipos y empezar la carrera. Aquí no. Esto es como el circo, itinerante. Todas las marcas llevan sus inmensos camiones y sus enormes estructuras alrededor de todo el mundo, y en cada rallye la montan y la desmontan. Pueden estar en España, Alemania…
O pueden estar en Australia o Argentina. Estoy totalmente alucinado con los enormes edificios que mueven. La asistencia de Toyota Gazoo Racing es la que más se puede recordar a las asistencias de toda la vida. Todo está cerca del espectador. Puedes ver a menos de dos metros a los ingenieros, a los mecánicos, las herramientas. ¿Cuántas personas habrá trabajando en cada rallye en Toyota?
Quizá 50. Nos dicen que va a venir alguien a hablar con nosotros y veo que se acerca un chico rubio, alto, con aspecto nórdico y un buen porte. Es Jari-Matti Latvala. Desde hace dos años es el jefe de equipo en Toyota. Sustituyó a Tommy Makkinen a los mandos de esta nave, y está haciendo un trabajo impecable. Latvala fue uno de los pilotos más famosos y queridos en el WRC en la etapa de VW.
Era compañero de equipo de Ogier, así que se conocen bien. Estuvo varios años en la búsqueda del título contra su ahora piloto estrella, pero nunca lo consiguió. Terminó bajándose de la competición pero sabíamos que no podría vivir sin ella. Jari-Matti sabe leer muy bien las carreras, entiende la esencia del deporte y por eso es una persona tan válida para el cargo que desempeña ahora mismo.
Nos cuenta que todo va bien, que los tres pilotos están haciendo su trabajo como deben, que el equipo está muy concentrado y que al fin y al cabo, pase lo que pase a final de año, el título se va a quedar en casa, por lo que están más que satisfechos.
Miro las pantallas y veo un descuento de tiempo. Queda un minuto. ¿Un minuto para qué? Y de pronto, otra vez ese sonido. Viene un coche. Llega Ogier. Entra en la asistencia y empieza en esa misma pantalla un nuevo descuento, esta vez de 40 minutos.
Es el tiempo que tiene el equipo en dejar el coche preparado para mañana y comprobar que esté todo ok. Más tarde entra Evans, y mismo proceso. El último en llegar es Kalle Rovampera, el más joven del equipo.
20:00 PM
Termina la asistencia y no podemos demorarnos demasiado. Los rallyes son preciosos, pero muy cansados. Duran muchos días, empiezan muy pronto y acaban muy tarde. Nos han dicho que mañana nos espera un día apasionante y que no deberíamos acostarnos muy tarde. Vamos a cenar y a dormir.
8:00 AM
Suena el despertador, me preparo y salgo del hotel. Álex Moya nos está esperando otra vez abajo en las furgonetas para llevarnos a otro sitio. Imaginamos que será un tramo, pero no como el de ayer.
9:30 AM
Llegamos a destino. Casi no me lo creo. Estamos en un helipuerto. Hace 20 años era normal que las marcas llevasen a la prensa a seguir el rallye en helicóptero. La gran dificultad de los rallyes para su cobertura es la cantidad de kilómetros que abarcan.
Moverte por los tramos es muy complicado en coche. Suelen estar muy lejos los unos de los otros. Pero también es cierto que en épocas anteriores, todo era distinto. No pensé que podría llegar a vivir esta experiencia que tantas veces he oído a mis colegas periodistas de rallyes, de poder ver tantos tramos como sea posible, en rallye casi entero, gracias a ir volando.
10:15 AM
Llegamos al tramo de Montmell. Otra vez estoy como ayer. Veo caravanas y muchísima gente por todas partes. Los amantes del deporte vienen a la montaña y están todo el fin de semana. Son capaces de aparcar la caravana un jueves y no moverse hasta el domingo solo para ver pasar estos espectaculares coches durante un par de horas al día.
Media hora más tarde pasa el primer coche. La misma sensación de ayer. Gente gritando, emocionada, agitando los brazos. Aunque los veas un millón de veces, sigues quedándote con la boca abierta. Son máquinas inigualables.
Estamos expectantes con la temporada 2022. Ayer nos enteramos de que cambia toda la reglamentación sobre estos coches de la categoría WRC. A partir del año que viene deberán ser híbridos. ¿Serán igual de espectaculares que estos? Es el gran debate de la asistencia y la cuneta, pero de momento habrá que esperar para saberlo.
13:00 AM
Almorzamos y seguimos con nuestro paseo por los tramos en helicóptero. En todos es igual. El mismo ambiente de fiesta, el mismo entusiasmo. Vemos tres tramos más. Como decía antes, algo impensable para hacer en coche, físicamente es imposible.
Continuamos toda la tarde y la aventura empieza a llegar a su fin. Repaso las fotos de mi móvil, las mando a la redacción. «Quiero contar cómo han sido estas 24 horas con Toyota Gazoo Racing». Y así lo hago. Así es vivir un rallye de cerca, con la marca que va a acoger al campeón del mundo 2021.
19:00 PM
La aventura termina. Toca volver al hotel, hacer la maleta y mañana vuelta a casa. No sé que pensará Zanini ahora de lo que se puede ver aquí, pero yo no tengo palabras. Ha sido la mejor forma de entender lo necesario que es el deporte del motor, lo que mueve y lo que hace sentir. ¡Larga vida a los rallyes