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Prueba Mercedes GLA 220d 4MATIC, una talla más por favor

A nadie le gusta una camiseta que le quede muy apretada. Lucir bíceps está bien pero que el brazo se gangrene es otra cosa. Lo mismo pasa con un utilitario, puede estar bien y ser práctico pero a veces necesitamos un poco más. Así parece que fue la filosofía que dio vida al Mercedes GLA, una versión más alta y grande del exitoso Clase A. No se engañen la nueva generación del compacto alemán ha sido todo un acierto y un cambio radical, pero con la llegada de la era SUV y Crossover el GLA parecía necesario y así fue. Ahora toca ver si se nota ese volumen mayor tanto en la conducción como en el día a día.

De partida, al mirar al GLA es imposible no pensar en el Clase A. Y eso que este año se ha presentado su leve restyling de paragolpes, faros LED y algún que otro detalle. Eso no es malo, es como si al ver a tu novia te acuerdas de Kira Miró, mientras ella no lo sepa eso es bueno. Sus medidas son mayores obviamente (como seguramente pase con tu chica), pues mide 4,42 metros de largo, poco más de 1 cm comparado con el A, y es ligeramente más ancho y más alto con 1,80 metros de ancho y 1,49 de alto. Pero sin duda tiene buenas proporciones y su aspecto elevado y esos protectores delanteros y traseros en color metálico le da un toque diferente y original.

Y es que este pequeño SUV o Crossover urbano goza de un buen diseño proporcionado, se nota que es más ancho y más alto, esto último gracias a unos pasos de rueda más musculados con protectores negros en plástico. Las molduras metálicas que veis tanto delante como detrás y en los faldones laterales, así como las barras del techo son de serie. También su pequeño spoiler trasero. Por cierto en este caso las salidas de escape dobles no eran falsas, sino que dan salida a los tubos de escape pero de forma más estética, quedando estos más retrasados.

El Mercedes GLA que pasó por nuestras manos se trataba de la versión 220d con cambio 7G-DCT y la tracción total 4MATIC. Este motor de cuatro cilindros y 2.143 cc rinde 177 CV y 350 Nm de par. A priori suficientes para los 1.595 kg de peso del SUV compacto. Y si que lo son, sobre todo porque ofrecen a cambio un consumo muy bueno para tener en cuenta que llevamos la tracción total, aunque sea conectable, que ya pesa más, y unas llantas de 19 pulgadas, que aunque no son unas 21 como puede llevar un GLC, son bastante grandes comparadas con las de las marcas generalistas.

El caso, el Mercedes GLA 220d será sin duda la versión más vendida pues ofrece ese buen equilibrio consumos-prestaciones. No es el rey del mambo en carreteras secundarias pero podremos llegar antes a nuestro picnic a través del puerto de montaña. Empuja bien de primeras pues el par llega entre 1.400 y 3.400 rpm, pero como buen diésel el cambio deberá ser bastante inmediato. A propósito del cambio, la caja de cambios automática de siete velocidades y doble embrague es muy suave, pero es de las que acelera el coche siempre aún estando parados a 0 km/h.

Se nos ocurrió aprovechar que disponíamos del sistema 4MATIC y nos escapamos del frío asfalto con el GLA para meterlo por algunos caminos que probablemente nunca pise en su vida de vehículo casi urbano. Por la finca en la que lo probamos, nos cruzamos con uno de los guardas y mira tu por donde, llevaban un GLA, así que parece que no van mal para ir y volver de la ciudad al campo. Allá va el pequeño compacto rojo de mayores proporciones a mancharse de barro. Hemos seleccionado el modo Sport dentro del selector de modos y ¡voilà! cruzamos un riachuelo embarrado no sin dificultades pero si con éxito. Su altura libre al suelo de 13,4 cm ha sido un buen aliado. Hay que sumar que su corta batalla de 2,7 metros (idéntica que en el Clase A) le hace muy dócil si se le buscan las cosquillas intentando derrapara en el barro. Misión cumplida, GLA probado en carretera, caminos de tierra y barro y sanos y salvos y de una pieza vuelta a casa.

En su interior hay poco que contar si ya conocéis un Clase A. El Mercedes GLA contaba con una pantalla de 8″ que no, no es táctil, se maneja con el mando giratorio del túnel central de forma bastante rápida una vez aprendes algún comando y ubicación. Asientos de corte más deportivo en cuero, volante en cuero perforado ligeramente achatado por abajo y tomas de aire del climatizador en forma de «X» le daban al habitáculo una presencia más deportiva y no tan clásica, lo cual era un agrado.

Hay que decir que la sensación dentro es de mayor agrado que en un Clase A y eso que presentan la misma distancia entre ejes, pero quizás verlo por fuera más grande engañe a nuestro cerebro. Atrás hay buen espacio para dos ocupantes más y el maletero crece con respecto a su igual en el segmento de los compactos, pasando de 341 a 421 litros de capacidad.

En resumen este Mercedes GLA es un extra en todo lo que ofrece un Clase A y además con un diseño que se distingue a la perfección y se adapta a las nuevas tendencias. El más pequeño de su categoría ha sido un buen compañero de batalla y ha demostrado que en una talla más se puede ir también cómodo y presumiendo. Hablando de presumir, para hacerlo en un Mercedes GLA 220d 4MATIC habría que desembolsar 41.250 euros, pero si el campo no es lo tuyo siempre puedes optar por la versión de tracción delantera por 38.925 euros.

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