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Suzuki Jimny: Nos vamos de safari en nuestro Jimny y nuestro jet

Aunque tuviéramos más dinero que ese príncipe nigeriano que a veces contacta vía e-mail, elegiríamos al nuevo Suzuki Jimny siempre allí donde fuéramos porque es el 4×4 más compacto del mercado, lo que no le resta ni un ápice de aptitud y capacidad.

Suzuki Jimny

Todos los martes y viernes jugamos el sorteo del Euromillón, y es que aunque en nuestro caso adoramos nuestro trabajo, hay que pensar en la jubilación y darnos algún capricho. En la oficina siempre discutimos sobre qué haríamos con 8 dígitos en nuestra cuenta bancaria, pero los barcos y los jet privados suelen ser los favoritos. Por eso intentaríamos aunar nuestra pasión por las exquisiteces y la buena vida con el mundo del automóvil. Y mira por dónde tenemos una combinación ganadora.

Suzuki Jimny

Hace unos años Design Q, una empresa británica, desarrolló el prototipo Explorer, un jet regional BAE146 reutilizado y reconvertido al Avro Business Jet, básicamente un jet privado de recreo para aterrizar en cualquier terreno sólido, incluida la arena, la grava y la hierba. El interior de este exclusivo aparato de recreo es tan espacioso que puede albergar un comedor, un salón, dos camarotes privados y cuartos para la tripulación; en total, tiene un espacio suficiente para alojar hasta 19 ocupantes. Pero hemos pensado que ya que cuesta 12 millones de euros y nos lo harán a medida, le pediremos a Design Q, que la parte trasera sea un espacio de carga para llevar nuestro Jimny a donde queramos.

Y es que con solo 3,64 metros, 50 mm menos que antes; 1,72 metros de alto y 1,64 de ancho, el nuevo Suzuki Jimny es el todoterreno más compacto del mercado. Aunque ha ganado 5 mm de alto y 45 mm de ancho, su batalla siguen siendo 2,25 metros, con cuatro plazas y ahora más espacio para sus ocupantes. La reducción de tamaño se ha conseguido gracias a unos paragolpes menos prominentes y además, aunque el chasis lleva refuerzos se mantiene el peso.

Suzuki Jimny
El portón de carga del Jet se puede modificar para albergar una terraza desplegable pulsando un botón; en el Jimny el portón se abre de forma lateral.

Reductora de serie

Si bien es cierto que en su interior no podremos tener biblioteca o un televisor de 50 pulgadas en el salón con sillones independientes como en nuestro Explorer, tenemos todo lo necesario para surcar los caminos del mundo. Desde el nivel medio de equipamiento, en el JLX tenemos la pantalla táctil de 7 pulgadas con navegador y conectividad con el smartphone. De serie llevamos la reductora –en este caso en forma de palanca manual entre los asientos–, elevalunas eléctricos y climatizador, con mandos de otros modelos y un tacto agradable. En general el Suzuki Jimny es confortable por dentro y se respira una atmósfera de solidez, un habitáculo robusto que resistirá el paso del tiempo y el uso de maravilla. Incluso hay detalles retro, como los diales redondos en color naranja de la instrumentación, enmarcados en un marco cuadrado, como los primeros modelos. Y el pasajero de delante podrá sujetarse en los botes por el campo a un agarrador situado en el salpicadero junto a la guantera.

Suzuki Jimny

Las plazas traseras no son tan cómodas como los sillones de nuestro jet de recreo, pero tienen buen espacio para los hombros y la cabeza. Con ellos en posición útil el maletero es de solo 83 litros, pero abatidos sus dos respaldos crece a 377, 50 litros más que antes gracias a un mejor aprovechamiento del espacio. Además Suzuki ha creado un portón de apertura lateral, y los respaldos de los asientos son de plástico, facilitando su limpieza cuando carguemos cosas con tierra. Por otro lado, el suelo totalmente liso y a una altura media, permite cargar cómodamente nuestros souvenirs. Por supuesto, no puede faltar la rueda de repuesto acoplada al portón de serie en todos los niveles y de la misma medida, 195/80 R15.

Comienza el safari

Dejamos atrás nuestro Avron Business Jet y saltamos al pequeño Suzuki Jimny para ir de aventuras. Para movernos, Suzuki ha montado un motor 1.5 atmosférico de 102 CV y 130 Nm de par, una ganancia de 20 CV y 20 Nm de par respecto a la generación anterior. La potencia se entrega a 6.000 rpm y el par a 4.000 rpm, por lo que debemos ser alegres para movernos rápido. El motor es suficiente para impulsar al Jimny, y es que los japoneses siguen apostando por la ligereza, muy útil en el campo y a la hora de salvar pendientes. Este coche solo pesa 1.165 kg.

