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Recorriendo los Alpes suizos en Porsche: la última experiencia de Centro Porsche Barcelona

No es la primera vez que el Centro Porsche Barcelona organiza una gran experiencia de conducción para sus clientes fuera de las fronteras de nuestro país. Como olvidar la gran aventura de 2019 para Cayenne y Macan en Marruecos. En este caso igual de lejos, por los Alpes suizos.

En 2020 no se pudo organizar nada parecido debido al Covid, no obstante, en este 2021 Centro Porsche Barcelona ha vuelto con fuerza con una nueva propuesta tremendamente atractiva. un viaje para deportivos por los Alpes suizos. Hemos vivido la experiencia en primera persona y os podemos garantizar que ha sido espectacular.

Pasión sobre ruedas

Porsche ha sido desde siempre una de esas marcas que mueven pasiones, una marca que hace vehículos excitantes y a la vez fiables, para que sus propietarios puedan disfrutar de su conducción casi eternamente. Literalmente.

Como dato curioso, Porsche es la marca que mantiene un porcentaje más alto de sus vehículos fabricados durante su historia, en orden de marcha -con el 911 como rey en esta estadística. En efecto, pueden cambiar de dueño, pueden pasar de padres a hijos, pero raramente un Porsche acaba fuera de circulación, porque siempre te pide volver a rodar sobre el asfalto.

Los modelos actuales de la marca bávara siguen generando estas mismas necesidades. Por eso qué mejor que un gran viaje para satisfacerlas en la mejor compañía.

Así es como Centro Porsche Barcelona lanzó a principios de verano el viaje que ahora se acaba de celebrar, con un recorrido por Suiza tan panorámico como en ocasiones exigente. Ni más ni menos que 15 coches han participado en la experiencia, y por lo que parece todos han vuelto con ganas de repetir.

Suiza: el país de la ingeniería de lo imposible

Para quien no haya estado en Suiza, le recomiendo enérgicamente descubrirla. Es un país tremendamente bello, en ocasiones tan perfecto que parece hasta difícil de asimilarlo. Limpio, cuidado, y con unos paisajes absolutamente espectaculares, entre cumbres nevadas y lagos naturales.

La particular orografía del lugar ha dificultado durante siglos los desplazamientos dentro del territorio donde se encuentra. Sin embargo, en los últimos 2 siglos esto se ha traducido en la construcción de una red de infraestructuras que son, en muchos casos, obras de ingeniería de lo imposible.

Esto incluye líneas de tren y tren cremallera, teleféricos, telecabinas… Pero también algo mucho más emocionante: carreteras de ensueño y varios de los mejores pasos de montaña del mundo.

Del Furka al Klausen Pass: un recorrido entre carreteras y localidades míticas

Generalmente cuando se diseña un viaje, lo primero es decidir qué ciudades se van a visitar. Sin embargo, en este caso, a la hora de diseñar la ruta, se dio la misma importancia a las carreteras a recorrer. Y es que cuando se viaja en Porsche la conducción tiene que ser uno de los pilares de la ruta, siempre. Y vaya si lo ha sido en este caso.

Calentando motores

El punto de encuentro fue en Ginebra, la capital de la alta relojería. No fue hasta la mañana siguiente que por fin nos pusimos al volante para empezar este gran viaje.

Para entrar en materia, la primera etapa empezó con el Coll de Mosses, un primer puerto de montaña que se inicia en una esquina del lago Leman para llegar a través de unos bellos paisajes hasta Gruyères. Sí, la ciudad del queso donde, como no podía ser de otra forma, pudimos comer queso fondue y raclette sin límites. Cuando hay que conducir es fundamental estar bien alimentado.

Y para hacer la digestión nada mejor que hacer un Jaunpass para llegar hasta Gstaad, uno de los pueblos más glamurosos de Suiza en cuyas calles solo hay boutiques del más alto nivel.

El mítico Furka: el hotel de la curva

La segunda jornada fue, en términos de carreteras, bastante más excitante. Y es que esta incluyó ni más ni menos que dos carreteras míticas por sus vistas y su trazado: Grimsel y Furka Pass.

En el Furka, naturalmente no faltó la parada obligada en el hotel Belvedere, punto de peregrinaje entre aficionados al motor de todo el mundo que acuden a él para sacarse la típica foto frente a su característico edificio. Hasta hace unas décadas, este se encontraba a tocar del glaciar del Rhone y hospedaba a la más alta sociedad.

En los 60 hasta apareció en la película Goldfinger de James Bond. Con el tiempo este Glaciar de los Alpes fue reculando, y el atractivo turístico que suponía desapareció, haciendo cerrar el hotel.

