Buscar

Prueba Renault Mégane RS 2018: eterno candidato de la deportividad

El último «GTI» que faltaba por renovarse ha llegado. La verdad es que desde que se presentara la cuarta generación del Renault Mégane en 2016, la espera para su versión más picante se ha hecho un poco larga. Pero ya da igual porque por fin hemos podido probar el nuevo Renault Mégane RS 2018, un coche en el que Renault Sport ha puesto toda su experiencia en competición al servicio del conductor de a pie, todo para dar como resultado la atractiva fórmula de los compactos deportivos, coches de perfecto uso diario con un enorme potencial deportivo. Sin embargo ahora hay tantos para elegir, que la solución pasa por empezar a descartar, y este nuevo RS será un candidato hasta el final.

Color llamativo y diseño atractivo

Esta tercera generación del Mégane RS se enmarca como opción equilibrada en lo que a estética se refiere, siendo más agresivo que alguno rivales, pero guardando más discreción que otros. El nuevo color Volcanic Orange no ayuda mucho a esto último, pero le sienta de maravilla en contraste con los toques en negro.

Su frontal ya nos indica el calibre de la montura que tenemos delante, con las siglas RS bajo el cada vez más grande rombo de la marca, esa calandra en negro y el sistema de luces RS Vision, el cual integra las luces de giro en curva, antinieblas y largo alcance. Su lateral incorpora unos nuevos faldones pero lo que más llama la atención es la salida de aire funcional del paso de rueda y las llantas de 18 o 19″, las cuales esconden las pinzas de Brembo pintadas en color gris.

Su zaga puede ser aún más agresiva que su morro, con el difusor trasero, un alerón superior y la salida de escape central. Con respecto a un Mégane GT, el RS es 60 mm más ancho delante y 45 detrás, así como 5 mm más bajo, así que o mires desde donde lo mires, el Renault Mégane RS se va a ver «gordo».

¿Y qué cambia por dentro? Pues como ocurre en este segmento en las marcas generalistas, que los cambios son los justos y necesarios, sin complicaciones. Nuevo volante, con opción de tapicería mixta en piel perforada y Alcantara (238 euros) y la marca central superior en rojo de las 12 en punto, unos asientos semibacquet de serie con tapicería en Alcantara y las siglas RS en rojo en el reposacabezas, muy cómodos y de buena sujección; unos pedales en aluminio y una palanca de cambios con piel perforada y toques en rojo.

Por lo demás, los pespuntes del tapizado son también en rojo, los paneles de las puertas tienen el mullido con una tela a imitación de fibra de carbono, y en el salpicadero llevamos una inserción de imitación de fibra de carbono con las palabras Renault Sport. Por lo demás, salpicadero, pantalla central y cuadro de mandos digital, todo es como en un Mégane.

Altas sensaciones deportivas

Pasemos a la acción, porque con el Renault Mégane RS se puede tener, y mucha. Está animado por un bloque de cuatro cilindros y 1.8 litros, compartido con el Alpine A110 2017, solo que aquí la potencia declarada son 280 CV y 390 Nm de par. A finales de año saldrá el Trophy con 300 CV y 400 Nm. Asociado podemos llevar el cambio manual de 6 relaciones o un EDC 6 de las mismas marchas y doble embrague automático.

El motor empuja muy bien, muy lineal para ser turbo, con una entrega del par a solo 2.400 vueltas y cuya potencia no llega al 100% hasta las 6.000 rpm, pero como tiene el corte de inyección a 7.000 rpm, podemos movernos por la zona roja sin miedo. Hace el 0 a 100 km/h en 5,8 segundos y tiene una punta de 250 km/h. En bajas en seguida se anima y el régimen medio y alto siguen teniendo mucha alegría que darte, no desfallece. Además el cambio EDC 6 en su modo deportivo cambia con una celeridad muy buena, y las levas fijas en la columna tienen una dureza perfecta, aunque si fueran más alargadas por abajo se agradecería.

Renault Mégane RS

Hoy hemos probado la versión de chasis Sport con el cambio automático, y es que hay que recordar que el Renault Mégane RS 2018 llega con tres configuraciones, siendo esta la más «modesta». La dureza de la suspensión es bastante acusada en ciudad, y con los resaltos y los baches tendrás que llevar más cuidado que al manipular la porcelana de la boda de tus abuelos. Pero es salir a carreteras reviradas, y los topes hidráulicos de la suspensión hacen magia, permitiendo trazar con precisión y absorver las irregularidades como un niño absorve el final de su batido de chocolate, sin pestañear. Esto hace que a ritmo alto que el coche no sea una tortura para tus cervicales y que no pierda agarre ni tracción.

Hablando de su capacidad para transmitir esos 280 CV y 390 Nm de par al asfalto, el chasis Sport lleva un diferencial electrónico que en la ruta de hoy ha trabajado brillantemente. La habitual luz de control de tracción que siempre aparece en este tipo de coches de tracción delantera al dar gas en plena curva o saliendo de ella con las ruedas giradas, hoy ha tenido el día libre.