Suzuki Jimny

Asociado llevamos un cambio manual de cinco velocidades, y solo con el acabado JLX podremos pedir uno automático de cuatro, con un sobre coste de 1.765 euros. El tacto es bueno y notamos esa pequeña resistencia metálica con cada marcha que nos indica que la hemos engranado. La dirección es agradable, muy asistida pero sin perder la noción de que ocurre, aunque no será la más directa del mercado, nos vendrá bien fuera del asfalto. Pero primero surcamos el oscuro alquitrán, donde el Suzuki Jimny nos pide ir disfrutando del paisaje, rodando a 100 km/h o incluso 110 km/h no hay problemas de confort ni de ruido, es un coche agradable, que nos invita a pasear y disfrutar al volante, que para correr ya está el Swift Sport. Los consumos además no son altos, por lo que no tendremos que preocuparnos de buscar una gasolinera en mitad de Namibia o de perder maletero con garrafas por si acaso, pues homologa 6,8 litros.

Queremos alejarnos de la civilización, así que nos adentramos al terreno sin asfaltar, por caminos que parecen desembocar en ningún lado. En Suzuki han cogido el chasis del anterior Jimny y lo han mejorado a niveles de confort y sobre todo rigidez torsional, para rendir mejor en el campo, añadiendo refuerzos en su zona delantera y trasera, además de ensanchar el ancho de vías en 40 mm, ganando más aplomo en curvas y en cualquier terreno. El chasis, por supuesto, es de largueros y travesaños, con eje rígido delante, lo necesario cuando queremos capacidades offroad, las cuales aquí son mejores que en nuestro jet para cualquier terreno, por mucho que se empeñe Design Q.

Diversión a raudales

Empezamos con caminos suaves y por ahora nos limitamos a divertirnos con la tracción trasera de serie, y es que el Suzuki Jimny puede ser juguetón pero mejor no sobrepasarnos porque es alto y la suspensión tiene mucho recorrido para su uso en el campo. Además, vamos a 210 mm del suelo y eso se nota, tanto en la posición de conducción como en las inercias. Pero esto nos encanta cuando llegamos al primer camino rocoso. Es hora de conectar la reductora, el eje delantero se acopla y este girará solidario al trasero, pues no hay diferencial central, así que no olvides desconectarlo al salir al asfalto. El modesto Jimny se transforma y empieza a subir por cualquier sitio, su bajo peso y su tracción total lo hacen imparable. Los animales de la sabana podrán ser más rápidos cruzando sobre raíces, piedras o arena, pero no se divertirán tanto como nosotros. Llega una pendiente, bajamos marcha, subimos la aguja de las revoluciones con un golpe de gas y trepamos, un obstáculo menos, y ya hemos perdido la cuenta.

Paramos un momento a contemplar al Jimny en plena naturaleza. Sin duda uno de sus puntos fuertes es su diseño, que sin ser demasiado arriesgado, ha roto con la última generación y ha rendido un soberbio homenaje a su pasado. Si Mini reinterpretó su coche con mucho tino, o Fiat el 500, Suzuki ha sabido dar forma a su LJ de los años setenta en pleno 2018, con formas cuadradas pero mucho carácter. Nos encantan sus pasos de rueda y paragolpes en plástico negro, haciendo contraste con su gama de ocho colores. Los dos específicos para el Suzuki Jimny son el Kinetic Yellow, más pensado para que se nos vea bien en plena Selva Negra, y el Verde Jungle, para que ni el mismísimo Frank de la Jungla pueda vernos hasta que se tropiece con nosotros. Otro detalle que le da mucha personalidad es su calandra, que puede ser la tradicional de cinco aberturas con el logo de la marca en su centro, o una en la que aparece el nombre completo de Suzuki.

Suzuki Jimny

Además su diseño contribuye a mejorar nuestra vida a bordo. El pilar A más elevado y un capó plano mejoran la visibilidad delantera. Al mismo tiempo, al bajar la línea de cintura se aumenta la visibilidad lateral. Otros elementos exteriores a destacar son los vierteaguas con los que se previenen las entradas de agua en la cabina al abrir o cerrar las puertas, las extensiones de los arcos de las ruedas y los estribos laterales que protegen la carrocería de chinazos imprevistos, y los pilotos traseros incrustados en el parachoques para conseguir un diseño más sencillo al tiempo que permite tener un portón más grande y mayor ángulo de apertura del mismo.

Toca sacar la cartera. Recordemos que nos había tocado el Euromillón, pero venimos de barrio obrero y colegio concertado, así que sabemos valorar el dinero, por eso el Jimny es nuestro candidato, porque ofrece toda esta libertad desde solo 17.000 euros. Vale que metiéndolo en un avión se llega antes al Sahara, pero si el camino hasta allí lo haces sin pisar el asfalto, disfrutarás cada kilómetro con una sonrisa de oreja a oreja. El Volkswagen Beetle fue el coche del pueblo en su momento, el Suzuki Jimny es su versión offroad ahora mismo.

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