Tras esta parada, apareció un elemento para poner más emoción a la bajada: la lluvia. No obstante, esto no fue un problema, pues a los mandos de un Porsche moderno es difícil dejar de tener la sensación de control, puesto que la tecnología siempre está a disposición de las prestaciones, sí, pero también de la seguridad. Claro está que las manos expertas también jugaron su papel importante para llegar a Andermatt sin sufrimiento.

La nieve, una sorpresa fantástica

A pesar de la seguridad con la que se terminó la segunda etapa, la tercera iba a empezar con un poco de emoción: con el paisaje blanco tras una noche de nevadas.

De buena mañana, la carretera antigua del paso de St. Gothard, que data del siglo XIX y que hoy sigue adoquinada, estaba cerrada en el punto más alto. Así que los 15 Porsche debimos tomar la carretera nueva -no menos espectacular, para encontrarnos que, tras la nieve de la cara norte, en la cara sur brillaba el sol.

Por la tarde la nieve reapareció al pasar por el Albula Pass a más de 2000m de altitud dirección a St. Moritz. La estampa de una larga hilera de Porsche, con el paisaje totalmente nevado fue un verdadero escándalo. Aún se me pone la piel de gallina al recordarlo.

Klausenpass: La fiesta de la conducción

Finalmente, la 4ª jornada fue la última con puertos alpinos. Para iniciar el día nada mejor que hacer el Julierpass, un puerto con bellas vistas, pero bastante transitado. No obstante, para poner punto final a la experiencia de puertos suizos, la guinda al pastel la puso el Klausen Pass.

Este puerto de montaña constituye una carreterita pequeña que sube a más de 2000m por un trazado sinuoso con unas vistas de escándalo. Sin embargo, el hecho que disponga de rutas alternativas por autopista hace que los que lo transitan sean necesariamente entusiastas de la conducción (y autocaravanas, pero sólo en verano).

Es así como este último puerto fue el que más diversión al volante ofreció. Con las dotes de conducción mejoradas de las jornadas precedentes, la subida y bajada al Klausen se tradujo en una fiesta de la conducción en que los Porsche hicieron resonar por las montañas su rugido embriagador. Aún me sale una gran sonrisa cuando pienso en ello.

Cerrando el capítulo alpino

Finalmente, la última etapa por los Alpes fue de Luzerna a Neuchatel ya no ofreció ningún puerto más. Los que recorrimos en los días precedentes nos dejaron más que satisfechos en lo que fue una verdadera fiesta de la conducción, una experiencia increíble que permitió sacar el máximo partido de los deportivos de la marca de Stuttgart.

Una experiencia más allá de la conducción

No cabe duda de que el protagonista de este viaje por los Alpes ha sido la conducción. Aún así, también han cobrado protagonismo los buenos alojamientos, así como otros atractivos turísticos para compensar las horas de conducción.

El resultado ha sido una ruta por los Alpes con un recorrido variado que ha enlazado puertos de montaña míticos con paradas en algunas de las localidades más atractivas del país a las que han acompañado otras actividades.

Pero más allá de combinar ciudades con puertos de montaña en los Alpes, la ruta también ha deparado otro tipo de atracciones para poder dejar el coche aparcado durante distintas ocasiones, porque no todo tiene que ser conducir: también se pueden coger otros medios de transporte característicos del país. Como, por ejemplo, los 4 teleféricos que te llevan a lo alto del Shiltzorn, donde se rodó parte de la película Al servicio de su Majestad de 007.

La segunda excursión “sin Porsche” fue otra subida en teleférico, esta vez al Monte Pilatus. Desde la cumbre pudimos ver, por encima de un mar de nuves, la mayor parte de las montañas que habíamos recorrido durante los días anteriores, desde Gstaad a Andermatt y Klausenpass, una foto inmejorable para cerrar una ruta memorable. Esta última jornada puso punto final a este magnífico viaje, que solo deja buenos recuerdos entre sus asistentes y muchas ganas de repetir.

Centro Porsche Barcelona y las experiencias

Esta experiencia por los Alpes de Centro Porsche Barcelona ha sido definitivamente un éxito. Éxito que se suma al resto de actividades de circuito y salidas nacionales a los que ya nos tiene acostumbrados el concesionario de Barcelona y que ha significado la vuelta a los viajes internacionales como el de Marruecos 2019.

2022 promete, y todo apunta a que no sólo se pueda repetir esta experiencia, sino que posiblemente habrá más propuestas de CPB para disfrutar de la conducción fuera de nuestras fronteras. Como siempre, en CAR lo seguiremos de muy cerca.

Texto: Dani Blasco

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