No así el sistema 4Control, que ha trabajado a destajo para que el manejo del Renault Mégane RS haya demostrado ser de lo más eficaz del mercado a día de hoy. Ya es una maravilla lo que mejoran en maniobrabilidad y conducción el resto de modelos de la marca francesa, pero es que en el caso del compacto, ha sido ajustado por Renault Sport para ayudarte a trazar, simple y llanamente. Y eso es lo que hace, te ayuda a «redondear» la curva, como si llevaras un tracción total pero sin tener potencia atrás, por lo que notas como el coche se coloca mejor en el vértice de la curva y encaras su salida más rápido y más preciso, tanto que a veces se te olvida que puedes pasar más rápido y más cerrado por la curva.

Dado que es un coche con mucho potencial, es necesario un buen equipo de frenos, y por eso Renault ha confiado en Brembo. Delante llevamos 355 mm de disco y 290 detrás, suficientes para detener los 1.400 kg que pesa el Renault Mégane RS en poca distancia. El pedal de freno tiene una modulación correcta y en todo momento sabes la fuerza que estás ejerciendo, no hay sorpresas de que te de casi todo su potencial de frenado con rozar el pedal.

A nivel de configuración, el sistema Multisense está presente con 6 modos, pero para acceder a los más deportivos tenemos directamente un botón RS Drive bajo la pantalla central que activa el Sport y el Race. El coche automáticamente endurece la dirección, sensibiliza la respuesta del acelerador, en la caja EDC 6 aumenta su rapidez de cambio y el sonido del escape se torna más fuerte. Este por cierto, petardea al soltar el acelerador al ir a un régimen medio-alto y al cambiar de marcha mientras aceleramos. Hay disponible un Launch control para la versión automática y el ya conocido RS Monitor (198 euros) que nos da todo tipo de información de carácter deportivo.

Para circuito Chasis Cup ¡y manual!

Después de probar el Renault Mégane RS por carretera con el chasis Sport y cambio automático, el chasis Cup con cambio manual nos esperaba en el circuito de Jerez. El motivo de esta elección se debe a que con la caja manual se puede equipar el diferencial mecánico Torsen, en la EDC 6 no. Con este chasis el francés incorpora una suspensión un 10% más dura, por lo tanto más eficaz en circuito como bien hemos podido comprobar.

Si el chasis Sport ya ha sido un excelente compañero de rura, el Cup ha sacado brillo en circuito a la deportividad del RS. El coche traza por donde quieres y de manera noble, muy estable y sin perder un ápice de agarre. Los topes hidráulicos de la suspensión vuelven a demostrar por qué Renault Sport decidió instalarlos en el compacto francés. Por otro lado la caja manual de seis velocidades tiene un recorrido corto, preciso y fácil de engranar, por lo que, aunque en circuito siempre es recomendable uno automático, ha estado a la altura. Y más le valía porque había que probar el Torsen, de sobrada eficacia reconocida y que una vez más, la ha vuelto a demostrar.

En definitiva el Renault Mégane RS es un coche muy válido para circuito, obviamente mejor con el chasis Cup, que nos quedamos con ganas de probar en la calle para ver si es tan efectivo en carreteras en estado irregular, pero que ofrecerá un ajuste intermedio en la gama RS del Mégane para aquellos que no quieran la radicalidad del futuro Trophy. Los asientos por su parte han cumplido con su función de abrazarnos en cada curva para no salirnos de la posición de conducción, y Renault pone a disposición de los mas «quemados» el RS Monitor Expert, que te permite insertar una telemetría en tus vídeos grabados desde el móvil o cámara deportiva y compartirlo directamente en tus redes sociales o en una web dedicada.

Precio igual de competitivo

Ahora toca saber el precio de la respuesta francesa por la batalla de los compactos deportivos. Este es sin duda un factor clave en esta pelea, y es que hay muchos rivales como son el Hyundai i30N, el Peugeot 308 GTi, el Seat León Cupra o el Honda Civic Type R, cada uno con un carácter propio y un precio que siempre intenta ser competitivo. Para el Renault Mégane RS 2018 el precio es de 31.900 euros con descuentos para el chasis Sport con cambio automático. Si lo escoges manual antes de verano le quitas a ese precio 2.000 euros más, y si lo quieres con chasis Cup debes añadir 1.700 euros, pero a cambio te llevas una suspensión más deportiva y autoblocante mecánico Torsen. El Trophy no llegará por ahora hasta final de año. Es hora de elegir.

Preparados para la guerra: Seat León Cupra, Ford Focus RS y BMW M140i contra el Honda Civic Type R

TEAM CAR SPAIN PUBLICACIONES, S.L utiliza cookies propias y de terceros para recordar tus preferencias y optimizar la experiencia de usuario. Para obtener más información lee nuestra política de cookies.
Al pulsar en “Aceptar” aceptas el uso de las diferentes cokies que utiliza el sitio web. Puedes configurar o denegar el uso de las cookies en la configuración de la política de cookies.